Minho le tiró su lanza antes de que pudiera disparar o herir a cualquiera de nosotros. Le dió en el pecho. Cayó de rodillas y después se tumbó.
Gally está muerto.
Me da pena, pero siendo realistas, con una picadura y con esa actitud, no llegaría a ninguna parte. Incluso puede que intentase herirnos, igual que ahora. Por suerte todos estamos bien.
— Mamá.
Chuck me abrazó. Supongo que esta escena le habrá impresionado.
— Tranquilo. — Le di un beso en la frente. — Todos estamos bien y podemos salir de aquí.
— Mamá... Yo no...
— Chuck ¡Chuck!
Me separé del abrazo. Me llevé una mano a la boca para no gritar.
Estoy temblando. Las lágrimas no dejan de caerme.
Chuck tiene sangre en el hombro. A Gally si le dió tiempo a disparar.
Thomas lo agarró y lo ayudó a tumbarse. Nos pusimos de rodillas a su lado.
— ¡Chuck! No no no no Chuck. — Thomas.
— Chuck amigo, no te preocupes. — Habló Newt.
— Chuck no tú no. — Lo sacudí. — No te duermas. Escucha mi voz ¿Vale? No te preocupes. Te vas a poner bien.
Entre las lágrimas creo que no se me ha entendido nada. Me tiemblan las manos. No recuerdo haber llorado así nunca.
— Mierda Chuck. — Dijo Thomas, también lo movió un poco. — Mírame. Estoy contigo, tranquilo.
— No pasa nada. — Su voz sonaba como si no tuviese aliento. — Papá, estoy bien, lo recuerdo.
— ¿Qué recuerdas cielo? — Pregunté.
— Todo, mamá, todo. Sois mis padres, siempre lo habéis sido. Los de verdad.
No es físicamente posible que llore más, pero lo que ha dicho lo ha conseguido. Me parece precioso que nos considere eso. Sus padres.
— Chuck te quiero muchísimo. Eres lo más bonito que nos ha pasado a todos en el laberinto. Te haces querer allá a donde vayas. Eres increíble. Te prometí que íbamos a salir de aquí y que te iba a cuidar. Eso es exactamente lo que vamos a hacer.
— Mamá lo recuerdo todo. Lo de antes del laberinto. Recuerdo a mi verdadera madre y eres tu. Desde siempre. Y Thomas mi padre.
Todos hablaban y animaban a Chuck. No entendí casi nada. Solo oigo mis sollozos y a él.
Yo no puedo ni hablar. Cada vez tiemblo más. Siento la piel de la cara pegajosa y deshidratada por la sal de las lágrimas.
— Venga Chuck. — Thomas seguía suplicando. — Chuck venga vamos. Tu puedes ¡Chuck! ¡CHUCK!
Está demasiado quieto. Chuck ha muerto. Mi mundo ha muerto.
Sin él nada tiene sentido. No tiene sentido haber salido.
Miré alrededor. Todos estaban llorando. Todos lo queríamos. Todos lo vamos a echar muchísimo de menos.
Chuck es parte de mí. No puedo respirar. Intento aspirar aire con la boca. Estoy templado y paralizada a la vez.
No me lo creo.
No puedo perderlo.
Me duele el pecho. Siento como si me estuvieran desgarrando el corazón. Tengo ganas de vomitar. Mi estómago está como encogido.
Es todo culpa mía. Si me hubiese puesto delante de él seguiría vivo.
Yo he matado a Chuck. Es mi culpa.
— Chuck... — Consigo hablar aunque no se me entienda mucho. — Hubo un antes y un después cuando llegaste al claro. Nos dabas alegría y ánimo a todos. Me acuerdo de la primera vez que me llamaste mamá. El hecho de que alguien te quiera tanto sin ser parientes me parece impresionante. Te prometí que nunca te iba a olvidar y te juro que no lo haré.
— Venga pequeño despierta. — Thomas lo sacudió de nuevo. — Venga chaval.
Es inútil.
Chuck está muerto.
No me importa. Seguí gritando. Intenté moverlo. No puede acabar así. Le moví todo lo que pude.
— ¡Maldita sea! — Thomas cada vez gritaba más. — ¡Lo habíamos conseguido! Lo siento muchísimo Chuck, de verdad que lo siento ¡Joder!
Esa bala me tendría que haber dado a mi. Él no se lo merece.
Se merecía vivir una infancia decente, no ser un experimento. Es lo mínimo que se merece.
No morir.
Chuck no puede morir.
Lo sacudí. Me aferré a él todo cuanto pude.
No hay forma de salvarlo.
Derrepente había demasiada luz. Las puertas se habían abierto. Una especie de guardias estaban entrando.
Thommy y yo seguíamos en el suelo. Yo no pienso separarme de Chuck.
Los guardias nos agarraron a ambos para sacarnos de aquí. Yo me aferré al cadáver de Chuck. Si llego a saber que esto iba a pasar yo misma habría matado a Gally hace unas horas.
Seguían intentando levantarnos. Tuvieron que venir ocho, cuatro para levantarnos a cada uno. Nos resistimos, gritamos, yo les arañé cuanto pude. Nada. No sirvió.
Salimos. El laberinto estaba en una especie de playa o desierto. Hay muchísima arena. Me fijé en todas partes y no veo nada de mar, así que un desierto.
Nos llevaron a un helicóptero. Cuando llegamos Thommy y yo ya estaban todos. Uno de los guardias me empujó dentro con tanta fuerza que me hizo daño.
Cerraron las puertas y despegaron.
— ¿Estáis todos bien? — Preguntó un hombre. — No os preocupéis. Ahora ya estáis a salvo.
Nos asomamos a la ventana.
El laberinto es exactamente igual que nuestra maqueta. El claro parecía minúsculo.
Soy incapaz de procesar que somos libres. Casi todos. Lo que no me creo es que Chuck siga ahí. Incumplí todas mis promesas.
— Relajante guapa. — Me dijo el hombre. — No llores, ahora todo va a cambiar.
Claro que va a cambiar. Hay una parte de mi que sigue en el laberinto.
Apoyé mi cabeza en el hombro de Thomas. Saqué la figurita de Chuck.
— Cuando nos quedamos atrás él y yo me lo dió. Le prometí demasiadas cosas Thommy. Me dijo cosas preciosas.
Extendió la mano y se lo di.
— Eres la mejor. Él tenía suerte de tenerte, y yo también.
— Al revés. Yo he tenido suerte con vosotros.
Fin de la primera parte.
El 2 de junio publicaré los cinco primeros capítulos de la segunda.
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Maze lovers
Romance🎀 Historia en español 🎀 Rebecca lleva tres años en el laberinto, fue la segunda en llegar, un mes después que Alby. Era corredora, pero se lesionó la pierna. Se lleva genial con Newt, Minho, Chuck... (los protagonistas básicamente) Su interés amo...