Capítulo 3: Devorada

124 17 6
                                    

El cuerpo fuerte y musculoso del lobo la presionó fácilmente contra el suelo del bosque. Con un grueso puño, le sujetó ambas muñecas. El monstruo terminó de destruir lo último del vestido de Sascha, el sonido de la ropa al desgarrarse junto a los gruñidos impacientes del lobo llenaron sus oídos.

Sascha pateó al monstruo, luchando contra la fuerza que la retenía con insultante facilidad. Era una acción desesperada y completamente inútil. Ella era una simple mujer humana y él, un ser mágico. Sentía la magia del lobo frotándose contra su piel, aumentando su desagrado y temor.

El monstruo forzó sus piernas abiertas y se instaló entre ellas, su excitación palpable contra su núcleo. Un nudo de terror se instaló en el estómago de Sascha. Su corazón bombeaba sin pausa, su cuerpo se tensó con rigidez. Lágrimas de miedo y frustración comenzaron a fluir, desapareciendo en su cabello azabache mientras las primeras estrellas comenzaban a parpadear en el cielo. La noche caía y ella estaba perdida.

El monstruo flexionó las caderas y Sascha lo sintió, caliente y duro, contra su entrada. Con un largo envite, el monstruo se sumergió en su interior. Él soltó un gruñido de éxtasis mientras ella gritaba de dolor. Su cuerpo, tenso e indispuesto, no estaba preparado para semejante invasión. El monstruo continuó moviéndose, sus caderas ondulándose con movimientos torpes y salvajes. Los músculos temblaban bajo la presión.

Más lágrimas llegaron, cayendo silenciosas y perdiéndose en su cabello. Pequeños quejidos de dolor escaparon de la garganta de Sascha. Maldijo al mundo, a su ex, al monstruo y a sí misma.

El monstruo comenzó a crecer en su interior, estremecimientos sacudiendo su cuerpo. Sascha gimió al sentir cómo la dilataba dolorosamente. Entonces, él comenzó a pulsar y la derramando su esencia en su interior. Enterró el rostro en su garganta, y Sascha tembló al sentir el roce de sus afilados colmillos en la piel. Se preparó para que él le arrancara la garganta, pero...

Observó de reojo al monstruo, viendo cómo sus ojos ambarinos se despejaban y un brillo lúcido destellaba en ellos. El monstruo volvió el rostro y mordió su propio antebrazo en lugar de su garganta. Un gemido ronco explotó de él y se arqueó sobre Sascha, su miembro aún anudado y latiendo en su interior.

A través de la pátina de humedad en sus ojos, Sascha vislumbró la expresión del lobo. El monstruo la miraba incrédulo, sus pupilas dilatadas. Algo cambió en su expresión, algo que ella no podía nombrar.

Con un último espasmo, el monstruo se derrumbó sobre ella. No la aplastó, soltó sus muñecas, pero ella no se movió. No tenía fuerzas para nada más que yacer bajo su cuerpo sudoroso y jadeante. El monstruo la giró, aún unidos, hasta que Sascha quedó recostada sobre su pecho. Sentía la rígida erección aún latiendo en su interior y el estruendo contento del lobo contra su oído.

...Debería huir...pensó ...Ahora que está distraído y saciado... Pero su cuerpo no respondía. Magullada y maltrecha, no podría caminar por un tiempo.

Las manos del monstruo comenzaron a viajar por su espalda, las garras rastrillando suavemente su piel hasta su nuca y luego su rostro. Sujetó su barbilla y la obligó a enfrentar su intensa mirada ambarina. Bajó la mirada asustada de ella, él se acercó. Sascha cerró los ojos con fuerza, intentando escapar de la realidad.

Acababa de ser violada por un monstruo. Sascha no podía creerlo. ¿Qué tan mala podía ser su suerte? Mucho, al parecer. ¿Cuánta más mierda tendría que aguantar? Se preguntó si sería mejor que el monstruo le desgarrara la garganta y acabara con todo. No era una llorona, se consideraba una sobreviviente, pero todo el mundo tenía un límite, y ella había llegado al suyo.

EPDMHEUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora