El sol apenas comenzaba a despuntar en el horizonte cuando desperté, con la sensación de que algo había cambiado irreversiblemente en mí. La oscuridad de la habitación era un reflejo de la tormenta que se desataba en mi interior. A mi lado, Alice dormía, su rostro angelical dándome una paz que apenas podía sentir. Miré su figura durante unos segundos, luchando contra el impulso de acercarme y perderme en su abrazo. Pero ese no era el momento. Ya no era una opción.
Me levanté con movimientos calculados, cada paso decidido para no mostrar debilidad. No había espacio para la vulnerabilidad en la vida que había elegido. Sentí a Alice moverse a mi lado, despertándose.
—Buenos días —dijo, su voz suave intentando alcanzar un rincón de mi corazón que ahora estaba sellado.
—Hola, Alice —le dije sin mirarla—. Tengo cosas más importantes que hacer hoy.
Noté cómo su cuerpo se tensaba ante mi tono, pero mantuve la mirada fija en el horizonte. No podía permitirme flaquear, no cuando la misión de mi vida estaba en juego. Sabía que estaba sorprendida por mi cambio, que esperaba una explicación, pero la verdad era demasiado amarga para compartir.
—Dani, si necesitas hablar o... —comenzó, con una nota de preocupación en su voz.
Me giré hacia ella, permitiendo que la dureza se apoderara de mis palabras. —¿Hablar? —mi tono era cortante, casi venenoso—. ¿Es ahora cuando me vas a decir cuál de tus amiguitos mató a Samantha?
El impacto de mis palabras fue inmediato. Vi el dolor reflejado en sus ojos, pero también una tristeza que la hizo bajar la mirada. Sabía que había sido cruel, pero necesitaba que entendiera lo lejos que estaba dispuesta a llegar. Incluso si eso significaba alejarla de mí.
Sin decir nada más, Alice se levantó y comenzo a vestirse, con movimientos casi automáticos. Había un peso en el aire entre nosotras, uno que yo misma había colocado allí. Sabía que no era justo, pero era lo necesario.
Cuando finalmente estaba lista, con un atuendo elegante y con el suficiente maquillaje como para ocultar mis ojeras y ojos hinchados por las lagrimas, salí de la habitación despidiéndome con la mirada. Caminé por los pasillos de la mansión como si cada paso me acercara más a un abismo, con Alice en la habitación, no tenía su presencia tan pesada como una sombra.
La sala de reuniones estaba llena de rostros familiares, algunos marcados por el dolor y otros por la preocupación. Mi madre, Antonella, estaba sentada en una esquina, con la mirada perdida, mientras Walsh la observaba con una mezcla de tristeza y firmeza. Al otro lado de la mesa, los capos de las familias aliadas se habían reunido, sus semblantes reflejando la gravedad del momento. Mi tío Giancarlo y mis primos Franchesca y Luigi estaban presentes, con expresiones que mostraban tanto respeto como inquietud.
Tomé mi lugar en la cabecera de la mesa, el lugar que había pertenecido a mi padre, y miré a los presentes con una determinación que ocultaba mi dolor. Sentía el peso de sus expectativas, pero también sabía que no podía permitirme fallar. La sala se quedó en silencio, esperando mis palabras.
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Amor Encubierto: Espía x Mafiosa GL
Romansa¿Puede el amor nacer del odio? Daniela Avilés acaba de vivir una tragedia, Alice la causo, ¿podrá una espía enamorarse de una mafiosa? No creas que un inicio romántico te garantiza una historia linda, a fin de cuentas esto es un Thriller. Contenido...