Capítulo 27

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Ava Wick.

Salgo de la sala de entrenamientos con mis músculos tensos. Con mis sentidos atentos a cualquier indicio que delate a la persona que está dentro de la casa, pero no consigo nada. Me dejo guiar por mi memoria, tratando de no tropezar con nada, ya que todo está a oscuras, como lo había dejado antes de irnos Cam y yo a la sala de entrenamientos.

Estoy cerca de la cocina y escucho como se mueve una silla, un movimiento que sé, está hecho a propósito. Esa persona piensa que soy estúpida o algo peor. Nunca tienes que subestimar a nadie.

Me escondo detrás de un mueble cercano y alcanzo a vislumbrar una silueta. Sin pensarlo dos veces, disparo. De un momento a otro ya no tengo el arma conmigo, sino que ahora estoy tirada en el piso. Con un cuerpo sobre mi impidiendo que me suelte gracias a un agarre bien estudiado. No hay escapatoria.

Esta cortando mi respiración, no deja pasar ni una molécula de oxígeno y es algo que está haciendo que la cabeza me empiece a dar vueltas. Los ojos se me empiezan a llenar de lágrimas. Pero no las dejo salir. Ruego a un Dios, con el que perdí contacto desde hace muchos años, que aparezca Cam de una vez por todas y que si no es así el lugar en el infierno que me espera después de mi muerte no sea tan devastador.

-Lo diré solo una vez. Quita tu cuerpo de encima de ella.- Escucho una voz amenazante, intimidante y sin ningún rastro de piedad. El tipo que está encima de mi tensa aún más su agarre. Al parecer Cam se da cuenta de eso y los dos sabemos que el hombre prefiere morir a tener que soltarme.

Cam lo toma por atrás, haciendo presión en su cuello para impedir la respiración. Tal como yo le enseñé. Eso hace que por solo unas milésimas de segundo el hombre dude. Yo aprovecho la oportunidad sin pensarlo y consigo salir de debajo de él. Le propino una parada en el estómago. Escucho un gruñido por su parte.

-Prende la luz, Cam.- Ordeno mientras sigo golpeado al tipo, no dándole ninguna oportunidad para defenderse.

Es ahí cuando veo de quien se trata. No lo conozco, pero algo en sus rasgos me hace creer que hemos tenido contacto en algún sitio.

Tomo mi arma de vuelta, le quito el seguro y le apunto a la cabeza mientras él está hincado, tratando de recuperar la calma.

-Muévete un centímetro. Un centímetro bastara para que te mate.- Amenazo con la voz cargada de ira.

-Tu nombre.- Dice desafiante.

-El arma la tengo yo, no me subestimes maldita sea. Dime tu nombre y quien te mandó.

El suelta una carcajada llena de ironía.

-No princesa. El arma la tengo yo.- Dice mientras rápidamente saca armas de no sé dónde diablos, dos armas ahora apuntan hacia mí y hacia Cam.

Busco una manera de salir de esto sin que Cam termine lastimado.

Maldita sea, por eso no quería que se quedara. Si tan solo yo estuviera sola, no tendría miedo de que algo pasara. Pero ahora con Cam en el panorama no puedo permitirme cometer ningún error.

Analizo al hombre de pies a cabeza. Es alto, con cuerpo no tan musculoso, pero una agilidad en sus movimientos me dice que la musculatura no es un inconveniente. Su mirada gris hace que sienta un deja vu, pero borro esa imagen de mi mete al instante. Sé que este tipo será capaz de matarme si no negocio con él. Debo hacerlo, por Cam.

-Tregua por 3 minutos.- Dice de pronto.

Yo pienso su oferta. Analizo todo tipo de posibilidades de que esto no salga bien, pero debo aceptar, porque si no lo hago esto terminara con alguien muerto, y temo que no será el intruso el que termine con el cuerpo agujerado.

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