Capitulo 26

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Cam Garrix.

Después de ver como volví a caer en mi tentación personal me dirijo a limpiar los restos de la comida. Para cuando he volteado a ver el lugar, en donde Ava se encontraba con los ojos abiertos como ardilla asustada, ella ya se ha ido.

Maldita sea, siempre prometo no volver a hacerlo hasta que ella me lo permita. Pero su boca rosada me tienta como un helado de chocolate tienta a un niño pequeño a devorarlo.

Siempre impregnando su sabor que no desaparece después de horas para luego quedarse encerrado en mi mente consiguiendo que tenga insomnio y que las ganas de probar un pedazo de cielo de nuevo me resulten insoportables.

Cuando termino de limpiar la cocina me dirijo a mi habitación para descansar un poco. El entrenamiento de hoy me ha resultado agotador.

Me dirijo al armario de madera negra que se encuentra en la esquina de la habitación. Decidido a tomar una ducha antes de dormirme me doy cuenta que la ropa se ha acabado.

Cuando nos atacaron en carretera, esa vez que tuvimos que aventarnos de mi carro, le llame a Cameron, le pedí viniera por nosotros y que me trajera una maleta con ropa suya. Afortunadamente tenemos las mismas medidas pero por lo que acabo de ver ya no hay ropa limpia. No sé qué diablos voy a hacer. No es posible que me ponga ropa sucia, así que creo que tendré que lavarla, aunque no sé cómo diablos se haga eso. Tendré que preguntárselo a Ava, ella como mujer debe de saber que rayos hacer. Saco un bóxer de los pocos que me quedan y me dirijo a la ducha.

Decido ducharme con agua fría para aligerar a mi desgraciado cerebro de todas las imágenes posibles de Ava. Cuando salgo, apenas me pongo el bóxer y caigo en la cama, durmiendo al instante. Y es algo que agradezco, sé que vendrán días en los que estos descansos no serán posibles, así que tengo que aprovechar mientras se pueda.

***

Me despierta el cosquilleo de algo en mi cara.

-Despierta.- Dice una voz cantarina.

Siento unos labios pegarse a mi frente y quedarse ahí unos segundos para luego retirarse con un suave y leve sonido al tronar.

Es ahí cuando me despierto de golpe. Sorprendido por no ver absolutamente nada, trato fallidamente de volver a ver tallándome los ojos con mis manos pero es inútil. La oscuridad sigue reinando aquí.

Mi corazón empieza a latir desbocadamente. Lo siento martillando en mis costillas y gracias al silencio que está gobernando en la habitación y por lo visto, en todo el lugar, se alcanza a escuchar su latir.

-Controla a tu corazón o te dará un infarto.- Dice una voz que no logro identificar de donde viene.

Me suena familiar pero no logro reconocerla.

-Levanta tu trasero de una buena vez por todas.- Es ahí cuando la reconozco.

Es Ava. Solo que no reconocía ese tono bajo, casi como un susurro, que empleaba para hablarme. Por lo regular siempre me habla golpeado o dándome órdenes. Una nueva faceta que conozco.

Me levanto de la cama dubitativo, mirando hacia el suelo para tratar de no caerme pero es inútil, no se logra ver nada. A tientas busco el pantalón que sé que está cerca de la cama y logro ponérmelo. La oscuridad es tan asfixiante que no se distingue siquiera ninguna silueta.

-Vale, ya me he levantado.- Contesto, porque se ella tampoco puede verme.

-Eso ya lo sé. Eres tan ruidoso que podría escucharte a kilómetros de aquí.

-¿Se ha ido la luz?.- Pregunto, porque es la única opción que encuentro para estar en la oscuridad.- ¿O es acaso una forma tuya de acosarme?.- Cuestiono divertido.

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