Capítulo 27. Una escena hogareña.

53 13 9
                                    

Aturdida y mas allá de las palabras, observo al sinvergüenza lobo ante ella.
Askeladd se inclino sobre ella y antes de que su mente se pusiera al día con los acontecimientos, el lobo presiono un rápido beso contra sus labios. La sensación de la lengua rugosa del lobo sobre su labio mando escalofrió desde la punta de los dedos en sus pies hasta su cabeza. Escucho los fuertes latidos de su corazón y mas aturdida que antes siguió con la mirada al lobo que rápidamente se batía en retirada.
—Es por aquí, ¿no?— le pregunto, pero sin esperar respuesta, el lobo avanzó descaradamente hasta la puerta del fondo. El cachorro medio-humano de grandes ojos abiertos aun colgaba de sus brazos. 
Contemplando como esa ancha espalda se alejaba, Sascha lamió y mordisqueo inconscientemente su labio inferior. Paladeo el sabor almizclado del lobo demorándose sobre sus labios, al poco tiempo su rostro ardía.
—Pareces un tomate.— Bell carraspeo y apunto desde su lugar seguro, en la viga principal.
Fue como si un baño de agua helada le cayera encima, Sascha volvió instantáneamente a la vida. Entrecerró los ojos sobre el pixie hasta que Bell encogió el cuello y se escondió lejos de sus ojos.
— Cállate. —ordeno con voz dura.
Fuego ardió en su pecho y en un ataque de ira, froto sus labios limpiándolos con fuerzas.
—¡Estúpido lobo! ¿Quién tiene muchos años por delante contigo? ¿quién es tu esposa, ah?— maldijo al lobo con saña hasta quedarse sin aliento.    
Sascha tomo una profunda bocanada de aire y echo mano de todo el autocontrol del que disponía. Con una mano sujetó su vientre aun plano, donde sus bichos mágicos crecían y la otra se apretó en un puño cerrado
—Su padre es demasiado audaz— murmuro a sus bebes. Tomó otra profunda y lenta bocanada de aire, luego exhaló sin prisas.
Mas calmada. Estudio la sala con la mirada hasta que sus ojos chocaron con otras varias decenas de miradas. No podía verlos, no del todo, sin embargo, siempre sentía esta pequeña perturbación en la realidad donde quiera que los familiares de Melida se ocultaban de ella.
Les sostuvo la mirada con frialdad y una sutil acusación velada en las profundidades esmeralda de sus ojos y mientras lo hacia, sintió que algo se removía en su interior.
Estática cargo el aire mientras que la temperatura de la atmósfera en la sala descendía en picado. Los dedos de Sascha picaron con la misma sensación que sentía cuando la naturaleza a su alrededor acudía a su llamado.
La realidad fluctuó, y Sascha estrecho los ojos sobre las formas distorsionadas de los familiares. Como un perro de caza que huele la sangre, leyó la perturbación de estos y la confusión ante su respuesta a la ira de ella.
—¿Que estas haciendo? —la voz de Bell rompió el hechizo que de alguna manera ella misma había tejido sobre ellos.
Sascha parpadeo y se pregunto... ¿que trataba de hacer? No lo sabia, tampoco lo entendía del todo, así que simplemente embotello esos pensamientos para estudiarlos después con detenimiento.    Les dio la espalda a los espíritus familiares y avanzó, siguiendo los pasos del lobo,
—Inútiles— escupió las palabras sin mirar atrás.
Muy consciente del agravio que había provocado con sus palabras, Sascha atravesó la cabaña y salio al jardín trasero. Siguió el sendero flaqueado de parterres cargados de exuberantes hierbas mágicas hasta su cobertizo.
Sus pasos titubearon ligeramente cuando encontró al culpable de todos sus problemas ante su puerta. El lobo parecía esperar por ella, mirando curiosamente el interior desde el umbral abierto.
Los ojos del lobo se clavaron en ella al segundo siguiente, su mirada descendió y se detuvieron en su vientre plano y en la mano sobre este.
—¿Tantos los amas?— la pregunta debió de molestarla, pero no lo hizo. Supuso que el tendría las misma dudas sobre ella que ella sobre él. Ambos eran enemigos, separados ya fuese por la historia, la magia o la sangre.
—Lo hago. — respondió con firmeza.
—¿Aun si son los hijos de un monstruo?
—Aun si fueran los de un demonio, los amaría. Son míos. Para amar y proteger.— Un nuevo  brillo lleno las profundidades de almíbar del lobo.  
Sascha frunció los labios y el recuerdo del rápido beso robado, rodó tras sus parpados. Poco después una sensación complicada surgía en su corazón mientras miraba al poderoso y magnifico monstruo. Parpadeó confusamente, sin comprender sus sentimientos por este... ¿le atraía? ¿le desagradaba? ¿cuál de los dos era al final? 
¡Ah! ¡ya no sé nada! Frustrada consigo misma, Sascha rodó y pisoteó en en el interior su mente. Naturalmente su expresión era tan plana como siempre.
—¿Qué pasa? ¿por qué me miras como si fuera un acertijo?— Askeladd sonrió pesadamente, sintiéndose como un bicho bajo un microscopio.
Una mirada complicada después, Sascha por fin retomó sus pasos y alcanzó al lobo, luego se burló, obviando sabiamente sus emociones encontradas, así como las palabras de este.
—Al menos sabes cómo no entrometerte en el espacio de otros.
Askeladd se acercó a ella y Sascha sintió que se tensaba con anticipación, debía moverse, dar ese paso que la alejaría de el, pero inexplicablemente su cuerpo no respondía. Su piel se calentó con el aliento cálido del lobo. El se inclino mas cerca de ella, hasta el punto de enterrar su nariz en su cuello. Donde quiera que el lobo la tocaba un estallido de calor y cosquillas le hacían hormiguear la piel.
—Hueles a sol, hierbas y primavera. Hueles a vida, mi Sascha.
Mas agitada de lo que creía posible, se alejo. Tragó saliva mientras su corazón daba un vuelco contra sus costillas. Demasiado cerca, él estaba demasiado cerca. Puso algo de distancia entre ellos. El lobo era...demasiado perturbador para sus sentidos.
Askeladd sonrió por su reacción.
—Te lo dije, no hay prisa— dijo con una voz fue grave. 
Una mirada sospechosa después, Sascha entró al cobertizo con el lobo, cargando al niño demasiado silencioso, siguiendo sus pasos.
Sascha señaló con la barbilla.
—Déjalo allí.
Las cejas del lobo se alzaron sutilmente y con diversión, el lobo se burló. —Como ordene, señora esposa.
Arrugas fruncieron la frente de Sascha, señalando su desagrado.
—Ves esto— agitó su muñeca izquierda desnuda. —No hay ninguna esclava matrimonial aquí, ¿verdad? ¿Sabes lo que significa?
Askeladd, quien había dado un paso en la dirección ordenada, se congeló con incomodidad. Con lentitud volteó a mirar a su humana. Él no era humano, así que... ¿cómo podría saber?
Leyendo apropiadamente el comportamiento del lobo; Sascha sonrió ligeramente antes de responder con desdén.
—Significa que soy una mujer libre, no tengo compromisos con nadie y claramente no soy tu esposa, ni la de nadie más. Tampoco tengo planes de volver a hacerlo.
Después de recuperar su libertad y autonomía, ¿por qué volvería a atarse a alguien más, volver a ser vulnerable a otra traición? Sascha no comprendía que deseaba el lobo de ella o cuáles eran sus planes. Sin embargo, sabía que no volvería a ser el juguete de ningún otro hombre, sea monstruo, demonio o humano.  
Los ojos almíbar claro del lobo se estrecharon sobre la vacía muñeca izquierda. Un sutil brillo pensativo llenó las profundidades de estos... Askeladd no se dejó amedrentar por las palabras de Sascha, tan solo respondió tranquilamente “Veremos quien sonríe de último” y luego colocó al silencioso cachorro sobre el diván.
La tranquilidad del lobo provoco que estallidos de ira explotaran en su pecho. ¡Estúpido lobo! Se sintió indefensa, porque era la primera vez en su vida que era tan sagazmente perseguida.
“¡No, él no está interesado en mí! ¡Lo que en realidad le importan son los niños en mi vientre!” El pecho de Sascha se apretó de dolor y sin darse cuenta, dejó escapar un suspiro lamentable.
Askeladd quien desconocía que tanto estaba siendo mal interpretado, dejó escapar un silbido sorprendido. Atraída por el sonido, Sascha levantó la cabeza, la visión del niño sentado sobre el diván aclaró rápidamente su estado de ánimo complicado.
—...
—...
Poco después ambos maldijeron en perfecta coordinación. Debido a todas las distracciones rodeando los hechos anteriores, era la primera vez que ambos miraban apropiadamente al niño.
Y era una vista lamentable.
Tenia los brazos y piernas tan delgados y frágiles como palillos de madera. La estructura ósea del cuerpo infantil, presionaba tirantemente contra la piel de apariencia quebradiza. El rostro aniñado estaba delgado, haciendo que la barbilla y pómulos parecieran cuchillas afiladas mientras que sus rasgados ojos lucían demasiado grandes para su rostro. El niño estaba literalmente en los huesos. Tan débil que un pequeño viento bien podría mandarlo a volar. Una túnica gris y sustancialmente limpia vestía el cuerpo del cachorro de apariencia lamentable.
En el mundo del cachorro nada bueno venía con ser objeto de atenciones, las atenciones significaban que serías golpeado, apaleado, humillado y vendido. Así que, viéndose en el centro de atención, incluso cuando su instinto le decía que estaba a salvo, el cuerpo del cachorro reaccionó involuntariamente, y se encogió en una pelota nerviosa con orejas y cola de gato inquietas. Un pequeño siseo cauteloso escapó desde la pelota...
El pequeño silbido fue lo que los trajo de vuelta, Askeladd y Sascha se miraron en silencio durante un breve silencio.
—Hay una bañera en el cuarto de baño.
—...Bien.— El lobo asintió, luego se retiró en silencio a llenar la bañera con agua.
Mientras el lobo hacia los preparativos para bañar al pequeño gato, Sascha se acercó a donde estaba su mochila. De un compartimiento interior, obtuvo un escáner mágico. Ella no era sanadora, pero operar el artefacto no era algo difícil de hacer.
La nerviosa pelota saltó cuando sintió una corriente de energía recorrerlo, y un par de ojos brillantes miraron con cautela a Sascha.
Sascha sintió su corazón apretarse dolorosamente. Dejó que una sonrisa tranquilizadora aflorara en sus labios rojos y se arrodilló ante el niño, Sascha dio una leve mirada a los resultados en el escáner, su corazón se alivió una muesca con los resultados.
—¿Tienes un nombre?
El niño la observó con una mirada seria, pero no respondió.
—No quieres decirlo. Está bien, no hay prisa. Puedes decírmelo cuando te sientas seguro— Con voz suave, trató de calmar al cauteloso cachorro.
El niño se lamió los labios, pero otra vez no respondió. Una expresión impotente y frustrada nublaba los rasgos infantiles.
De repente, una pared de calor envolvió a Sascha y ella se quedó helada al instante. Sin demoras, su corazón pateó y latió como un loco contra sus costillas.
—Está desnutrido— El aliento cálido del lobo crispó la piel del hombro y el cuello de Sascha cuando este se agazapó tras ella. Aunque en honor a la verdad, esta vez las intenciones del lobo eran del todo puras, su único objetivo era leer los resultados en el escáner.
Con las mejillas y orejas encendidas, Sascha trató de ponerse en pie. En ese momento, su pie resbaló y ella tropezó consigo misma y casi cayendo en su afán por escapar. Una mano ruda y dura sujetó con delicadeza su cintura, salvándola de rodar por el suelo.
Poco después, el cuerpo de Sascha estaba presionado contra la dura musculatura del cuerpo del lobo, al instante, una atmósfera llena de ambigüedad se estableció entre ambos.
La llegada del pixie rompió en astillas el sutil ambiente entre ambos.
—Por favor que hay menores de edad presentes. Vayan a coquetear a otra parte.
Askeladd fulmino al pixie con la mirada, y Bell huyó rápidamente al exterior, olvidando su papel como protector de la joven humana.  
La neblina nublando los ojos esmeraldas de Sascha se despejó instantáneamente, y poco después el lobo besaba el suelo.
Askeladd sonrió como un lobo desde el suelo sin importarle en lo más mínimo ser pateado abajo, Sascha le frunció el ceño con una mirada plana y sin emociones, aunque por dentro estaba llena de emociones cada vez más complicadas.
¿Le estaba comenzando a gustar este lobo descarado o no?
Después de un tiempo, Askeladd se aclaró la garganta y anunció.
—El agua está lista.
—Bien— asintió con una seca cabezada.
—Yo me encargaré de lavar al chico.
El lobo se encogió, y con un simple movimiento de sus músculos abdominales, se puso en pie otra vez. Con una mano sostuvo la pelota encogida que era el cachorro, el chico era tan ligero que incluso si no fuera más fuerte que el humano promedio aún podría sostenerlo con facilidad.
La boca de Sascha colgó ligeramente después de escucharlo. No podía imaginar al lobo haciendo algo tan hogareño como bañar a un niño.
Askeladd pellizcó ligeramente la barbilla de ella y la reprendió en voz baja.
—Puedo encargarme de un cachorro.
Calor estallaba cada vez que el lobo tocaba su piel, Sascha se sacudió internamente y se apresuró a defenderse.
—... No he dicho nada.
—Sé leer entre líneas— Le dijo, con diversión nadando en su labios y ojos. Poco después se puso serio. —No es que el cachorro no quiera responderte, lo más probable es que no sepa cómo hacerlo. También es seguro que no tenga nombre.
El chico en cuestión asintió en acuerdo. Sascha les dio una mirada confundida a los dos. El lobo suspiró antes de explicar.
—Es un esclavo semi-humano, los humanos no se molestarían en enseñarle nada, mucho menos en darle un nombre. Las herramientas no necesitan nombres, Sascha.
Una vez dicho, Askeladd se alejó con el cachorro. La puerta del baño fue dejada entre abierta y poco después el sonido de salpicaduras pudo ser escuchado.
Mientras tanto, una bola de ira quemaba en la boca del estómago de Sascha mientras esta digería las palabras del lobo. ¿Esclavo? ¿herramientas? Los párpados le temblaban incontrolablemente y con un brillo antinatural sus ojos esmeraldas se iluminaron.
Sascha miró la puerta del baño en silencio. Quería buscar al lobo y exigir más respuestas, pero... sintiendo que estaba a un paso de explotar, Sascha se obligó a voltearse y conscientemente se alejó del cobertizo.
Pensado en algo, regresó nuevamente a la cabaña de la bruja. Se paró en el centro del primer piso. La cabaña de la bruja era tan misteriosa que desafiaba toda lógica y regla. Con esta idea, Sascha escudriñó el lugar con la mirada.
—¿Tienen una cocina aquí?— preguntó, dirigiendo sus ojos a donde el tejido de la realidad se distorsionaba.
Paso un minuto, y nada sucedió. Sascha se pregunto si estaba siendo ignorada. ¿Guardaban rencor los familiares? Dejo escapar un suspiro, pero nunca dejo de sostener sus miradas o lo que esperaba que fuera sus miradas.
—¿Tienen o no? —repitió, comenzando a enojarse. ¿los cambios bruscos de humor eran debido al embarazo?
A su izquierda, una de las paredes de la cabaña crujió, los tablones de madera se partieron en finas ramas y un umbral apareció de repente. Más allá de este, una modesta y sencilla cocina surgió por arte de magia.
Estaba tan sorprendida que por un momento olvidó su enojo anterior. Con curiosidad salió al patio trasero, rodeó la cabaña y echo un vistazo al muro lateral donde el umbral apareció. Sin embargo...
—... No intentes comprenderlo, Sascha— Exhaló después de un momento. El muro exterior continuaba tan normal como un muro exterior de madera.
Regresó a la cabaña y entró a la cocina. No se entretuvo demasiado, por tanto, no exploró más allá de conseguir las cosas que necesitaba.
Poco después el aroma fragante de unas gachas nutricionales flotaba desde la cocina. Sascha pellizcó su nariz, cuando el aroma le provocó náuseas y ligeras arcadas. Frunció el ceño con molestia. Pensaba que ya había dejado esa parte de su embarazo atrás.
Con una apariencia ligeramente verde, sostuvo una bandeja con un cuenco lleno de gachas y un tazón de leche fresca. Necesitaba concentrarse en dar un paso tras otro y así evitar un lamentable accidente. De esta forma, recorrió la mitad del camino, hasta que el peso en sus manos desapareció repentinamente. Luego un musculoso brazo se enredó alrededor de su cintura.  Desde su cadera hasta su cabeza, Sascha fue sostenida contra el cuerpo del lobo, mareada, ella no se resistió a las atenciones de Askeladd.
Cuando entraron, un niño de piel pálida y apariencia linda los miraba atentamente envuelto con varias toallas. A pesar de que estaba claramente desnutrido, el poder combinado de ese par de ojos rasgados verdes, lindas y puntiagudas orejas de gato no podía ser pasado por alto. Tan tierno y lamentable, cautivo a Sascha al segundo.
“¿Mis hijos serán así de lindos cuando nazcan?” Aunque conociendo la apariencia que tendrían, Sascha tacho por completo el asentarse en algún asentamiento humano.
—No encontré nada para él— El lobo respondió con calma, malinterpretando la mirada en blanco de Sascha.
Sascha sacudió la cabeza y asintió débilmente. Durante un segundo se preguntó si debía comerse otra píldora restauradora de maná. Sin embargo, ya había consumido dos ese día, que era la cantidad adecuada. Más que esto y estaría rogando por la muerte cuando sus meridianos reventaran.
Razón por la que Sascha se contuvo. Estaba dando un paso adelante, con la intención de alimentar al cachorro cuando los bordes de su visión se volvieron negros...
Ella se quedó helada en medio de un movimiento, y el lobo descubrió que algo no estaba bien. Rápidamente y arriesgándose a ser tirado sobre su trasero una vez más, Askeladd dejó la bandeja sobre el diván y se apresuró a recoger a su mujer. En poco tiempo la tuvo sentada al lado del fragante cachorro.
Askeladd se arrodilló ante ella y frotó suavemente la cabeza de su humana.
—¿Qué pasa? ¿Hay algo mal? ¿Te duele algo? ¿Dónde duele?
Sascha respiró hondo y exhaló lentamente, su visión regresaba lentamente a la normalidad, después de unos poco minutos pudo responder con honestidad.
—Estoy bien, fue un ligero malestar— luchó varias veces con su garganta seca, pero finalmente pudo hablar con claridad.
Un tazón de leche fue colocado ante los labios de Sascha. Esta los apretó en una fina línea antes de decir.
—Es para el niño.
Askeladd le gruñó por primera vez en horas.
—¡Bebe! Incluso el cachorro quiere que bebas.
La mirada de ojos esmeraldas se desvió a la expresión ansiosa del niño. Siendo objeto de este tipo de mirada, Sascha solo pudo darse por vencida. Bajo la atenta mirada de un lobo y un gato, Sascha bebió alrededor de la mitad de la leche en el tazón.
—¿Complacidos?— Tanto el hombre como el niño asintieron con satisfacción a las palabras de esta.
Sascha giró los ojos. ¡Hombres! ¡No importa la edad, o raza, todos eran iguales! Pensó esto, pero el sentimiento cálido y agradable creciendo en su estómago no se detuvo. Sascha dudaba mucho que tuviera algo que ver con la leche caliente que acababa de beber.
Askeladd empujó el plato de gachas ante el niño.
—Come.
El cachorro arrugó el ceño y frunció los labios, mientras miraba la papilla en el cuenco. Él era un depredador y como tal quería carne, carne, carne.
—No habrá carne para ti en el futuro sino comes ahora.— Askeladd fue serio al respeto.
Dos pares de ojos verdes, pero de matices diferentes miraron al lobo, Sascha con diversión, el niño con acusación. Askeladd no se inmutó y luego de una simple mirada, el niño se rindió y comenzó a comer obedientemente la papilla.
El niño pensaba que al menos era mejor que no comer nada en absoluto. Cuando estaba con los tratantes de personas, solo era alimentado con huesos casi blanqueados y un trozo de carne en mal estado una vez a la semana. Comparado con eso, esto era definitivamente el cielo.
Habiendo crecido en un entorno hostil y violento como eran las granjas de esclavos medio-humanos, el cachorro había desarrollado buenos instintos y sabía cuándo alguien tenía malas intenciones hacia él.
La humana olía bien y le gustaba su temperamento, el lobo no le gustaba, pero siendo el más débil de los dos solo podía enseñar su garganta. El pequeño cachorro hizo una ligera pausa. Ya le enseñaría al lobo, y cuando creciera sería el lobo quien mostrara su garganta ante él. Con esta idea, las pupilas en ranuras del niño gato se dilataron felizmente.      
Askeladd entrecerró los ojos.
—Siento que estás pensando algo desagradable contra mí.
El cachorro se congeló e inteligentemente se acurrucó contra el cuerpo suave y fragante de Sascha.
La cara de Askeladd se arrugo como si se hubiera zampado un limón. Su expresion acida y amarga. Sascha se rió en secreto de los dos, mientras palmeaba la cabeza del chico, consoladoramente.
Después de un rato miró al lobo.
—No fue una coincidencia, ¿verdad?— ella había tenido tiempo para reflexionar, e incluso cuando sospechaba de las costumbres acechadoras del lobo, esta vez no pudo dejar de pensar en algo más.
—...No. No lo fue— Recibió una respuesta después de un tiempo.
Sascha observo la dura linea apretando los labios del lobo, el musculo saltando en su mejilla al apretar los dientes, la furia sin ocultar que encendía de ámbar sus ojos aun en forma humana y supo que fuese lo que fuese que el lobo le diría a continuación no seria bueno.

EPDMHEUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora