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Seguían en la quinta, la joda más allá del inconveniente con el ex de la pelinegra había sido muy buena. La habían pasado increíble y Enzo había pasado su cumpleaños con la gente que él quería.

Era el cumpleaños de Enzo, se sentía mal por no haberle preparado nada para hacer hoy pero el le había pedido que no haga nada, que lo único que él quería hacer era pasarla con ella en la casa. Ni desayuno, ni regalos, nada.

Hoy Maggie se levanto y vio a Enzo tan relajado que decidió que dejarlo dormir un rato más era la mejor opción. Por lo que con sumo cuidado se libero de los enormes brazos del morocho y fue al baño a cambiarse.

El calor y sol que había eran impresionantes por lo que opto ponerse una bikini e ir al patio a acostarse en una de las reposeras.

Tomo de frente y luego se recostó pecho para abajo para poder broncearse la espalda. Estaba relajada escuchando el ruido de la pileta y los pajaritos cuando una voz la hizo sonreír.

—porque te ves tan hermosa haciendo una acción tan simple como tomar sol?— dice frustrado acercándose a ella—buenos días amor de mi vida— le da un pico y se acuesta a su lado en otra reposera luego de sacarse la remera.

—buenos días cumpleañero— le sonríe ella tapando el sol de su vista.

—como la pasaste ayer?— le preguntó el morocho.

—bien, estuvo lindo, más allá de lo que pasó.

—te juro que no sabía amor, los chicos me dijeron si podían invitar a unos amigos y yo les dije que si.

—ya se, me da bronca el, es más que obvio que sabe que soy tu novia y que obviamente voy a estar, para que viene?.

—si, eso también me enojo y se lo dije cuando lo saque a patitas a la calle— el se río— no te hizo nada no?.

—nono, te hubiera dicho, Madison lo vio, me aviso y yo te fui a preguntar si lo conocías porque sino capaz se había metido y bueno...

—hiciste lo correcto, sino me hubieras dicho yo ni me enteraba que ese gil estaba en mi casa—ella se río.

—me dieron ganas de tomar terere— la pelinegra se levanto y fue adentro nuevamente a preparar su terere.

Se preparo un jugo de frutilla, le puso muchos hielos y volvió con todo listo encontrándose con Enzo en la misma posición que antes.

—placeres de la vida...—habla el morocho sentándose en la reposera ubicada a la izquierda de ella.

Tomaron la bebida hasta que el termo se vacío y tuvieron que parar.

—a ver como esta— dijo Enzo y se tiro a la pileta salpicándola y haciéndola reír.

—y? Como esta?— preguntó Maggie sentándose en el borde mojando sus pies en el agua.

—vos? Hermosa, el agua? Un poco fría— ambos se rieron y el se apoyo en las piernas de ella que estaban sumergidas.

—vos sos el hermoso acá— le respondió acariciando su pelo mojado con delicadeza.

—no me tientes reina que soy capaz de cualquier cosa— le dijo el y ella rio.

—como las estas pasando en tu cumpleaños?.

—perfectamente bien, esto es lo que quería, pasarla con vos los dos solos, la joda ya fue ayer y mañana viene mi familia a almorzar, no necesito más nada, aunque si me queres dar un regalo en específico no me quejo de nada— dijo el morocho cambiando el tono de su voz y dejando besos en sus muslos donde estaba recostado.

Maggie se bajo y termino metiéndose a la pileta quedando enfrentados y ella contra la pared de la pileta.

—que un poco, esta congelada gil—el se río y la agarro de la cintura.

—queres que te caliente?— le pregunto sobre sus labios y los unió cuando terminó de hablar.

Empezó siendo un beso tranquilo y deseoso hasta que él empezó a bajar sus besos hacia el cuello de ella sabiendo cuan le gustaba que lo haga.

—me volves loca morocha— le dijo sobre su cuello causando un escalofrío en ella.

—estamos en la pileta Enzo— dijo Maggie intentando no demostrar las cosas que le hacía sentir con sus besos.

—deja de hacerte la otra nena— dijo brusco levantándola haciéndola que enrolle sus piernas en su cintura—te amo hermosa.

Lo siguiente que hicieron fue entregarse al otro, pero ambos sentían que esta vez era distinta, porque con el amor que ellos se trataban los hacían pensar que esos "te amo" si valían la pena y no eran unas palabras más salidas de sus bocas, eran palabras verdaderas. Con un sentimiento detrás.

—te amo hermosa— dijo el saliendo lentamente de ella.

—yo a vos.

—bueno, salgamos que te vas a enfermar— dijo el atinando a salir de la pileta pero Maggie lo detuvo.

—me ayudas?— preguntó avergonzada con un puchero y él sonrió.

—veni mi reina— el la alzo a upa y ambos salieron de la pileta yendo a la habitación envueltos en unas toallas.

Se dieron una ducha rápida y sus sonrisas no se borraban, se acostaron en el sillón que se encontraba en la terraza y tapados abrazados se quedaron mirando el cielo y las estrellas que lo decoraban.

—te amo Maggie, ya no se como explicarte lo mucho que lo hago, es como que del día que te conozco no salís de mi cabeza un segundo, me encantaría darte todo lo que te mereces, decirte que te mereces el cielo es quedarme corto... con esto quiero llegar a que en estos momentos y que ojalá en el resto de mi vida te considero el amor de mi vida y me encantaría estar con vos hasta viejitos y poder contarles a nuestros hijos todas nuestras historias— a este punto Maggie era un mar de lágrimas— ey, no llores, si vos no queres lo mismo lo entiendo, yo voy a ser feliz cuando vos seas feliz y si no sos feliz yo voy a mover tierra y agua porque lo seas.

—no es eso amor, solo... me emocione—él sonrió y la beso— te amo Enzo.

Miedo al rechazo ; Enzo Fernández (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora