Capítulo 11:Eres secreto de amor

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Después del encuentro con Cameron y Skyler, el camino de regreso a la mansión se sintió interminable

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Después del encuentro con Cameron y Skyler, el camino de regreso a la mansión se sintió interminable. Me hundí en mis pensamientos, mientras Hugo, siempre atento, no decía una palabra, respetando mi necesidad de silencio. Estaba muy ansiosa por llegar y retomar la plática con Alice.

Finalmente, la camioneta se detuvo en la entrada de la casa. Salí rápidamente y, sin decirle nada a mi hermano, me dirigí al segundo piso, donde estaba el cuarto de invitados. Ahí tenía encadenada a Alice. Pude notar a mi madre, Antonella, afuera de la habitación.

—¿Necesitas algo? —pregunté con curiosidad.

—Tu padre me dijo que tú misma denegaste que él y yo entráramos con tu rehén. ¿Cómo sabes de su existencia?

—¿Te refieres a los fantasmas? Solo me preparo, además se me hizo muy grosero que tú y papá no me dijeran que tenían pruebas de quienes la mataron. Ahora yo misma descubriré quién mató a Samantha —comenté, segura de mí misma.

—Daniela, soy tu madre —dijo exaltada.

—Lo eres, pero ahora yo soy la jefa. Lo que yo diga se debe hacer. Además, madre, no quiero que la enfrentes. Ella te provocará y la necesito viva —comenté, algo seria. Quizás parecía insensible, pero solo quería lo mejor para mi madre, si Alice la provocaba, probablemente mi madre la terminaría matando.

—Daniela... —dijo seria.

—Madre, mírate, por favor. Necesitas dormir —al ver el estado tan malo que tenía mi madre, hasta yo me deprimía más. Le faltaba dormir y tenía los ojos hinchados de tanto llorar.

—No puedo descansar si... —al decir eso, la interrumpí.

—No, madre, debes descansar. ¿Ya conociste a la nueva psicóloga? —dije de forma cortante.

—Sí, es una rubia. Parece española —torció la mirada de forma irritada. Sabía que la idea de una psicóloga no le gustaba.

—Cuando termine esto, iré contigo y juntas la conoceremos. Es por tu bien, madre.

—Hablamos luego —suspiró enojada y se marchó.

Al abrir la puerta del apartamento, un solo recuerdo me abrumó: como resbalé, ese único beso que me hizo sentir el paraíso. La habitación aún olía a Alice. Ella estaba ahí, dormida. Se notaba físicamente mejor; ya no tenía tantas heridas. Los médicos de la casa hicieron un gran trabajo. Dejé escapar un suspiro, mi ansiedad apretando mi pecho. Con seriedad y delicadeza, la agité para que despertara.

—Alice... —susurré con calma.

—¿Uhm? ¿Eres tú? —dijo algo apenada, desviando la mirada.

—Veo que tu hombro mejoró. ¿Cómo resistes una bala ahí? —pregunté con calma.

—Experiencia. ¿Por qué hablas? Mejor tortúrame. Sé que lo que hiciste fue para sacar información, los juegos sentimentales tampoco me harán hablar—comentó molesta.

Amor Encubierto: Espía x Mafiosa GLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora