capitulo 22 - La feria

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Charlie se emocionó al ver todos los puestos y luces que había en el lugar, así como los grandes juegos a los que definitivamente quería subirse.

_ ¡Vamos, papás! _ les jalaba las manos llevándolos al primer juego que veía sus ojos.

_ Tranquila, manzanita _ Lucifer reía dejándose llevar por su hija hacia un juego de lanzamiento.

_ ¡Bienvenidos! ¡Prueben su puntería y ganen uno de los premios! _ el hombre que atendía el juego gritaba con entusiasmo, atrayendo a la gente.

_ ¡Vamos, Papá Lucí, ganemos ese pato gigante! _ abalanzaba Charlie.

_ Sí, señor, venga y gane un hermoso juguete para su pequeña _ el hombre era astuto al utilizar el entusiasmo de la niña.

_ Está bien, manzanita _ sonrió Lucifer.

Alastor solo sonreía al ver cómo Lucifer se acercaba al puesto y el hombre le cobraba para que comenzara a jugar. Sin embargo, Alastor notó algo extraño en la situación.

_ Yo lo haré _ Alastor pagó y comenzó a jugar, ya había descubierto la trampa, así que con ayuda de su sombra, incluso en el mundo humano, logró acertar en todos los tiros, ganando el juego.

_ ¡Yey! _ gritó la niña.

_ ¡Bien hecho, amor _ Lucifer le besó la mejilla sonriendo.

_ Pueden elegir su premio _ la sonrisa del hombre se torció, claramente no esperaba que ganaran.

_ El pato gigante, por favor _pidió Lucifer.

_ Gracias _ dijo la pequeña Charllie recibiendo el peluche.

_ Vamos a seguir _ Alartor sonreía al ver a su hija tan feliz.

_ Sí, sigamos _ Lucifer se sostuvo de la mano de Alastor mientras continuaban caminando.

Intentaron ganar en otros puestos y juegos, Alastor dejaba que jugaran y solo intervenía donde los dueños hacían trampa para que no pudieran ganar.

Charlie y Lucifer comían manzanas acarameladas mientras caminaban.

_ ¿No quieres un poco, Al? _ preguntó Lucifer a Alastor.

_ No, cielo, sabes que no me agrada el dulce _ Alastor respondió sonriendo.

_ Pero te casaste conmigo, y yo soy muy dulce _ le dijo Lucifer acercándose más, tanto que Alastor lo sostuvo por la cintura apegándose.

_ Papi _ la voz de su hija los sacó de su burbuja, _ me ensucié _ Charlie había dejado caer un poco del dulce de su manzana.

_ No te preocupes, corazón, ahora te limpio _ sacó un pañuelo para limpiar la mancha y las mejillas de su hija. _ Alastor, ¿podrías traerme una botella de agua? _ le pidió.

_ Claro, ahora vuelvo _ Alastor se alejó para comprar una botella de agua en un puesto cercano.

_ Papi Lucí, lo siento _ se disculpó la pequeña.

_ No pasa nada, corazón _ Lucifer la tranquilizó con una sonrisa. _ Los accidentes pasan, no tienes que preocuparte. Tu papi Lucí y papá Al siempre te ayudaremos _ Removió un poco los rubios cabellos de su hija.

_ Disculpa _ una voz femenina hizo que Lucifer volteara.

_ Hola, ¿qué se le ofrece? _ saludó y preguntó el rubio.

_ Yo solo quería saber si conoce esta dirección _ le entregó una nota donde estaba escrita dicha dirección.

_ Lo lamento mucho, pero no soy de la ciudad, así que no conozco las calles, discúlpeme _ se disculpó Lucifer, rascándose la nuca un poco apenado por no poder ayudar a la dama.

_ Oh, entiendo, tranquilo _  la joven se sonrojó ligeramente, notando lo apuesto que era el hombre frente a ella.

_ Pero puede esperar a mi esposo, él es de aquí, así que probablemente sepa dónde es ese lugar _ ofreció, queriendo asegurarse de que la joven no se perdiera, especialmente estando sola.

La joven se sorprendió al escuchar la palabra _ esposo _  pero mantuvo una sonrisa. Ella no juzgaría a nadie por sus preferencias; a ella le gustaba la pizza con piña, algo que para algunos era una abominación, pero a ella le gustaba.

_ Me encantaría, de verdad, estoy un poco perdida _  la joven sonrió y observó a la pequeña niña que se sujetaba a la pierna del hombre.

_ Bueno, esperemos, solo fue por una botella de agua _ Lucifer miró a su pequeña y la presentó. _ Ella es Charlie, mi hija _ la presentó.

_ Hola, pequeña, mi nombre es Elena _ se presentó la joven castaña.

_ Hola, señorita _ Charlie saludó con una sonrisa tímida.

_ Siéntense, esperemos _ propuso Lucifer.

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Caminaba un poco fastidiado, ya que el vendedor intentó cobrarle el doble por una simple botella de agua, pero no le permitió salirse con la suya y de manera hábil, con la ayuda de su sombra, tomó una botella sin que se diera cuenta.

Al regresar al lugar donde deberían estar su esposo y su hija, llegó al sitio donde los había dejado, pero notó que no estaban allí. Sin embargo, escuchó la risa reconfortante del hombre que ocupaba su corazón, lo que lo guió hacia ellos y presenció una escena que no le agradó en lo más mínimo.

Encontró a Lucifer sentado en una banca con Charlie en sus piernas, pero lo que le molestó fue ver a una mujer a su lado, riendo y tomando la mano de Lucifer, quien solo se sonrojó.

Se apresuró y a pocos pasos de distancia llamó a Lucifer, su voz salió más gruesa de lo habitual, pero eso no le importó.

Lucifer se sobresaltó al escuchar la voz grave que reconocía, volvió la mirada y encontró a su lado a Alastor.

_ Al, amor _ le sonrió inocente.

_ ¿Papá Al? _ la pequeña miró a su papá Al con cierta extrañeza, notando una aura que le resultaba extraña y desagradable.

_ ¿Quién es la encantadora dama? _ preguntó Alastor, tratando de controlarse al notar el leve temor de su hija hacia la extraña aura que desprendia.

_ Oh, claro, Al, ella es Elena. Me pidió ayuda para llegar a una dirección, pero como no conozco el lugar, le dije que esperara con nosotros a que llegaras tú y tal vez puedas darle indicaciones _ explicó Lucifer.

_ Así es, su esposo fue muy amable _ la joven que había permanecido callada durante la escena, habló con calma y una sonrisa, aunque momentos antes había sentido una sensación que le erizó la piel.

_ Oh, entiendo. Aquí tienes la botella de agua, Lucifer _ Alastor no lograba recobrar su buen humor, y Lucifer lo notaba por la forma en que le hablaba.

Tomó la botella y mojó un poco el pañuelo para terminar de quitarle la mancha del vestido de su pequeña.

_ Déjame ver la dirección _ se dirigió a la muchacha.

_ Sí, aquí está _ le entregó la nota.

_Conozco este lugar, no está tan lejos. Solo camine tres cuadras en esa dirección y luego gire en la segunda esquina a su derecha _  le explicó, ya que había visitado el lugar en vida muchas veces y como el asesino serial de Nueva Orleans, conocía cada rincón, aunque hubiera cambiado un poco con el paso del tiempo.

_ Muchas gracias _ dijo la mujer. _Adiós, Lucifer, pequeña Charlie _ se despidió de ellos, pero lo que sorprendió tanto a Lucifer como a Alastor fue el beso que dejó en la mejilla del rubio.

Lucifer salió de su asombro y dirigió su vista a su esposo.

_ Continuemos, ya está anocheciendo_ habló Alastor, cargando a Charlie y comenzando a caminar.

Lucifer apresuró su paso y tomó el brazo de Alastor para caminar a su lado.

_ Amor _ llamó Lucifer a su compañero, quien no contestó. _ Vamos, amor _ volvió a hablar, tratando de que su pequeña no notara lo que sucedía. Afortunadamente, ella estaba entretenida mirando a su alrededor sobre los hombros de su padre, Alastor.

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El segundo gobernante después de la historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora