Dan se sorprendió, no entendía cómo tan pronto empezaban a salir, lo primero que demostraba Jaekyung era ser posesivo. "Eres mi omega" esa frase resonó en la mente del mayor una y otra vez, sintiendo como sus mejillas se tornaban de un color rojizo producto de la vergüenza. Pero, ¿estaba bien que Jaekyung se pusiera tan posesivo tan pronto? Bueno, luego pensaría en eso.
Además, si era "su omega" ¿podía considerar a Jaekyung completamente "su alfa"? ¿Significaba que era solo suyo y qué no vería a nadie más?
—-Eres mi alfa —- susurro avergonzado el mayor —- Y soy tuyo.
Tan pronto pronunció esas palabras, sintió que había cometido un error. Quizás no debería ir tan rápido, ni decir esa clase de cosas de esa manera repentinamente.
—- ¿No es muy pronto para hablar así? —- preguntó Dan, en un intento de salvar su dignidad.
Antes esa nueva afirmación, el pelinegro fruncio el ceño, no consideraba algo malo declarar que Dan era suyo, le agradaba la idea de tenerlo solo para él.
—- Depende de ti —- suspiro el menor, tampoco podría mostrarse fastidiado —- En el momento que quieras que sea tu alfa, lo seré.
Ahora quién se encontraba avergonzado era Jaekyung, sus palabras sonaban mejor en su mente, pero tan pronto las pronunció sonaron como algo extremadamente estúpido y romántico. Era como si estuviera esperando entrar en el corazón del mayor para siempre, hasta que este se encuentre completamente preparado y sentirse orgulloso de tenerlo a su lado.
—- Olvídalo —- susurro el pelinegro, dándose cuenta de la mirada sorprendida del mayor —- Vamos al hospital, debes descansar.
El pelicastaño siguió al menor en silencio, le parecía muy cómoda su presencia. Además, sus feromonas eran muy tranquilas, incluso podría decir que protectoras.
¿Cómo había cambiado tanto en tan poco tiempo? Incluso parecía olvidar que casi lo obliga a abortar.
¿Acaso ese cambio se debía al cambio de cuerpo que antes habían tenido?
Bueno, no importaba mucho el motivo... Debía disfrutar el tiempo que podía mantenerse de esa manera con el pelinegro.
Por su parte, el menor pensaba justamente en lo mismo, era como si sus mentes estuvieran conectadas en ese mismo instante.
Si bien al inicio estaba completamente en contra de tener un hijo, su prioridad era mantener con vida al mayor.
Si, podía considerar que se preocupaba por él y su bienestar. Entonces, saber que la eliminación de ese feto que crecía dentro de este, lo pondría en riesgo de muerte, pues no se arriesgaría.
Además, aunque quisiera negarlo, con el tiempo que pasaban juntos, podía darse cuenta de que obtenía cierto afecto por la criaturita que crecía dentro de Dan, definitivamente esperaba que se parezca a este.
Se imaginó a su bebé con el cabello castaño, ojitos curiosos y las mejillas regordetas. Definitivamente deseaba que se parezca a Dan.
Luego fruncio el ceño, no se había dado cuenta de que se enamoraba cada vez más.
¿Cómo podía si quiera pensar en su bebé? Eso no debería importarle, mucho menos desear que se parezca al mayor... Eso solo significaba que lo quería mucho más de lo que pensaba.
Sus pensamientos y sentimientos entraban en crisis, pues nunca había tenido una sensación tan romántica con alguien, ni siquiera el más mínimo afecto. Por eso, se sentía tan extraño y vulnerado cuando su corazón latía por Dan y su mente se emocionaba al estar junto a él.
—- Jaekyung —- habló repentinamente el mayor —- ¿Puedo llamarte solo Jae?
El pelinegro entró en confusión en ese mismo instante, ¿cómo era posible que le pareciera tan linda esa abreviatura de su nombre?
A su parecer era un apodo muy bonito, sacado de los pequeños y dulces labios del pelicastaño.
—- Cómo quieras —- susurro este, no iba a negar que se avergonzaba cada vez más.
Dan rió disimuladamente, con el paso del tiempo había podido entender aquellos pequeños gestos que mostraba el menor ante situaciones parecidas, lo mucho buscaba esconder lo avergonzado que se encontraba o cuando quería bloquear un sentimiento que tenía.
Nuevamente el camino fue silencioso, tan silencioso que se podía escuchar el latido frenético de sus corazones.
Era la primera relación de ambos, lo que significaba que podrían aprender en el proceso, cómo tratarse, qué detalles dar, apodos, metas, sueños y muchisimas cosas más.
Y así, ambos llegaron a dicha habitación del Hospital, era amplia, pero no lo suficiente.
—- ¿Podemos volver a casa? -— preguntó repentinamente el mayor, definitivamente odiaba todo lo que tenía que ver con hospitales, pues le recordaba a la enfermedad de su abuelita que la mantuvo postrada en cama hasta el final de sus días.
Aunque Jaekyung quería complacerlo en ese sentido y aceptar su petición, negó firmemente. No lo iba a decir, pero temía que algo pudiera pasar con el pelicastaño y al no estar cerca a médicos, su condición empeorar.
Ante tal negativa, Dan bajó la mirada, no quería quedarse solo, en un espacio tan solitario y amplio.
El pelinegro gruño de frustración al sentir ese ligero aroma que indicaba que el mayor se encontraba triste y desanimado, no era eso lo que esperaba.
—- Es por tu salud —- intentó justificarse, porque parecía que estuviera haciendo algún daño aunque fuera completamente lo contrario
—- ¿Puedes quedarte conmigo? —- preguntó cerrando los ojos el mayor.
Jaekyung nunca había dormido en una cama mediana compartida para dos personas. Es más, nunca había dormido, solo el hecho de descansar, con otra persona sin haber tenido sexo antes. Era realmente extraño lo que sentía en ese momento, pero no iba a negar que podía cumplir esa petición.
—- Está bien —- contestó el menor, aunque se preparó mentalmente para no descansar bien, habían varios factores... Uno de ellos, era el lugar desconocido, otro el espacio pequeño y por último el compartirlo con otra persona. Tenía el presentimiento que no dormiría por culpa de su insomnio.
—- Gracias —- susurro el mayor, mientras se ubicaba en la cama y hacía espacio para que el pelinegro pudiera ingresar a su costado.
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Intercambio Corporal |Omegaverse| [JINX]
Fanfiction-Kim Dan, usted está embarazado. Las palabras de dicho doctor solo lograron derrumbarlo. Sabía firmemente que Jaekyung no lo trataría bien, ni se apiadaría de él. Pero un día todo cambio, la suerte vino de su lado. Despertó en un cuerpo que no era...