Capitulo 33: Calma

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Algunos días después...

–Tus movimientos son muy apresurados aún, debes ser agresiva, contundente...– mencionaba la Hokage.

Y es que habiendo pasado ya unos días desde que había comenzado a entrenar a la pelirosa, podía decirse que con lo poco que estaba mirando, tenía un gran potencial. Le alegraba en sí que Sakura haya acudido a ella porque, al menos en opinión de Tsunade, no sería un potencial desperdiciado.

Y bloqueando de manera sencilla un golpe que iba dirigido a su rostro por parte de su alumna, la legendaria sannin la miró.

–... pero también debes pensar primero antes de hacer las dos primeras cosas que te mencioné hace un momento– comentaba, mientras Sakura se alejaba un poco, jadeando por el cansancio. –Hace un par de horas que estamos entrenando sin parar, creo que vendría bien un descanso, para ti sobretodo– comentó la quinta.

Ante eso, la pelirosa solo pudo sonreír puesto que el jadeo y el cansancio eran más.

...

Sentadas sobre el césped, un pensamiento algo fugaz llegó a la mente de la quinta.

Sakura parecía ser una chica fuerte, no hablando solamente en el tema de actitud o fuerza física, sino que su mentalidad también parecía serlo.

Como su maestra, ahora era su deber guiarla de la mejor manera para conventirla en una de las mejores kunoichis que podría haber ¿y quién sabe? con sus dotes para el control de chakra, incluso podría llegar a ser una ninja médico muy sobresaliente y, al menos en el escenario más positivo, la mejor.

–Sakura, te haré una pregunta– se escuchó la voz de Tsunade.

Algo sorprendida, la pelirosa miró a su maestra.

–Seguro, Tsunade-sama, adelante– dijo, extrañada.

–¿Tú qué esperas de tu futuro?– preguntaba. –Es decir, ¿cómo te ves tú misma en el futuro?– dijo.

Sorprendida, pero también un tanto reflexiva, su alumna quedó en silencio. Si era sincera, nunca se había planteado a fondo esa pregunta, claro que el hecho de no querer quedarse atrás en cuanto a habilidades era una de las maneras en las que se veía a futuro... pero por lo demás, bueno, hasta ese momento no se lo había planteado.

Así que tras unos instantes, habló.

–Pienso que me gustaría ser una de las mejores ninjas médicos que hay en el cuerpo, me gustaría también ser fuerte como usted...– decía, pausando un instante, para después volver a hablar. –También me gustaría tener una familia, tener un esposo que me ame, creo que esa sería mi vida ideal– respondió finalmente.

Para la quinta, eso sonaba a una vida verdaderamente ideal, sobretodo teniendo en cuenta de que eran kunoichis y, como tal, muchas veces su vida estaba llena de riesgos e incluso la muerte.

Aunque por unos instantes logro observar un destello de tristeza en los ojos de su alumna. Claro que lo había tratado de disimular como bien podía, aunque para Tsunade, leer esa clase de miradas se había convertido casi que en un hábito.

Se podría decir que la experiencia y los años de vida te daban ciertas ventajas para momentos así.

–¿Qué ocurre?– preguntó la legendaria sannin.

Mirando a su maestra, sorprendida, la voz de la pelirosa se escuchó.

–¿A q-qué se refiere?– preguntó.

Alzando una ceja, Tsunade habló.

–He visto esos ojos de tristeza tantas veces en mi vida, Sakura, y sé que algo está pasando por tu mente, al menos hasta el momento en que respondiste mi pregunta, así que adelante, dímelo– dijo.

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