Historia precuela/secuela a mi historia "Niñeros".
-@MGGBBRAE
FSF |
❝ ¿Crees que además de la familia
existe algo por lo que valga la pena
sacrificarlo todo?❞
━━━━ ¿Cómo pasaron Chūya...
Satoshi | Bungō Stray Dogs¡! original fanfic 🗒️ ;;
| シ︎ extra 1/capítulo 26
—> 835 palabras
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Un llanto agudo se escuchaba en la pequeña habitación en casi absoluta penumbra. La luna llena no iluminaba ni una pequeña parte de la estancia, puesto que el cielo nocturno estaba cubierto de nubes grises que dejaban ver los pequeños resplandores que iluminaban de tanto en tanto la habitación; había tormenta eléctrica.
El llanto provenía de un bebé, que, asustado por la tormenta, lloraba en busca de consuelo. Primero había intentado despertar a su hermana gemela, que dormía pacíficamente. Al no lograrlo, había aumentado el volumen de su llanto, pues ahora quería alertar a sus padres.
A pesar del móvil para cuna del que colgaban pequeños peluches de un conejo, un tigre blanco y una paloma, el pequeño no se calmaba. Él ansiaba que uno de sus padres lo envolviera en un cálido abrazo protector.
—¿Otra vez llorando por una tormenta eléctrica, Yasushi?—un joven azabache entró de puntillas en el dormitorio, tratando de hacer el menor ruido posible.
Yasushi —el bebé— dejó de llorar unos instantes, abrió los ojos y extendió sus manitas hacia el joven azabache.
Éste suspiró y se acercó a la cuna antes de tomar en brazos al infante, que comenzó a llorar de nuevo al ver a su padre.
—Ea, ea. Ya pasó, ya pasó—decía el joven al mismo tiempo que mecía a su hijo entre sus brazos. Se fijó en las puntas amarillentas que hacían degradado con el color negro de las hebras del pequeño antes de pasar su mano por los cabellos de éste.
Un nuevo trueno sonó, lo que causó que el pequeño volviera a temblar por el miedo. Yasushi se aferró a la camisa del pijama de su padre y sollozó de nuevo, asustado.
El joven miró por la ventana y suspiró antes de dirigirse hacia ésta y correr las cortinas, evitando que se viera la tormenta eléctrica. Aquello pareció calmar un poco al niño, que cortó su llanto levemente mientras emitía pequeños hipidos.
—Quizás debería pedirle consejo a alguien cercano a Chūya-san para saber qué hacen con él cuando hay tormentas eléctricas...—musitó para sí mismo el adulto.
Éste miró de nuevo a su hijo, que tenía las mejillas rojas y húmedas por las lágrimas. El joven no pudo evitar sentir lástima porque su hijo tuviera aquel problema, aunque una parte de él no dejaba de pensar que era un poco estúpido.
Fuera como fuera, el hombre se dirigió de nuevo a la zona de la cuna, y al intentar dejar de nuevo al bebé al lado de su hermana, el infante se aferró aún más a su ropa.
—¿No puedes ser un niño bueno y dormirte ya como lo ha hecho tu hermana Ai?—susurró el joven. Al ver que el niño no se soltaba, suspiró de nuevo y añadió—:La paciencia que tengo que tener con vosotros...
El adulto se dirigió entonces a un armario del dormitorio, abrió una de las puertas y sacó un pequeño peluche atrapasueños con forma de oso. El bebé extendió una de sus manitas hacia el peluche, que le fue entregado por su padre.
—Venga, no te preocupes más por esa tormenta. Este peluche atrapará tus miedos y pesadillas y te dejará dormir en paz, o como sea—dijo el azabache.
Yasushi miró el peluche y se aferró a él, como creyendo las palabras de su padre, que sonrió al ver que el infante se había creído lo dicho por él.
El joven se dirigió de nuevo a la cuna tras cerrar el armario y esta vez, no tuvo problemas para tumbar al pequeño en la cuna, junto a su hermana.
—Hala, a dormir ya. Y recuerda no usar a Ai como almohada, que te veo venir—susurró el azabache mientras arropaba a su hijo.
Éste sonrió con sorna, causando que el adulto volviera a sonreír antes de salir de la habitación para dirigirse a la suya propia. El azabache suspiró mientras se dejaba caer en el colchón, cansado.
—Hmph, al menos se ha despertado a una hora no muy lejana a la hora de acostarse, ¿no, Ryū?—la voz juguetona de su mujer hizo que el azabache alzara la cabeza hacia ella.
—No tiene gracia, Ichiyō. Cualquier hora es mala para que se despierten—musitó Ryūnosuke.
La rubia rió levemente antes de mirar a su marido y susurrar:
—Gracias por encargarte de Yasushi esta vez.
—Mh, como sea. Antes en la cena te veías cansada, así que he decidido que, ya que yo no podía dormir, debía ser yo el que fuera a calmarlo—contestó él.
Higuchi sonrió y se acercó un poco a Akutagawa, que se tumbó de lado para poder ver mejor a su mujer.
—Bueno, ahora descansa. Si no, mañana estarás de mal humor—añadió ella.
—¿En qué momento he pasado a ser yo el bebé?
La rubia rió de nuevo antes de cerrar sus ojos, dispuesta a dormir de nuevo. Ryūnosuke, sin embargo, se permitió tomar entre sus dedos uno de los mechones del cabello de su mujer, acariciándolo lentamente mientras conciliaba el sueño.
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