▪︎ 𝐀𝐕𝐀 ▪︎ TEEN WOLF 𝕱𝖆𝖓𝖋𝖎𝖈 ©

✮ || the men in Ava's life.

capitulo treinta y siete;

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SIEMPRE HABÍA SENTIDO COMO SI UN TORZAL DE ESPINAS ENVOLVIERA SU CORAZON, una maraña invisible pero dolorosa que parecía haber echado raíces en su ser desde hacía mucho tiempo. Era una presencia constante, una parte de su existencia que había aprendido a soportar, aunque nunca a ignorar por completo.

Cada vez que la vida la golpeaba con la dureza de una palabra cruel, un recuerdo doloroso, o una decepción inesperada, las espinas se clavaban más profundamente en su carne, desgarrando no solo su corazón, sino cada rincón de su ser. Era un sufrimiento que resonaba en lo más hondo de su mente, enviando señales de angustia a cada nervio. Cada punzada, cada retorcimiento de las espinas, era un recordatorio de su fragilidad, de su lucha constante contra un enemigo que habitaba dentro de ella.

Y aunque sabía que esas espinas eran parte de ella, temía que un día, en medio de una nueva ola de dolor, terminara por destruirse a sí misma por completo, consumida por un tormento que nunca pudo desatar.

Ella creía que tal vez la raíz de su tormento estaba en su relación con su padre. Tal vez necesitaba superarlo, dejar atrás ese peso invisible que parecía acompañarla a dondequiera que fuera, pero ¿cómo podría hacerlo si ni siquiera sabía con certeza qué era lo que tenía que superar?

Era una sensación extraña, como un eco lejano de algo que apenas podía recordar. Sabía que tenía soltar algún rencor oculto, pero cuando intentaba buscar en su memoria el origen de ese sentimiento, se encontraba con un vacío. No podía recordar qué había pasado, ni cuándo, pero la necesidad de perdonar, de liberarse de aquello, estaba ahí, constante, persistente. Y así, se encontraba en un limbo, entre la necesidad de sanar y la incapacidad de hacerlo, atrapada entre el deseo de perdonar y la incertidumbre de no saber a quién o a qué debía dirigir ese perdón.

A su mente acudía el recuerdo de Derek Hale, una figura que había irrumpido en su vida en un momento en que más lo necesitaba

Después de la muerte de su padre, la ausencia de una figura paternal se convirtió en un vacío profundo que Ava apenas comprendía, un vacío que la llenaba de una oscuridad silenciosa. Era un dolor difuso, una sombra persistente que envolvía sus días, haciéndola sentir pequeña e indefensa frente a un mundo que de repente parecía más grande y más frío. Pero entonces llegó Derek Hale, como un rayo de luz inesperado que atravesó la penumbra en la que vivía.

Derek comenzó a llenar ese vacío, sin pretender ser un reemplazo de su padre, pero inevitablemente ocupando ese espacio en su vida.

Sus recuerdos juntos eran un bálsamo para el dolor que llevaba dentro, una luz que iluminaba los rincones oscuros de su mente, borrando las sombras de un pasado que su joven mente apenas podía recordar. Los momentos que compartían estaban llenos de una calidez y seguridad que Ava había olvidado que existían. Gracias a él, la oscuridad del pasado se desvanecía, como si la luz de su presencia fuera suficiente para disipar las tinieblas que la habían perseguido desde que tenía memoria.