CAPÍTULO 14

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ESRA

Huir de una situación como en la que me he metido, me pareció mejor idea que aceptar lo que estaba sintiendo. Lo que sigo sintiendo.

Desde que escuché como aquella chica dejaba a Abbie y ella confirmaba que había alguien más. No pude no huir de la situación, Abbie es muy joven, aún le faltan muchas cosas por descubrir y no quiero interferir en eso.

Beth también estaba conmigo cuando escuchamos lo de Abbie y por más que trato de disuadirme, no la escuché. ¿Como una broma suya llegó a convertirse en algo real?

No se en qué momento esa chica comenzó a llamar mi atención.

Quizás fue cuando comenzó a pasarse horas en mi oficina hablándome de cualquier cosa que se le ocurriera o contarme cosas sobre su vida. Siempre he fingido no prestarle atención, pero es imposible no hacerlo. Sobre todo cuando se sentaba sobre el escritorio y la tenía muy cerca. Aunque intentara concentrarme en mi trabajo, era imposible hacerlo.

La veo salir de mi oficina y saco el papel con el nombre de otro de sus compañeros. Lo tiro en la basura y me maldigo por cumplir su deseo de alejarse de mi.

Regreso a casa y solo mi hija es capaz de hacerme sentir bien. La sostengo entre mis brazos y dejo besos en sus mejillas hasta que entre risas me pide que pare.

—¿Vendrá Bee? —me pregunta.

—No creo...

—Te prometí que vendría —escucho a la antes mencionada y me giro para verla entrando en mi casa como si tuviera el derecho de hacerlo.

—¿Que haces? —pregunto al ver que Daisy se apresura a ir con ella.

—Iré con Bee —dice mi pequeña absoluta de tres años.

—¿Y me entero hasta ahora? —me cruzo de brazos.

—Ven con nosotras —me mira emocionada.

—¿A donde irán? —pregunto.

—A la universidad —dice Abbie. —ella quiere conocer el lugar donde pasamos el día.

—Vengo de allá.

—Nadie la obliga a venir —dice con sarcasmo.

—Déjame ponerme algo más cómodo.

—La acompañaría, pero no es momento —me sonríe y ruedo los ojos.

—Con la boca cerrada te ves mucho más linda.

—¿Soy linda? —me sigue por el pasillo y la detengo antes de entrar a la habitación.

—Cierra la boca, Graham —entro en la habitación soltando un suspiro —¡Dios!

Aunque haya tomado su distancia conmigo y la ha respetado como prometió, no deja de lanzar sus comentarios cada vez que tiene oportunidad, lo hace para fastidiarme y vaya que lo está logrando.

Llegamos a la universidad y Daisy no duda un segundo en comenzar a correr por ahí. Aun hay estudiantes y profesores. Ellas dos se alejan y comienzan a recorrer el campus.

—¿Que haces aquí todavía? —me pregunta la profesora de lingüística.

—Mi hija quería venir —respondo sin muchas ganas de hablar.

—Entiendo —sonríe.

Daisy se acerca corriendo y la sostengo en mis brazos. Ve a mi acompañante de una manera no muy agradable y me susurra que Abbie vendrá en un momento.

—¿Si iras a la reunión? —me pregunta Leila.

—Si encuentro quien cuide de mi bebé.

—Mi mami me cuida —responde y siento mucha vergüenza en ese momento.

El mejor de mis erroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora