¿Qué hay tras la puerta?

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- ¿Pretende que salgamos de aquí y vayamos a las montañas? - Me preguntó Minho.

— Mira no lo sé. — Le dije. — Yo propongo investigar esa sala, buscar a Teresa y luego ya veremos.

— ¿Thomas conseguiste la llave? — Aris seguía en el suelo.

— Sí.

— Venga pues vamos. — Dije.

— A ver puede que tengáis razón. — Habló Thomas. — Puede que sean paranoias mías, pero voy a asegurarme. Además con lo que ha dicho la doctora de Rebe estoy más seguro aún. Cubridme porfavor.

Entramos en el conducto. Volvimos por donde vinimos Aris y yo. Abrimos la reja.

— Voy yo primero. — Dijo Thomas y bajó.

Después fue Aris.

— Ehh a mí me da miedo.

— Rebi baja, que yo te agarro.

No me trasmitió mucha confianza, pero bueno. Bajé las piernas, me quedé agarrando con las manos. Thomas esperó abajo con los brazos abiertos y me tiré.

Vale no era tanta altura, menos mal. Aris cerró la reja y comprobó que no había nadie en el pasillo.

Thomas pasó la tarjeta robada por el lector. La puerta se abrió automáticamente y pudimos entrar.

A esta gente deben de encantarle los pasillos y las puertas. Entramos a un pasillo, a un lado había batas de médico y eso. Al frente había otra puerta. Se nota que forman parte de CRUEL, para salir del laberinto igual. Cuarenta y ocho pasillos y cincuenta y tres puertas.

— Ostras. — Miré al otro lado.

Había tubos enormes. Dentro tenían muchísimo líquido azul y unos bicho horribles. Parecían gambas enormes con pelo. Es asqueroso. Tenían patas y todo. Dan más grima que un lacerador.

Thomas abrió la siguiente puerta.

— ¿Qué es ésto? — Susurró.

Efectivamente lo que entraba eran cuerpos. Había muchísimos colgados del techo y enganchados con tubos. Creo que los usan para alimentar a esos bichos.

Les extraían sangre, o eso parecía. Miré las caras de todos. No puede ser.

— ¿Teresa?

Me acerqué a ella y le aparté el pelo de la cara. Menos mal. Ya he perdido a suficiente gente, no podía perderla a ella también. Mierda. Me acordé de Chuck y empecé a llorar.

— ¿No es ella no? — Preguntó Thomas.

Me quedé callada. No quería mencionar a Chuck porque a él también le había afectado mucho.

— Es Rachel. — Dijo Aris. — Se la llevaron la primera noche. Le prometí que todo iba a ir bien.

— Por desgracia no se pueden cumplir todas las promesas. A veces gente mala interviene y tú no puedes hacer nada por la persona a la que se lo prometiste.

Thommy me dió la mano, él sabe de quién hablo.

Se escuchó un sonido tras las puertas.

— ¡Mierda! — Exclamó Thomas en voz baja.

Se abrió la puerta. Él y yo nos escondimos tras una columna y Aris tras otra.

— ¿Seguro que no puede esperar?

— No puede ser, quiere hablar con usted personalmente.

— Como si yo no tuviera suficientes problemas.

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