CAPÍTULO 27

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ABBIE

Creí que la emoción que tenía desde que salí con Esra por la tarde, nadie me la quitaría, es más, el estar con amigas solo aumentó mi euforia. Las chicas saben que estuve con Esra cuando ven que no para de sonreír, pero esa mujer que enloquece, me hace sentir viva y amada.

—¿Puedes parar de sonreír? —se queja Amalia.

—¿Y tú puedes dejar de comerle la boca a mi amiga? —ruedo los ojos.

—No le hagas caso —dice Nat sujetando el rostro de Amalia —solo tiene envidia.

—En sus sueños más húmedos —ambas se ríen.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —me dice Nat poniéndose algo seria.

—Me preocupa tu expresión, pero adelante.

—¿Tu y la señorita Campbell han llevado las cosas a otro nivel? —me pregunta y Amalia oculta su sonrisa.

—¿A que nivel te refieres? —pregunto acercándome a ella —el nivel más alto al que me llevo —me acerco más para susurrarle —tuve que rogarle que parara, mis piernas ya no daban para más y la cama estaba emp...

—¡Abbie! ¡Que asco! —dice alejándose y comienzo a reír.

—¿Amalia no te lleva a esos niveles? —pregunto para molestarla y enrojece.

—No hablaré de eso —dice tomando la mano de Amalia.

—¿Tan mal lo haces? —molesto a mi amiga y me muestra su dedo corazón con media sonrisa.

—Siempre tendrás esa duda —me guiña.

—Solo porque no quisiste reforzar la amistad —tomo su mano y Nat me da un manotazo.

—¿Se controlan? —pregunta frunciendo el ceño.

—Bien, iré por tragos —me levanto —déjala respirar.

Me voy hacia la barra y la emoción que traía se va de golpe al ver a las mujeres que están al final de la barra. La profesora nota mi presencia y alerta a la rubia, ignoro por completo lo que pasa con ellas, solo pido nuestros tragos a la chica de la barra y ella me sonríe.

—¿Tan fácil le gustan a Esra? —preguntan cerca de mi.

—Mírate en un espejo y obtendrás la respuesta —respondo y tomo los tragos para volver a mi mesa.

Intento pasar de ellas, pero su amiga me da un leve empujón que me hace derramar los tragos, trato de controlarme y me regreso dejando los vasos en la barra.

—Descuida, yo te ayudo —dice la chica sin apartar sus ojos de las dos mujeres a mi espalda.

Mientras espero a que me sirvan, la rubia se me acerca demasiado por la espalda y mi reacción es empujarla, ella finge que lo hice a propósito y las personas que están cerca solo me observan.

—Pelea tu sola —me regreso a mi mesa y veo que Amalia ya noto la presencia de esas dos.

—¿Estás bien? —me pregunta.

—Ni de cerca —digo frustrada —pero no me dañará la noche.

La chica de la barra nos envía los tragos con alguien y Amalia le agradece con una buena propina. La noche continúa tranquila por un momento, pero de mi mente no sale la presencia de esa mujer y eso me enfurece. Me voy a la pista con mis amigas para tratar de distraerme un poco, hasta que aparecen dos guardias de seguridad y me hacen salir del lugar.

No entiendo que pasa, pero Amalia y Nat nos siguen hasta afuera, ni siquiera me da tiempo de preguntar porque la ex de Esra hace acto de presencia acusándome de robar su celular.

El mejor de mis erroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora