Dos años después

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En alguna parte...

Dos años habían pasado desde que el Uzumaki había abandonado Konoha en busca de un entrenamiento fructífero junto a Jiraiya. Y si bien las cosas no habían sido fáciles en ese par de años, ambos se la habían arreglado bien para encontrar un intermedio entre los entrenamientos y los viajes que recurrentemente tenían.

En esos momentos, donde a ambos se les podía observar sentados en forma de loto, eran para Naruto, quizás, lo peor del nuevo entrenamiento que Jiraiya estaba implementando.

–¿Cuánto tiempo más vamos a estar así, sabio pervertido? está empezando a ser aburrido– dijo Naruto.

–No seas tonto– decía el legendario sannin. –Esto también es entrenamiento, aunque te parezca algo aburrido– comentó.

–No pienso que estar sentado y con los ojos cerrados se considere como entrenamiento, no estoy aprendiendo nada– decía el Uzumaki.

–El punto de este tipo de entrenamiento no es físico, sino mental– respondió Jiraiya. –Has mejorado en dos años, tanto en taijutsu como en controlar mejor tus clones de sombra, pero tu falta de concentración es la que aún debes mejorar, ya que has perdido casi todos tus combates contra mí por la misma razón, pero dime, Naruto, ¿un shinobi cómo es capaz de controlarse en una batalla? ¿o durante una misión?– preguntó.

Tras un poco de silencio entre ambos, la voz del Uzumaki finalmente se escuchó.

–Bueno... nunca me lo había preguntado antes, como tal, pero yo supongo que eso puede deberse a la experiencia, ¿no es así?– mencionó Naruto.

–Puede ser, pero tener experiencia equivale a seguir vivo, y en nuestro mundo y en lo que hacemos eso es poco probable si no mantienes la calma primero– decía, solo para después abrir sus ojos. –Recuerda que un shinobi siempre debe mantener su cerebro tranquilo y sus emociones controladas, ya que eso equivale a pensar y pensar nos lleva a sobrevivir– dijo finalmente.

Abriendo sus ojos de igual forma, Naruto suspiró.

–Supongo que tiene razón– decía Naruto. –Pero estaría muy bien aprender algún otro jutsu súper increíble, ¿cierto? los jutsus también te ayudan a sobrevivir– comentó.

Al observar a su alumno, un rostro de mucha incredulidad se reflejó en Jiraiya, ¿acaso no había escuchado nada de lo que dijo?

Pero pensándolo bien...

–¿Sabes? ahí concuerdo contigo, ciertamente, ya que tienes razón– decía. –Un shinobi también debe tener un arsenal diverso con el cual pueda defenderse, ya que si solo vas con tus puños o con un kunai, bueno, es más probable que te asesinen... claro, a menos que seas Gai o su alumno que es casi igual a él– dijo, para después levantarse. –Pero antes de nada, ¿aprendiste a controlar tu naturaleza de chakra?– preguntó.

Con mucha confusión en su rostro, Naruto negó.

–Eh, ¿eso qué es?– dijo.

¿En serio?– pensó Jiraiya. –¿Acaso Kakashi no te lo explicó?– preguntó, recibiendo solamente otro gesto de negación por parte del Uzumaki. –Bueno, debí haberte hecho esta pregunta desde hace dos años pero ¿qué te enseñó?– preguntó nuevamente.

Haciendo memoria, el jóven rubio colocó dos de sus dedos en su barbilla, tratando de recordar...

–Eh, Kakashi-sensei como tal me enseñó un poco de estrategia en combate, además de un poco de control de mi chakra para concentrarlo en mis pies y así poder adherirme a superficies o caminar por el agua– dijo, sonriente.

Sin expresión alguna, el legendario sannin lo observó.

–¿En serio no te enseñó nadamás que eso?– preguntó, aún incrédulo.

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