ESRADespertar junto a Abbie, en mi propia casa, es un sueño hecho realidad, excepto que llevo media hora tratando de despertarla y solo se queja volviendo a acomodarse sin soltar mi cintura.
Anoche nos quedamos conversando hasta tarde, a pesar de estar cansadas por el viaje, siempre tenemos algo de lo que hablar durante horas, sobre todo es ella quien habla y a mi deja fascinada con tantas cosas que sabe.
Ya son casi las doce, Daisy ya tomo su desayuno con la niñera y se quedo viendo dibujos animados mientras yo volví para intentar despertar a Abbie. Es una sinvergüenza, es la primera vez que se queda a dormir aquí.
Las vacaciones aún continúan, pero siempre suelo temprano, sobre todo cuando Daisy lo exige, lo que me sorprende es que esta vez no haya venido a buscarme al despertar, si no que fue directo a la cocina donde sabía que su niñera estaría esperándola.
—Abbie —sujetó sus manos y como puedo logró quitármela de encima —tienes que levantarte.
—¿Para qué? —me pregunta abrazando mi almohada.
—Para almorzar, darte un baño, disfrutar del día.
—Mejor disfrutemos de esta cama tan cómoda —suspira.
—Aubrey vendrá por la tarde.
—Que bien —balbucea.
—Vamos, nena —le quito las sábanas y acaricio sus piernas —arriba —le susurro sin dejar de acariciar sus piernas y de inmediato se levanta poniéndose a horcadas sobre mi.
—Ya estoy arriba —dice metiendo su rostro en el espacio de mi cuello.
—No me refería arriba de mi, Abbie.
—Tocas mis piernas y me llamas nena —susurra —mi cuerpo actúa por cuenta propia.
—Ya, Abbie —me echo a reír.
—Bien —se sienta y frota sus ojos para luego estirar sus brazos —buenos días —me dice con una sonrisa.
—Buenas tardes, querrás decir —sonrío y me siento tomando su cintura para darle un beso en la mejilla —vamos a la ducha.
—¿En verdad, Aubrey vendrá? —me pregunta mientras dirigimos al baño.
—Si, llamo esta mañana, le dije que te quedaste con Daisy porque llegamos muy tarde.
—Bien —se queda observándome mientras tomo mi cepillo para lavar mis dientes.
—Hay uno para ti en el cajón —le explico. —Elizabeth dejó algo de tu ropa en mi armario, tienes que admitir que tienes una buena madrastra.
—Jamás lo voy a admitir —rueda los ojos.
—Tu madre preguntará que hicimos en navidad —le comento —¿que dirás?
—Que su amiga me hizo jadear toda la noche —comenta con seriedad —además que me mostró una manera inusual de tomar un trago de tequila.
—Abbie...
—Ya me inventare algo —me abraza apoyando su cabeza en mi hombro y no me suelta mientras lava sus dientes.
—Me ducharé primero.
—¡Claro que no, señorita Campbell! ¿piensa usted acaso en el planeta y en la cantidad de agua que desperdiciaría haciéndolo usted sola? —dice colocando sus manos en su cintura —que desconsiderado de su parte —se quita el camisón y la bragas —camine —dice palmeando mi trasero —tenemos que ahorrar agua.
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El mejor de mis errores
Romance¿Que podría pasar en las vacaciones? Algo tan loco como seguir a la profesora de literatura hasta su casa de vacaciones. Abbie se olvida de presentar su proyecto final en el día estipulado, ahora tendrá que pasar sus vacaciones tratando de convenc...