Capítulo 17: La verdad

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—Bien, te lo diré

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—Bien, te lo diré... —dije, sintiendo cómo la ansiedad de Daniela llenaba la habitación.

—Quiero escucharlo. A ver con qué excusa me sales ahora. —exclamó, claramente molesta.

—No me gusta hablar sobre esto... pero quizás así lo entiendas. —comenté seria, preparándome para revivir mi peor pesadilla.

La verdad:

Recuerdo esa noche como si fuera ayer, aunque hayan pasado tantos años. Tenía solo ocho años y el mundo que conocía estaba a punto de desmoronarse. Mis padres eran socios de Antonio Avilés, un hombre poderoso y temido en el mundo del crimen organizado. Siempre los escuchaba hablar de él con una mezcla de respeto y temor, pero nunca entendí realmente lo que eso significaba hasta esa noche.

Había un constante estrés en casa debido a un fraude que había dejado a mis padres en bancarrota. Estaban constantemente preocupados, intentando encontrar una manera de devolver el dinero que le debían a Antonio. Pero el tiempo se les acabó.

Esa noche, me desperté de golpe al escuchar el ruido de puertas siendo forzadas. Sentí un pánico helado recorrer mi cuerpo. Sin pensar, me deslicé fuera de mi cama y me escondí debajo de una mesa en el pasillo. Mis manos temblaban mientras trataba de hacerme lo más pequeña posible.

A través de las sombras, vi a varios hombres entrar con paso firme y decidido. En medio de ellos estaba Antonio Avilés. Su presencia dominaba la habitación, y aunque nunca lo había visto antes, supe inmediatamente quién era. Mis padres bajaron las escaleras, sus rostros pálidos de miedo. Trataban de mantener la compostura, pero sus ojos los delataban.

Mi corazón latía con fuerza cuando vi a mi hermana en las escaleras, escondida también. Sus grandes ojos azules estaban llenos de terror. Quería correr hacia ella, pero mis piernas no respondían. Estaba petrificada.

Antonio comenzó a hablar, su voz baja pero letal. Les dijo a mis padres que habían fallado, que su tiempo se había acabado. Mis padres suplicaron, prometieron que encontrarían una solución, pero era demasiado tarde. Antonio sacó un arma, y en un segundo, el sonido ensordecedor de los disparos llenó la casa. Vi cómo mis padres caían al suelo, sus cuerpos inertes.

(Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, pero no las detuve. Daniela me miraba, sus ojos llenos de horror y tristeza.)

Sentí un nudo en la garganta, un grito de angustia queriendo escapar, pero me tapé la boca con ambas manos. Si hacía algún ruido, sabía que sería la próxima. Mis lágrimas caían silenciosas, empapando mis manos mientras veía la sangre extenderse por el suelo.

De repente, escuché un sollozo. Era mi hermana. Ella no había podido contenerse. Los hombres se giraron hacia el sonido, y antes de que pudiera procesar lo que estaba sucediendo, subieron las escaleras hacia ella. Intenté moverme, salir de mi escondite para salvarla, pero mis piernas no respondían.

Amor Encubierto: Espía x Mafiosa GLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora