Capitulo 20.

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-¡RESPONDE MALDITA SEA!.- Grita Garrix.

Si, definitivamente es el momento de soltar un poco de mí.

-¿De verdad quieres saberlo? No estás listo para esto.- Suelto una risa irónica.- No necesitas saberlo Garrix. Basta con que te largues de aquí y te olvides de que alguna vez me viste.- Digo con un tono menos en mi voz. Para hacerle saber que es una orden.

-¿Te estas escuchando?.- Pregunta entrecerrando los ojos.- Nunca pensé que fueras una cobarde.

Y aquí es donde todo se va a la mierda.

Me levanto de un salto y me enfrento a él. Irguiéndome todo lo que puedo para a asemejar su altura.

-Tú lo has pedido gatito. ¿Quieres saber porque tengo esa información tuya? Vale, pues ahí te va la respuesta.

Porque iba a matarte.- Le digo sosteniéndole la mirada. Sí, no tengo vergüenza de mirarlo a los ojos. Simplemente él ha preguntado y yo por primera vez he respondido con la verdad.

Veo que la mandíbula se le endurece. Sus ojos se enfrían y su cuerpo se tensa. Podría parecer una estatua si no fuera por el color rojo que está subiendo a su rostro.

No hablamos ni hacemos nada. Nos miramos a los ojos.

Después de lo que parece una eternidad el empieza a dar vueltas por toda la sala. Jalándose el cabello a modo de frustración. Rojo de la ira.

De repente se abalanza sobre mí y me toma del brazo bruscamente.

-¿Por qué maldita sea? ¿Dime quien mierda eres? ¿Qué clase de persona se gana mi confianza y después me dice que me iba a asesinar? Eres una maldita perra.- Veo algo derrumbarse dentro de él. No sé qué es, tampoco sé porque le afecta tanto. Me duele ver la decepción en su rostro.

-Tienes razón. Soy una maldita perra. Por eso es mejor que te vayas ahora mismo.- Me alejo de él y salgo hacia el balcón. No sin antes tomar mi cajetilla de cigarros y una botella de vodka. No me preocupo por tomar un vaso. Sé que esta noche tomare directo de la botella.

Pasa una hora y Garrix sigue parado en el mismo lugar en el que lo deje. Está observándome. Sé que lo hace, puedo sentirlo. Pero ya no me interesa cruzar una sola palabra más con él.

Por eso no debí de quedarme aquí. Bastaba con que siguiera el plan inicial. Dejarlo en casa e irme a hacer mis cosas, pero Garrix se estaba convirtiendo en algo diferente. Él fue alguien se preocupó por mi después de tantos años. Y yo le pague mal.

Noto sus pasos acercándose y mi cuerpo se tensa. Espero que venga solo para decir que ya se va. Pero no es así. Él se sienta en una mecedora que está en la otra esquina del balcón.

-Necesito saberlo. Me estoy volviendo loco sin saber lo que piensas. Habla conmigo, por favor.- Dice suplicante. No lo entiendo. Después de todo esto, el sigue aquí.

-No pienso en nada. Simplemente tienes que irte ahora que puedes.- Respondo.

-No me voy a ir. En el fondo lo sabes. Necesito saber porque ibas a matarme. Quiero saber la historia o enloqueceré.

-La historia...- Suelto un suspiro lastimero porque no sé en realidad cual historia es la que tengo que decir.

-Necesito explicaciones, Ava...

-Soy agente encubierto.- Digo de repente mirando a un punto ciego de los árboles.

Él no dice nada, sé que esto le ha caído como balde de agua fría pero quiere que siga hablando.

-Soy agente y llevo mucho tiempo de serlo.

-¿Cuánto tiempo? Eres tan joven...- Dice Garrix con el ceño fruncido.

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