CAPÍTULO 8

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ESRA

Observo a Abbie Graham dar la mejor clase que he visto en años. Su "timidez" no existe, desde que puso un pie ahí arriba, se tomó la libertad de hacer lo que quería.

Ha hecho participar a sus compañeros de clase e improvisó haciendo que dos de sus compañeros subieran al escenario para recrear una de las escenas de orgullo y prejuicio.

—Eso es todo por hoy, ¿alguna pregunta señorita Campbell?

—Es tu clase, pregúntale a los estudiantes, yo tengo todo más que claro —parece que quiere matarme con la mirada que me da.

—Si no hay preguntas, eso es todo por hoy.

Salgo del salón y a los minutos de entrar a mi oficina, Abbie irrumpe en ella.

—¿No sabes tocar, Graham?

—Se tocar, ¿Quiere la muestra? —ignoró su comentario tan fuera de lugar y continúo revisando los trabajos pendientes.

—¿Que quieres ahora? —se siente en una de las esquinas de mi escritorio y alzo las cejas al verla. —bájate.

—Solo quiero que me diga ¿que es lo que tiene contra mí? —se cruza de brazos. —¿También está enamorada de mi madre?

—No y si así fuera, soy muy profesional para mezclar lo personas con el trabajo, ahora vete.

—¿Me dará un buen puntaje?, porque yo creo que me merezco una buena nota, usted pudo notar que todos disfrutaron la clase, así que no espero más...

—Me está doliendo la cabeza de escucharte hablar.

—Pues no me iré hasta que acepte que soy muy buena, aunque si no lo cree, puedo seguir demostrándoselo.

—¿Cómo piensas demostrarlo? —me enderezo en mi silla y puedo notar que está pensando alguna de sus raras ocurrencias.

—¿De qué forma le gustaría? —sonríe.

—Largándote de mi oficina y dejándome en paz el resto de la semana. Tienes una buena nota, ahora ve a tus clases.

—Gracias —dice con emoción —la veo en la noche —se detiene y sonríe nerviosa —por Daisy, ya sabe, la niñera —juega con sus manos —no es que usted y yo tengamos que vernos por la noche, no hay motivos para eso, tampoco tengo otras intenciones extrañas... a menos que quiera...

—Abbie.

—¿Si? —traga con fuerza.

—Piérdete de mi vista.

Entrecierra sus ojos y se apresura a salir de mi oficina.

¿Qué le pasa?

Los días comienzan a tener a una rutina distinta de la que antes tenía. Ya no me pasó tanto por la oficina de Beth, trato de ir a casa lo antes posible aunque sé que Daisy está muy cómoda con Abbie, pero sé que a veces puede hacer sus pataletas y no podrá con ella. Aunque hasta el momento, lleva un mes y las cosas parecen ir bien.

Abbie se va luego de alimentar a Daisy y darle un baño. A veces se queda a cenar con Beth, otra veces se va en su auto y en ocasiones veo que vienen por ella.

—¿No te preocupa con quien se vaya? —le pregunto a Beth al ver que Abbie sube en una camioneta lujosa.

—Sabe lo que hace —se encoge de hombros —por cierto, ya vienen las vacaciones de verano, Aubrey mencionó que quiere ir a unas cabañas.

—¿Irás con ella? —sonrío y me mira con e celo fruncido.

—Hablo de ir todas.

—No lo sé, tengo que pensarlo.

El mejor de mis erroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora