Capítulo 5:Yo te conozco.

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El viaje a Londres había sido largo y agotador, pero no podía permitir que el cansancio me venciera

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El viaje a Londres había sido largo y agotador, pero no podía permitir que el cansancio me venciera. Las luces de la ciudad reflejadas en el Támesis eran un recordatorio constante de la reunión que teníamos por delante. Mi padre, Antonio, y yo estábamos listos para enfrentar cualquier desafío que se presentara.

Al llegar al club, un edificio elegante y discreto en el corazón de la ciudad, ajusté mi vestido y respiré hondo. La fachada era impresionante, con una puerta de roble tallado y una alfombra roja que conducía al interior. A nuestro lado, mi padre mantenía una expresión serena pero alerta, como siempre.

Entramos al club y fuimos recibidos por una anfitriona que nos dirigió a la sala principal. La atmósfera dentro era opulenta. Mi padre y yo caminamos con confianza, sabiendo que cualquier signo de nerviosismo podría ser fatal. No éramos desconocidos en estos círculos, pero la situación era más tensa que nunca. Los Wharthington estaban en una posición de poder, y nosotros necesitábamos encontrar una forma de equilibrar la balanza.

—Mantén la calma y observa todo, Daniela —me susurró mi padre mientras nos acercábamos al área principal de la reunión.

Asentí, recorriendo la sala con la mirada.

Antes de llegar al cuarto donde estaba Frank, había muchos líderes mafiosos afuera, entre ellos todos aliados de mi padre. Estaba el líder de la mafia francesa, un hombre algo gordo y con cabello rubio. A su lado estaba Thomas, un hombre canoso, delgado y con una cara de enojo. Él era el jefe de la mafia alemana. Lo conocía muy bien ya que era el padre de Jacob, el exesposo de mi difunta hermana. Entre ellos también estaba el jefe de la mafia polaca y el jefe de la mafia del este de Europa. Mi padre, con orgullo, dijo:

—Señores, algunos ya la conocen, pero ella es Daniela, la actual jefa de la familia Avilés —dijo con una sonrisa mientras puso sus manos en mis hombros.

—Mucho gusto —dije seria, pero por dentro estaba algo apenada.

Todos ellos me saludaron con educación, mientras el francés dijo:

—¿Se nos unen? —dijo mostrando una baraja de cartas.

—Queremos ver a esa jugadora estrella que tanto mencionas, Antonio —comentó el polaco.

Mi padre tomó asiento y dijo:

—Daniela les mostrará que no digo estupideces. Los Avilés somos los mejores en este juego y mi hija no es la excepción —comentó mi papá con orgullo.

La verdad, me sorprendió ese comentario. Pensé que mi padre antes solo hablaba de Samantha. Escuchar eso en verdad me daba alegría. Amaba a mi padre; ni siquiera tuvo que acompañarme y decidió hacerlo. Eso es algo que admiro mucho de él. Me senté a su lado y con un tono calmado esta vez dije:

—Soy la mejor porque aprendí del mejor —comenté mientras empezaban a repartir las cartas.

A lo largo del juego nos trajeron bebidas, muy lujosas en verdad. De diez partidas de póker que jugamos, yo gané ocho, el padre de Jacob una y mi padre ganó la última. Noté que mi padre era respetado entre ellos, y era mucho que decir ya que ellos son hombres muy peligrosos en este mundo criminal. A su lado, ellos no me intimidan para nada.

Amor Encubierto: Espía x Mafiosa GLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora