Capítulo 11

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Para cuando me convencí a mi misma de que Christopher estaba completamente loco y además tenía problemas de bipolaridad, ya había llegado la hora de cenar, pero ese no era el problema realmente, en todo el día no había tenido noticias de Alex.

Volví a chequear el chat pero él seguía sin haber revisado los mensajes que le había enviado. Probé nuevamente a llamarlo. Le había hecho alrededor de 5 llamadas a lo largo del día pero su celular ni siquiera sonaba. Puse el altavoz y cuando sonó el primer pitido confirmando que la llamada por fin había entrado casi saltó de la alegría en mi cama. Luego de 4 pitidos la voz de Alex se escuchó al otro lado de la línea.

- No estoy muerto - dijo apenas respondió

- Alexander Britt - fruncí el ceño aunque no me estaba viendo - Estoy indignada - Escuche su risa algo apagada

- Como que indignada - suspire - Estoy bien, solo que no podía estar en casa y mirarte a la cara luego de que prácticamente me bañaste anoche - Solté una carcajada

- No seas exagerado Alex - El río - ¿Es que no piensas volver a mirarme entonces? - Rodé los ojos - Además estabas vestido, no es la gran cosa

- Me siento avergonzado - Sonreí - Casi que perdí mi hombría ahí en esa bañera - Solté una carcajada

- Ya deja de hacer drama y ven a casa - Escuche de fondo una voz que me pareció muy familiar, fruncí el ceño - ¿En dónde estás?

- En un bar - respondió simple - Salí para contestarte y James ya vino a buscarme a ver porqué tardaba tanto

- Estas con James - Saber que no estaba solo me dejaba más tranquila

- Sip y con Cris también - Alce las cejas

- Esta bien, entonces tengan cuidado y nos vemos en casa

- Vale, mas tarde nos vemos, ten cuidado - Sonreí

- Tu ten cuidado mas bien - Lo escuche reír - Adiós

Suspiré volviendo a acostarme en la cama. Me había quitado un peso de encima al saber que Alex no estaba solo, ebrio en alguna esquina llorándole a su novia. Al menos ya podía dormir y no sentir remordimiento de pensar que él estaba solo.

No me di cuenta en qué momento me dormí, pero si supe en qué momento llegaron mis dos queridos primos completamente ebrios.

Un golpe seco me hizo despertar alarmada. Me incorporé en la cama mirando hacia el balcón creyendo que la puerta de vidrio se había cerrado con brusquedad, pero no era así, todo estaba en orden en mi habitación. Me puse de pie, esperando volver a escuchar algo más y efectivamente, lo escuche, solo que no era lo que yo pensaba.

La risa de James se escuchó fuerte y clara hasta mi habitación, fruncí el ceño comprendiendo la situación. Mis primos habían llegado a la casa. Gire hacia el reloj comprobando la hora e hice una mueca, no era lo mejor ser despertada a las 5 de la mañana por tus primos ebrios.

Salí al pasillo encendiendo la luz. James y Alex aparecieron al final de la escalera, abrazados y tambaleándose. Alce una ceja recostándome en el umbral de la puerta de mi habitación. Ambos se quedaron viéndome y estallaron en carcajadas. La puerta del cuarto de Paris se abrió dejando ver a la rubia restregándose los ojos.

- Buenas noches preciosas - Dijo James sonriendo hacia nosotras, Paris soltó un bufido

- Buenos días querrás decir - James me miró frunciendo el ceño confundido

- ¿Ya son días? - Pregunto Alex intentando sacar su celular del bolsillo trasero de sus jeans, fracasando en el intento y dejándolo caer con estruendo

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