La tarde caía lentamente sobre la agencia. La luz naranja del sol teñía el horizonte mientras Kristen y yo nos encontrábamos en la azotea, alejadas del bullicio del lugar. El viento barría los escombros a nuestros pies y, en medio de ese paisaje sombrío, Kristen lucía como una estatua, firme y elegante. A pesar de la tensión en el ambiente, sus ojos se mantenían fijos en el horizonte, imperturbables.
Tomé un sorbo de mi vaso, el frío del líquido ayudaba a calmarme antes de abordar lo que estaba por decir. La conversación que venía cargaba un peso que ambas habíamos sentido desde hace semanas, pero que habíamos evitado. No más. El silencio ya no podía esconder lo que estaba en nuestras mentes.
—Antonio Avilés... —empecé con voz baja—. No puedo dejar de pensar en lo que su muerte significa para Daniela. Ver cómo mataron a su padre frente a sus ojos... por Chaterine. Sé que ambas son enemigas, pero Daniela estuvo con nosotras.
Kristen no respondió de inmediato. Sus ojos permanecieron fijos en el cielo, como si en la vasta inmensidad del horizonte buscara respuestas que el mundo no le podía dar. Finalmente, suspiró, un sonido suave pero cargado de todo el peso que solía ocultar detrás de su fachada calculadora.
—Lo sé, Silvana —dijo, con una frialdad característica, aunque esta vez más suave—. Antonio no era solo el líder de la mafia en Italia, era el último lazo que Daniela tenía con su humanidad. Chaterine jugó esa carta a la perfección. Daniela está viva porque Alice se involucró, no porque confíe en nosotras.
Hice una pausa, el tema de Alice había rondado mi mente por semanas, pero había algo más profundo en lo que Kristen había dicho, y no podía ignorarlo más.
—Kristen... —empecé de nuevo, más dubitativa esta vez—. He estado pensando mucho en Alice, y... me parece que te importa mucho más de lo que sueles mostrar.
Kristen mantuvo su silencio por un largo momento. Pensé que lanzaría algún comentario sarcástico, desviar el tema era su especialidad, pero en lugar de eso, soltó un suspiro más pesado. Sus ojos, normalmente fríos y calculadores, se nublaron con un destello de vulnerabilidad que pocas veces había visto.
—¿Si me importa? —repitió, casi en un murmullo—. Silvana, Alice es más que una simple agente para mí.
Hizo una pausa, como si las palabras fueran demasiado difíciles de admitir en voz alta.
—Cuando la encontré, era solo una niña rota. No era nadie, una huérfana que apenas tenía razones para seguir adelante. Recuerdo la primera vez que la vi, estaba en ese reclusorio de menores, una sombra de lo que es ahora. Pero lo peor no era eso, sino el rastro de los Avilés en su vida, lo que ellos le hicieron... Vi algo en ella ese día, una fuerza que no podía ignorar.
Kristen hizo una pausa más larga, sus manos apretaron el borde de la barandilla, como si los recuerdos la golpearan más fuerte de lo que esperaba.
—Fui yo quien la sacó de ese infierno —continuó, su voz ahora cargada de una emoción que rara vez mostraba—. No porque necesitara otro agente, sino porque... vi a una niña que, como yo, había perdido demasiado. Y supe, en ese instante, que si no la sacaba de allí, se perdería para siempre. He visto cómo ha crecido, cómo ha cometido errores y se ha levantado una y otra vez. Y, por más que deteste admitirlo, Alice... ella es como una hija para mí.
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Amor Encubierto: Espía x Mafiosa GL
Romance¿Puede el amor nacer del odio? Daniela Avilés acaba de vivir una tragedia, Alice la causo, ¿podrá una espía enamorarse de una mafiosa? No creas que un inicio romántico te garantiza una historia linda, a fin de cuentas esto es un Thriller. Contenido...