CAPÍTULO 25

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ABBIE


Llevo un largo rato observando a Esra. Daisy se fue con su abuela hace unos minutos y Esra decidió ir a saludar a algunas personas y despedirse de una vez. Yo decidí esperarla alejada de toda esa gente.

Esra se mueve entre la multitud saludando de manera cordial a los invitados, aunque se que algunos la observan de más.

Comienzo a tomar una copa diferente cada de vez que ella me mira y la alzo en su dirección con una sonrisa. Esra no aparta sus ojos de mi mientras conversa con algunas personas, tomo otra copa y ella frunce el ceño al ver que me muevo entre la gente y cada que pasa un mesero, tomo una copa diferente, ella me ha dejado en claro que no le gusta que tome tanto.

Me quedo en un punto fijo y observo que Jess tiene sus ojos puestos en ella, pero ella me mira a mi y es lo que me importa. Parece que tendré que dejarle en claro que Esra Campbell es completamente mía.

Sonrío al ver que Esra viene en mi dirección y me mezclo entre los invitados hasta llegar al otro lado del salón, ella me busca y mira a la señora que se acerca para hablarme, pero no le presto atención. Tomo otra copa y la coloco en mis labios como si sonriera a la señora a mi lado. Esra me hace de señas que vaya por la puerta a mi lado y así lo hago.

Tomo otra copa saliendo del salón adentrándome en ese pasillo oscuro y solitario, pero me aseguro que Esra venga en mi dirección. Avanzo por el pasillo y dobló en la siguiente esquina, camino despacio observando los cuadros que hay sobre la pared y el silencio es interrumpido por un taconeo firme que se acerca cada vez más hasta que llega a mi.

—¿Que haces? —pregunta quitándome la copa y la deja sobre la mesa —estas tomando demasiado, Abbie.

—Apenas le di un sorbo a esa copa —continuó caminando sin mirarla.

—¿A que estas jugando? —pregunta dejando la copa sobre una mesa.

—¿Te parece que estoy jugando? —pregunto girando la mitad de mi cuerpo hacia ella.

—Te conozco bien, Abbie y sé que algo estás tramando.

—Solo te observo —me giro por completo hacia ella y deslizo mis manos por sus caderas y ella se sujeta de mis hombros —esta noche luces más hermosa —susurro en su oído —me pregunto, ¿cuantos te habrán visto de manera impropia? —deslizó mis labios por su cuello hasta llegar a sus labios —que envidia me tendrían de saber que soy yo la que tiene entre sus brazos —digo rozando mis labios sobre los suyos —amo la adrenalina, Esra y no te imaginas las ganas que tengo de hacerte mía aquí mismo.

No le doy tiempo a reaccionar, devoró sus labios con las ganas que he tenido durante toda la velada y la empujó contra pared.

Llevo mi mano a su cuello y la deslizo lento por sus hombros desnudos hasta llegar al borde de sus pechos donde mis dedos solamente rozan haciendo que su respiración se vuelva más errante.

—Abbie... alguien puede venir —balbucea.

—Solo quiero saber que tanto me deseas —balbuceo.

Mi mano baja hasta su pierna para comenzar a subir su vestido y coloco un a de mis piernas entre las suyas para cubrir su piernas expuesta. Llevo mi mano hasta su trasero presionándola contra mí y suelta un pequeño jadeo.

Suelto sus labios y la observo a su rostro porque quiero ver su gesto mientras deslizo mi mano dentro de sus bragas y mis dedos se resbalan en su humedad.

—Esra —escucho la voz de esa mujer por el pasillo.

Ella trata de alejarse, pero atacó sus labios y presiono mi cuerpo contra el suyo mientras mis dedos continúan explorando lo que tanto quiero.

El mejor de mis erroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora