Una noche en el laberinto

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— ¿Que le ha pasado? — Preguntó el otro chico. No reconocí la voz.

— ¿A ti que te parece? La han picado. Va a morir y nosotros esta noche también.

Uno de ellos se arrodilló a mi lado y me levanto la cabeza.

— ¿Rebi estás bien?

— ¿Thomas? — Abrí los ojos como pude, si era él. — Eres un imbécil. Corred los dos. Intentad sobrevivir si podéis, pero a mi dejadme aquí.

— No. — Dijo Thomas.

— No quiero dejarla aquí Thomas, pero creo que tiene razón. — A buenas horas te das cuenta Minho.

— Ni de coña. — Me cogió en brazos. — ¿Hay algún sitio para esconderla y volver por la mañana?

— No, claro que no. Son todo paredes y más paredes. Tenemos que darnos prisa antes de que empiece a cambiar.

— No podemos dejarla aquí.

— Dejadme aquí, si Minho me hubiese dejado cuando se lo dije estaría en el claro. Y ninguno de vosotros tendría que morir esta noche.

Me agarró cada uno de un brazo y me intentaron llevar. Al parecer ha cambiado de opinión. Los dos son unos irresponsables. Andaron un rato (yo lo intenté) hasta que me dejaron en el suelo apoyada en una pared. Estoy consiente, pero apenas puedo oír. Intenté hablar.

— eharme ai, orer. — Creo que me han entendido.

Puedo abrir ligeramente los ojos, pero veo borroso. Le oigo hablar, pero no distingo lo que dicen. Uno de ellos me levantó, creo que Thomas. Sentí que me ataban. Me apoyaron en una pared con muchas plantas.

— Rebi, ¿Me oyes? — Tardé en procesarlo, ya que no lo entendí bien.

— I.

— Te ams scone ne eas lans. — No entendí nada.

— Eh.

— Te... vamos... a... esconder... entre estas... plantas. — Habló más despacio y lo entendí.

— Vale.

•  •  •

— Thommy viene alguien escóndete.

— Señorita Rebecca. — Dijo Ava. — ¿Que hace usted despierta a estas horas?

— No puedo dormir, pero ahora me tumbo en cama y lo intento.

— Eso espero, puede estar con sus amigos todo lo que quiera durante el día. Ellos tiene que dormir con el resto de los chicos.

Y se fue.

— Por poco — Lo dijo en un tono muy alto.

— Shhh

— Tranquila. — Susurró y me besó.

Nos tumbamos en la cama, yo encima de él.

Nos seguimos besando.

•  •  •

— Te quiero.

— Y yo a ti.

•  •  •

— ¡No pienso seguir formando parte de tus experimentos! ¡Déjame irme! A mi y a todos los demás.

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