Todo mi cuerpo se tensó al verla tomar la forma de mi hermana mayor. No podía dejar de verla, de temblar.
—¿La conoces? —indagó Valdis, con la voz exacta de Ethelia.
Asentí. Tuve que voltearme, esperando que tomara su verdadera forma mientras me llevaba las manos hacia mi boca, evitando dar algún quejido tras otro. Sin embargo era imposible, ya ambos se daban cuenta de inmediato de lo que me estaba ocurriendo.
—¿Es tu madre?—averiguó Lachlan, acercándoseme.
—Es mi...mi...—apenas podía hablar—. Mi hermana.
—Oh.
Y entonces, oímos el primer llamado al entrenamiento. Debíamos correr para llegar a la gran carpa teatral, ordenarnos todos en fila alfabética y entrar luego en grupos de cuatro.
—Vamos. Pensaremos en algo luego—indiqué, mientras me dirigía hacia la salida.
—¡Espera! —Valdis tomó mi brazo—.Puedo hacerme pasar por ella y hacer que abra su gran vitrina de licores. Suele esconder el veneno allí.
Asentí. No quería tener que entablar una conversación, explicando que mi hermana era una de las mejores mujerzuelas de Ámsterdam.
Llegamos a tiempo a la fila, estábamos casi al final de esta, teniendo que esperar nuestro respectivo turno. Era probable que Lachlan y Valdis estuviesen en mi grupo. Sin embargo sabía de antemano, que Tristán también sería parte. Claramente, haría todo lo posible para lograr fastidiarme.
Sabía que debía hacer ejercicios de estiramiento y algunas piruetas. Sin embargo en cuanto llegó nuestro turno, los chicos entraron primero, impidiéndome pasar. El guardia, solo se encargaba de negar con la cabeza.
Solo escuché aplausos que sonaban completamente ahogados. Al menos, sabía que ellos lo estaban haciendo bien, aunque me habría gustado ver el talento de Lachlan. No nos dejaban ver los entrenamientos de los demás, sin embargo parecía ser que había formas en que los demás supieran sobre mis habilidades.
La gran carpa estaba en constante movimiento. Mi espera parecía una eternidad, mientras solo veía a aquel guardia, viéndome fijamente. Creía que se cansaría, que sus piernas se acalambrarían y pediría que le suplantaran de inmediato. Pero solo se mantenía firme, apenas dando un solo pestañeo de sus ojos amarillentos.
—Tu entrenamiento no será allí—susurró una voz, haciéndome voltear.
Arlequín estaba mirándome con aquella sonrisa maliciosa. Se cruzó de brazos, esperando a que quizás yo le dijese la segunda ofensa del día.
—Sígueme. No tienes otra opción—indicó mientras se alejaba.
Me quedé quieta. Sabía perfectamente que estaba tramando algo, por lo cual solo seguí aguardando mi turno fuera de aquella carpa. Sin embargo sentía que aún estaba detrás de mí, sobre mi cuello.
—¡Hey! Son órdenes del Maestro—expuso Arlequín.
Me tomó fuertemente del brazo, arrastrándome casi a la bodega. Trataba de empujarle, de darle unas cuentas patadas que solo hacian ensuciar de tierra mis vistosos pantalones. Él tan solo tapaba mi boca con sus manos enguantadas, haciéndolo tan fuerte que por poco me deja sin respiración.
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El Antiguo Arte de Matar a un Inocente y Otros Espectáculos
FantasyRoan una joven ladrona con habilidades en la cuerda floja, se sumerge en un mundo oscuro de fantasía cuando su querido hermano es asesinado por miembros de un bello circo itinerante. Decidida a descubrir la verdad detrás del brutal crimen de su her...