Ava Wick
Me despierto al oír un crujido cerca de mí, levanto mi cuerpo de golpe y me escondo detrás del tronco en el que me he quedado dormida.
Saco mi arma lentamente y apunto a quien quiera que sea. Los crujidos de las ramas quebrándose están cada vez más cerca... y...
Maldita sea, es un perro.
No me he dado cuenta de que ya ha anochecido. Es momento de regresar a la casa y enfrentarme con Garrix.
El tiempo que estuve aquí me puse a pensar en muchas cosas. Encontré la raíz del porque mis recuerdos están volviendo a aparecer y esta vez con más intensidad. No fue fácil dar con ello. No tenía a nadie quien me ayudara a saber si iba por la dirección correcta, así que tuve que ubicarme yo sola y lo conseguí.
Lo que descubrí no es algo que me gusta, pero es lo que hay. Tengo que terminar todo lo que tengo por hacer y después me dedicare a poner las cosas claras con Garrix. Mientras tanto, que se joda.
Corro de vuelta hacia la casa y encuentro las luces prendidas. Tomo una respiración antes de entrar para agarrar valor y ver a los ojos a Garrix.
Entro y me encuentro con él.
Esta sentado en una silla a metros de la puerta. No sé qué mierda hace ahí, pero no tardo en darme cuenta. Quiere impedirme el paso.
-Me recuerdas a mi padre cuando llegaba tarde de una fiesta.- Contesto fríamente.- Solo que te falta una pistola en mano.
-Créeme, estoy muy lejos de ser tu padre.- Contesta con el mismo tono que yo.
Es ahí cuando me pongo alerta. Él podría haberse comportado de mil maneras antes. Pero nunca había adoptado una de mis actitudes. Frías, calculadoras y por supuesto, dispuesto a no pasar nada por alto.
Mis músculos se tensan y mis sentidos se agudizan esperando algún movimiento que delate el plan de Garrix. Pero no pasa nada. Esta oculto tras una fachada de hierro. Sin permitirme nada de información.
Sé que mi postura es la misma por la manera en que me observa. Esperando también algún movimiento de mi parte.
Pasan los minutos y ninguno de los dos hace ni dice nada.
Esto es absurdo, me siento estúpida aquí parada.
-Hazte a un lado.- Camino bruscamente con la intención de pasar sin que me lo impida. Pero mi buena suerte nunca me acompaña.
Me sujeta del brazo fuertemente. Casi me hace daño.
-No vas a ninguna parte, mujercita. Tú me tienes que explicar muchas cosas.- Dice con una mirada amenazante y llena de furia. Sus fosas nasales se abren y cierran haciéndome saber que se está conteniendo.
-Te voy a explicar una mierda.- Lo empujo lejos de mí y corro lo más rápido que puedo directo a mi cuarto. Pero esta vez no soy tan rápida como quisiera porque en pocas zancadas él me toma de la cintura, me carga y me avienta lejos de la puerta que estaba tan cerca.
Pierdo el equilibrio y me caigo. Maldito seas Cam Garrix.
La furia me llena y mi cerebro ya no manda en mi cuerpo. Sigo solamente mi instinto.
Corro fuertemente y gruñendo como un animal salvaje hacia el. Y lo tumbo.
Tomo su brazo y lo cuelo entre mis piernas para poder sujetarlo bien y aplicarle una llave que no le permita moverse. Él se retuerce debajo de mí. Maldiciendo atropelladamente que ni siquiera entiendo lo que dice.
-Escúchame muy bien maldito perro hijo de la mierda.- Le grito tan fuerte que hago que se calle.- Tu vuelves a ponerme una maldita mano encima y te aseguro que no me tiento el corazón y esta vez sí pondré una bala en tu cabeza.
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DISPARA
AcciónKhalil Gibran dijo: "El infierno no está en el remordimiento, está en el corazón vacío"; y no importa si me encuentro en el lado del remordimiento o del vacío, estoy en el infierno, haciendo lo que mejor se me ha dado en los ultimo 5 años, sobrevivi...