Capítulo 22:Origen.

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Flashback: 15 de octubre de 2009
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Centro de Londres

Los muros fríos del internado eran tan opresivos como los deberes que tenía que cumplir cada día. A los catorce años, no había conocido otra cosa que las expectativas desmedidas de mis padres. No había cabida para el error ni para la debilidad, y cualquier muestra de afecto o ternura era rápidamente sofocada.

A los quince años, sin embargo, algo cambió. Conocí a Benedict, un chico que se había infiltrado en mi vida como un rayo de sol en una habitación oscura. Nuestros encuentros a escondidas eran el único momento en el que podía permitirme ser vulnerable, mostrar un lado tierno y amoroso que había estado enterrado bajo capas de frialdad y calculadora indiferencia.

En un rincón oculto del vasto jardín de el parque de Londres, bajo la sombra protectora de un gran roble, me encontré con Benedict. Mi corazón latía con fuerza al verlo. Allí, en ese lugar apartado, podía ser yo misma, lejos de las expectativas y las pruebas brutales que mis padres me imponían.

—Hola, Benedict —saludé, mi voz suave y cargada de emoción contenida.

Benedict sonrió y tomó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos.

—Hola, Chaterine. Te he extrañado tanto.

Sonreí tímidamente, sintiendo cómo mi corazón se ablandaba en su presencia. Nos sentamos juntos bajo el árbol, el mundo exterior desapareciendo mientras compartíamos ese momento.

—Chaterine —dijo Benedict, rompiendo el silencio con una seriedad inusual en su tono—, he estado pensando mucho últimamente. No puedo soportar verte sometida a tanto sufrimiento. Quiero que escapemos juntos. Podríamos irnos lejos, empezar una nueva vida, lejos de aquí, lejos de tus padres y sus expectativas.

El corazón se me detuvo por un momento. La propuesta de Benedict era un sueño, una fantasía que había acariciado en mis momentos más oscuros. Pero también sabía lo que significaba abandonar todo, lo que implicaría dejar atrás a mi familia, mi futuro en el mundo del crimen, y las consecuencias que seguirían.

—Benedict... —susurré, mis ojos llenándose de lágrimas—, no es tan sencillo. No puedo simplemente huir. Mi familia... mis padres... Ellos nunca lo permitirían. Me encontrarían, y las consecuencias serían terribles, tanto para ti como para mí.

Benedict me miró con determinación, sus ojos brillando con una mezcla de amor y desesperación. —No me importa lo que digan o hagan, Chaterine. Estoy dispuesto a arriesgarlo todo por ti. Te amo, y quiero que seas libre, que seamos felices juntos.

Bajé la mirada, mis lágrimas cayendo sobre las hojas secas del suelo. Sentía un peso enorme en mi pecho, la lucha interna entre el deseo de escapar y la lealtad hacia mi familia, por más cruel que fuera.

Amor Encubierto: Espía x Mafiosa GLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora