Lugares que visité, donde comenzó todo
08 de marzo de 2012. Bogotá, Colombia.
Quería un lugar tranquilo para descansar.
Unos días atrás había hecho entrega de un riguroso informe por lo que decidí darme un merecido descanso alejado del bullicio y la aglomeración de la ciudad. Entre varias búsquedas me topé con un intrigante municipio del Santander que solamente habían nombrado una vez en mis clases de historia debido a la decadencia en la que cayó hace algunos unos años. Otro clic y abrí la galería de fotos sobre zonas para visitar.
"Es la cosa más hermosa que he contemplado en mi corta vida", todavía recuerdo las primeras palabras que llegaron a mi mente cuando lo vi. Sentí lástima, tanta lástima, no por su estado sino porque me di cuenta que este precioso lugar estaba en el país equivocado donde únicamente dan publicidad a lugares que ya la tienen y no invierten en los que podrían tenerla, un total desperdicio.
"El Jordán está siendo desperdiciado", esa frase llenó mi mente y sentí una mezcla de tristeza y alegría. Puedo asegurar que mis ojos jamás habían observado una cápsula de tiempo, refiriéndome a la época de la colonia, tan preciosa y pura dentro mi propio país como esa, tan limpia de cualquier toque de la industria y el turismo. Su arquitectura era perfecta al mantener un legado antiguo de sus fundadores y habitantes por siglos. Así es como mi profunda fascinación me llevó a estar ahí en dos días.
10 de marzo de 2012. Jordán, Santander.
Dos días y allí estaba yo parado frente a aquel pueblito que me llenaba de nostalgia y admiración. La Posada del Caminante me acogió durante mi estadía, fue una experiencia única tener tanta paz y sentir los oídos chillar por el silencio en su estado puro. En este lugar, al que llamaban "fantasma" sin serlo, vivían alrededor de unas cincuenta o sesenta personas y en unos treinta minutos logré recorrer todas sus calles. Había muchos escombros, casas sin pintar en todas partes, la naturaleza predominaba en todo aspecto y las personas se dedicaban a cuidarla. Entrevisté a varios transeúntes y noté enseguida que el amor era algo que llevaban muy intrínseco en su cultura: amor hacia la tierra, amor hacia sus raíces e historia, amor hacia sus vecinos y amor hacia el Jordán. Era un vínculo especial que tenían a pesar de las condiciones precarias en las que se encontraban viviendo. Interesante. Y es que les preguntaba si serían capaces de dejarlo y lo negaban.
Otra cosa que noté es que no había ningún hospital ni cementerio dentro del municipio. Es más, este se encontraba a unos diez minutos del Jordán, pero por su ubicación parecía que era algo que deseaban evitar. Un cementerio perdido entre árboles y lo único que lo identificaba era aquella edificación pintada de blanco que poco a poco se desmoronaba. Fascinante. Jordán, un municipio que evade la muerte. Cosa comprensible pues nadie quiere tener un recordatorio diario de que su ciudad pronto va a desaparecer, muy pocos habitantes y la mayoría adultos pasados de cuarenta.
No se veían niños corriendo, las risas estaban apagadas y el calor del mediodía me sofocaba así que fui a mi posada donde obtuve alguna que otra información al escudriñar lo más hondo posible en su historia, pero todos me dieron la misma versión de la cual redacté lo siguiente:
"Jordán es un municipio de Santander situado en la orilla de la zona sur del Río Jordán, bautizado así por la creencia de que sus aguas tenían poderes curativos al igual que el río bíblico. La existencia de este pequeño, pero intrigante municipio se remonta a los años 1500 de nuestra era cuando los españoles invadieron la zona entonces habitada por los indígenas guane a los que sometieron a la esclavitud y despojaron de sus creencias para lograr asentarse y extender su población.
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La verdad del Jordán, el informe
Ciencia FicciónEn un país lleno de guerras, violencia y secretos, surge un informe que podría cambiarlo todo. Un informe que ha sido cuidadosamente guardado, ocultado de las miradas curiosas, hasta ahora. Este recopila toda la información de la gran investigación...