capitulo 23 - celos

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Los fuegos artificiales iluminaban el cielo, creando un espectáculo hermoso que todos disfrutaban.

Lucifer se aferraba al brazo de Alastor desde que la joven se despidió, notando la frialdad inusual en su esposo, lo cual lo entristeció. La pequeña Charlie ya estaba dormida.

_ Regresemos al Infierno _ Alastor le dijo con voz fría.

_ Al, amor _ pensó en quedarse más tiempo, al menos toda la noche, recordando su plan de hacer el amor en el mundo humano con su amado Alastor, lo que lo hizo sonrojar.

_ Volvamos, Charlie irá mañana con Rosie para los últimos detalles de su vestido para su cumpleaños _ sin más, Lucifer obedeció, evitando cualquier discusión con Alastor.

Hizo aparecer su bastón y golpeó el suelo, abriendo un portal al Infierno. Alastor, al pisar el inframundo, asumió al instante su apariencia demoníaca, al igual que Charlie y Lucifer.

_ Al, ¿podemos hablar? _ intentó entablar una conversación, pero Alastor ya había desaparecido. _"Lo esperaré en nuestra habitación"_ se dijo a sí mismo mientras caminaba hacia allá.
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Alastor apareció en la habitación de Charlie y la dejó en su cama, cambiando su vestido por su pijama con un poco de magia. "Descansa, mi niña", besó su cabecita antes de desaparecer de nuevo y reaparecer en su propia habitación.

Entró en la habitación aún con los celos que sentía hacia esa mujer. Sí, estaba celoso, nadie tenía el derecho de tocarlo, pues era solo suyo. Pero Lucifer no tenía la culpa, él lo sabía, su querido ángel caído no tenía la culpa, pero no podía deshacerse de esos celos.

_ Al~ _la voz seductora de Lucifer llegó a sus oídos y sus ojos lo encontraron sobre la cama, solo con una bata roja y negra que resaltaba sus blancos hombros y piernas totalmente desnudas, eso lo hizo sonreír acercándose a él.

_ Lucifer, ¿a qué se debe esta seductora bienvenida? _ preguntó Alastor, acariciando las mejillas de Lucifer.

_ No me gusta que estés tan frío conmigo _ dejó que Alastor acariciara sus hombros, los ojos del demonio ciervo no perdían detalle de su amado Lucifer.

_ Entonces, ¿preparaste este lindo espectáculo para mí?_  preguntó, dispuesto a ver lo que Lucifer haría.

_ Pues _ Lucifer sonrió malicioso, pues le daría todo un espectáculo a su marido. _ Deléitate con el espectáculo, mi amor _ sonriendo más ampliamente.

Lucifer se separó de Alastor y le dio la espalda, gateando hacia la cabecera de la cama y se recostó en ella con el pecho contra el colchón y las caderas levantadas. Levantó su bata, dejando al descubierto su redondo y bien formado trasero, se sonrojó un poco por lo que haría, pero era su esposo y ya habían hecho el amor varias veces, así que darle un espectáculo íntimo no debería darle vergüenza.

Sonrió acomodándose mejor, llevó una de sus manos hacia sus glúteos y los abrió, dejando a la vista su entrada.

Miró sobre su hombro y pudo ver a Alastor sentado frente a la cama con una gran sonrisa, la cual lo hizo estremecer.

_ Vamos, Lucifer, sigue _le pidió con la voz sin filtro. Lucifer solo colocó sus dedos en su entrada y comenzó el espectáculo.
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Alastor observaba a Lucifer mientras este se penetraba con sus dedos, llenando la habitación con gemidos y ruidos húmedos.

_ Vamos, Al, amor _ jadeaba Lucifer mientras abría más las piernas sobre la cama, tocaba su miembro mientras jugaba con su interior, pero ya quería sentir a su esposo.

Alastor se levantó de la silla, subió a la cama y se posicionó detrás de Lucifer, agarrando sus caderas y retirando las manos de este.

_ Si por cada vez que me ponga celoso me darás un espectáculo de esta manera, me pondré celoso más seguido_ agarró las caderas, bajó el cierre de su pantalón, se acomodó y en un rápido movimiento de caderas penetró a su ángel caído.

Lucifer gimió sosteniendo la almohada, Alastor le daba unas embestidas muy placenteras llegando a sus lugares más dulces.

Miraba a Lucifer desde arriba mientras embestía, levantando la bata roja y mostrando una vista erótica. Le propinó una nalgada a Lucifer y escuchó su gemido más fuerte, su interior se apretó y llegó a su límite.

Al sentir el orgasmo de su esposo, Alastor no aguantó mucho más y, con unas cuantas embestidas más, se vino dentro, recostándose sobre la espalda del tembloroso rubio.

_ ¿Qué te pareció, amor? _ Lucifer recuperaba el aliento.

_ Me encanto _, Alastor lamió el hombro de su hombre, clavando una mordida en este.

_ Al~ _ llamó Lucifer a Alastor.

_ ¿Qué sucede? _ respondió Alastor, llenando de besos los descubiertos hombros. Lucifer se volteó con cuidado, Alastor vio esto y se levantó, dándole espacio sin separarse mucho.

_ Entonces, ¿me perdonas? _ preguntó el rubio. _ Oh, Lucifer, cielo, no estaba molesto contigo, solo celoso de esa mujer _ le confesó el demonio ciervo. Lucifer sonrió y abrazó a Alastor con cariño.

_ Es hora de dormir _ habló bostezando. _ Sí, también estoy cansado _ respondió. Ambos se acomodaron y se entregaron al mundo de los sueños.

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Lucifer se despertó en la oscura noche sintiendo los brazos de Alastor rodear su cuerpo con protección. Sonrió y se levantó lentamente, sintiendo un poco de sed. Se sentó en la cama, sintiendo una punzada en una parte baja.

_ Fue un poco brusco _ se frotó la espalda baja mientras caminaba lentamente hacia el espejo de cuerpo completo de la habitación. Se detuvo frente al objeto reflectante, mirándose detenidamente, sonrojándose al ver las marcas en su cuello y hombros. A Alastor le encantaba morder.

_ Me veo ardiente _ se halagó a sí mismo acomodando su bata.

Agradeció a Asmodeus por regalarle esas lindas y sensuales batas de bodas con una nota que decía:

"Esto es más un regalo para el gobernante Alastor, pues él lo disfrutará más 😉".

No pudo usarlas en su noche de bodas, pero ahora les daría buen uso y al parecer descubrió el gusto que tenía su esposo al verlo con solo una bata. Emitió una risa baja al darse cuenta de que quizás era el único fetiche de su algo anticuado marido.

Sintió las manos frías de la sombra que siempre seguía a Alastor, pues literalmente era su sombra.

_ Ali, ¿qué pasa? _  Lucifer sintió cómo las manos oscuras del ser lo sujetaban de la cintura con una mano, mientras subía su bata con la otra. _ Puedes tocar un poco, Ali, pero hazlo en la cama, tengo sueño._

La sombra lo envolvió y lo llevó de vuelta a la cama. Lucifer se recostó y los brazos de Alastor lo rodearon nuevamente. Sintió cómo sus piernas fueron separadas y las manos oscuras de la sombra acariciaban sus muslos.

Quizás podría dormir más relajado con los delicados masajes que recibía en su cuerpo.

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El segundo gobernante después de la historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora