Capítulo 46:El último tramo.

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El zumbido bajo del avión llenaba mis oídos mientras miraba por la ventanilla, observando las nubes deshacerse contra el horizonte

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El zumbido bajo del avión llenaba mis oídos mientras miraba por la ventanilla, observando las nubes deshacerse contra el horizonte. No había mucho que decir sobre el viaje, excepto que la tensión entre todos era palpable, como una cuerda a punto de romperse.

—¿Alguien más siente que esto es una locura? —preguntó Silvana desde su asiento, reclinándose como si estuviera en un vuelo de vacaciones.

—Define "locura" —respondí, sin apartar la vista de la ventanilla.

—Oh, no sé. Tal vez el hecho de que vamos directo a una trampa. ¿O que probablemente terminemos muertos? —Sonrió de forma despreocupada, aunque su tono tenía un filo de verdad.

—Si tienes miedo, puedes quedarte aquí. —exclamó Adam desde el otro lado, cruzando los brazos sobre el pecho.

Silvana lo miró con una ceja arqueada, su expresión burlona como siempre.

—¿Miedo? Por favor, Adam. Si alguien aquí debería preocuparse por perder su encanto juvenil eres tú.

—Cállate, Silvana. —Adam tensó la mandíbula, pero su tono fue más frío que molesto.

—¿De verdad vas a ignorarme? Qué triste. Y yo que creí que teníamos una conexión especial. —Silvana puso una mano en su pecho, fingiendo estar dolida.

—Solo dices estupideces. —El tono de Adam era seco como el desierto.

—¿Podrían ambos callarse? —intervino Mauga desde la cabina en el asiento del copiloto, girándose un poco hacia nosotros a su lado un agente en especial Charlie pilotaba.— Algunos de nosotros intentamos concentrarnos en no estrellar este avión.

—¿Qué, no te enseñaron a volar mientras hacías flexiones? —bromeó Silvana, ganándose una risa de Victoria.

—De hecho, no. Pero me enseñaron a ignorar los comentarios inútiles mientras trabajo.

—Bien por ti, Mauga. —Silvana levantó el pulgar, sin molestarse en ocultar su sarcasmo.

—Suficiente. —Mi tono fue bajo, pero firme. No estaba de humor para bromas o peleas absurdas.

El resto del vuelo transcurrió en un incómodo silencio hasta que aterrizamos en un aeródromo abandonado cerca de los Emiratos Árabes Unidos. Apenas el avión se detuvo, todos comenzamos a movernos para bajar. Extraño a Daniela, mucho.

El calor del lugar golpeó de inmediato, sofocante incluso a esas horas.

—¿Y ahora qué? —preguntó Silvana, sacudiéndose el polvo de sus tennis mientras miraba alrededor, sus ojos buscando algo interesante entre el abandono del lugar.

—Kristen dejó un vehículo para nosotros. —Mauga señaló un hangar cercano, avanzando con pasos decididos. Adam y Victoria vigilaban el perímetro, atentos a cualquier movimiento sospechoso.

Amor Encubierto: Espía x Mafiosa GLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora