Capítulo 8:Bailando en la mansión.

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Habían pasado siete días desde que Daniela había comenzado a interrogarme

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Habían pasado siete días desde que Daniela había comenzado a interrogarme. Cada sesión era más intensa que la anterior, pero no le había dado ni una sola pista. A pesar del cariño que sentía por Silvana, era una leal agente y yo sabía que Daniela estaba desesperada, y la desesperación la llevaba a métodos más crueles. A pesar de todo, me mantenía firme. No podía permitir que supieran nada más. ¿Además, qué me quedaba con la verdad? No me imagino lo que le harían los Avilés a la asesina de Samantha.

Daniela no solo usó dolor físico. El lunes me dio una paliza, el martes puso el cuarto a una temperatura helada y el miércoles a una tan caliente como un árido desierto. Jueves y viernes usó herramientas "especiales" y el fin de semana noté que no tenía control de Silvana, cosa que me quitó una preocupación. Una noche, mientras cenaba, noté que uno de los guardias había dejado un tenedor junto a la bandeja de comida. No sabía si había sido un descuido, pero era mi oportunidad. Con manos temblorosas pero decididas, tomé el tenedor y lo guardé para usarlo el día indicado. Llegó Daniela a la mañana siguiente.

—Espero que hoy hables, no estoy de buen humor —dijo ella con una voz gastada.

—Malas noticias, Daniela, no diré nada.—dije sonriendo.

—No voy a tolerar que te burles hoy.—dijo molesta.

—Carajo te ves muy mal, ¿donde esta esa reina de la mafia?—dije burlándome mientras note su estado tan deplorable.

—Mi estado no importa y no te importa.—dijo enojada.

—Este no es un buen camino Daniela, que sigas los pasos de tu hermana te llevaran a una muerte segura.—dije esta vez con seriedad.

—¿Que? Cállate ¿si? Te vez mas linda cuando no dices estupideces.—dice seria mientras

—Yo siempre me veo bien, en cambio tu te ves de la mierda, es culpa de tu madre.—dije seria.

—Mi vida no es de tu incumbencia, además no sabes por lo que he vivido, lo que los de tu tipo me han hecho.—se refiere a la muerte de Samantha.

—Ya somos dos.—comente, si ella supiera lo que su padre me hizo, ni se imagina lo desnivelado que esta esto.

—¿Que tienes que decirme? ¿Eh?—dijo ya muy molesta.

—No te voy a decir nada.—dije segura.

—Eso ya lo veremos en cuanto te... —en eso fue interrumpida.

—Jefa, tiene que venir a ver esto —dijo uno de sus guardias, mientras ella, algo molesta, iba junto a ellos.

Al ver esa oportunidad, comencé a trabajar en las esposas. No fue fácil, pero finalmente logré liberarme. Solo esperé el momento adecuado, mientras simulaba aún tenerlas.

 Solo esperé el momento adecuado, mientras simulaba aún tenerlas

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Amor Encubierto: Espía x Mafiosa GLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora