Al hoyo

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Este capítulo es narrado por Chuck.

Thomas va a pasar la noche en el hoyo. Voy a ir a verlo cuando la mayoría estén dormidos. Quiero verle y darle algo de comer. Gally ya lo está acompañando, los miro desde lejos porque si me acerco Gally no me va a dejar estar con él.

Thomas entró en el hoyo y Gally cerró la puerta. Ya se ha ido a dormir, pero quiero esperar por si acaso.

Vale han pasado un par de minutos. Voy a ir ya. Pasé por delante de la cabaña de Rebe para preguntarle si quería venir. Ella y Teresa están abrazadas durmiendo. Así que no la voy a despertar.

— ¿Quién está ahí? — Preguntó Thomas cuando vió la luz de mi antorcha.

— Yo. — Le respondí.

— Perdona Chuck, me habías asustado.

— Toma. — Le di un trozo de pan envuelto en una tela. — Para correr rápido y con energía tienes que comer.

Lo abrió y empezó a comer. Seguro que tenía mucha hambre.

— Gracias Chuck.

Creo que están muy cerca de encontrar la salida. No me cuentan nada porque según ellos soy muy pequeño, pero saben que no soy tonto y que de algo me entero.

Saqué de mi bolsillo el regalo para mis padres.

— ¿Qué tienes ahí?

Le acerqué la figurita y la antorcha para que lo vea bien.

— Me gusta, es muy bonito. — Dijo. — ¿Lo has echo tu?

— Rebecca me ayudó a hacerlo. Es un regalo.

—¿Un regalo para quién?

— Para mis padres.

Y cuando salgamos de aquí le voy a hacer uno a Rebe, ha sido mi madre aqui dentro.

— ¿Te acuerdas de ellos?

— No, pero supongo que debo de tener dos. Sé que estén donde estén me echan de menos. Me gustaría recordarles para echarles de menos a ellos también. — Me quedé en silencio y miré las puertas del laberinto. — ¿Qué crees que vais a encontrar allí mañana?

— No lo sé, pero hay una salida y la vamos a encontrar.

— Toma. — Le di la figurita.

La agarró y la observó mejor.

— ¿Chuck, por qué me la das a mi?

— Porque total no me acuerdo de ellos. Y sé que si encontráis la salida se lo puedes dar de mi parte. Bueno me voy a dormir, buenas noches.

Me levanté y ya me estaba yendo. Tengo sueño.

— Ey, Chuck. — Me llamó Thomas.

Así que di la vuelta y me volví a sentar con él.

— Llévalo tú. — Me dió el regalo otra vez. — Quiero que se lo des tu mismo ¿Sabes por qué? Porque vamos a salir de aquí todos. Te lo prometo ¿Entendido?

— Sí.

— Muy bien. Pues ahora a descansar que ya es tarde.

— Hasta mañana. Suerte.

— Hasta mañana. Saldremos de aquí.

Ahora si que me levanté y me fui a dormir. Le tengo mucho cariño a Thomas aun que lleve poco tiempo aquí. Con mamá me pasó lo mismo, a los dos días ya la quería como si me hubiese parido ella.

Llegué a nuestra cabaña. Estaban Minho y Newt, cada uno en su cama. (no estoy segura de como duermen en realidad, pero en la historia duermen los 4 juntos). La de Thomas obviamente estaba libre.

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