capitulo 34

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Junto con Brahim bajamos las escaleras con cierta torpeza.   Sabíamos que a Emma le gustaba Emmanuel.   Una parte de mí se sintió mal por ella.

Y allí, antes de que ella estuviera, sentada en uno de los elegantes sillones de mi padrino junto a su ex esposa, él estaba listo para algo.

La Ex esposa de Emmanuel era muy joven, se llamaba Ámbar Contreras, definitivamente era hermosa, tenía el cabello largo y rubio recogido en una cola de caballo, vestía un elegante vestido negro largo y delgado que se ajustaba al cuerpo de maravilla y dejaba ver sus curvas.  

Miré a Brahim por el rabillo del ojo y quedé cautivada mirándola como si fuera la única chica en la tierra.   Fruncí el ceño y le di un codazo en el estómago y luego avancé hacia la sala de estar.

Él se queja y yo imito mi acción caminando hacia la sala.

—Mamá, esta es mi hija Rebecca, Bianca es mi mamá, Ámbar es su abuela.

—Hola nieta— sonreí y le estreché la mano, ella imitó mi gesto también sonriendo.

—Tu padrino hablaba mucho de ser su ahijada—dijo trayendo tulipanes para saludar a Emma.

—Mi hijo me había hablado mucho de ti—Dijo mirando a Alejandro.

—Estoy caminando y nos vemos caminando por la ciudad de Francia, ¿ah sí?     Espero que haya sido bueno.

—Lo fue, te lo aseguro.—  Le sonreí.

Escuché a Brahim toser disimuladamente detrás de mí.
  
—Eh... Papá casi la olvido, Ámbar, él es prácticamente mi mejor papá, Brahim.

—Encantado—Brahim tomó su mano y me dio un beso en la mejilla.

—Lo mismo digo,Brahim.

El celular de Emmanuel empezó a sonar.   Fue allí donde me di cuenta de que Emmanuel no estaba en la habitación.    

Me acerqué al sillón de donde provenía el sonido del celular.   Cuando estaba a punto de responder, alguien me lo arrebató de las manos.

—¿Por qué tocas mi celular?—Lo lamento.   Pensé que tal vez era importante y viniste y...

—Solo no lo vuelvas a revisar.—Dicho esto, se alejó de todo y respondió la llamada.

—Ha sido muy extraño durante días —dije preocupada.

  —Me he dado cuenta, pero no consigo sacarle nada—responde Ambar.

Emmanuel

—¿Decir?

—¿Emmanuel por el amor de Dios?   ¿Por qué diablos no respondiste?

—Um Diego, lo siento, Alejandro estaban ocupados.   ¿Está todo bien ahora?

—Claro, me subo al avión.   Creo que llegaré en unas tres horas.

—Brillante.   ¿Y Sofía?

—Ella lo realizará en Dios.   Debemos planear algo para notificar a la policía.

—Cuando llegues lo haremos.   Te admiro muchacho.

—Gracias amigo, nos vemos en unas horas.

—Adiós.

—¿Alguien tiene hambre?  —Pedí

—Me tengo que ir, nos vemos luego—Brahim se adelantó y se fue.

Viviendo con el secreto de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora