ABBIEMe beso. Esra Campbell acaba de cumplir una de mis fantasías más locas. Ni en el más loco de mis sueños lo esperé. Pero ahora me surge la duda de si lo hizo porque lo pedí o porque ella también quería.
Después del beso fue a cambiarse y pasamos pase mis maletas a su auto. Realmente no quería que nadie me llevara, odio las despedidas, no me gustan. Pero viniendo de ella, no pude negarme.
Ahora estamos llegando al aeropuerto y ninguna de las dos ha dicho una sola palabra. Solo la he observado en el camino y cuando sus ojos me encuentran, desvío mi mirada hacia la carretera.
Esta baja del auto y abre mi puerta ayudándome a salir. Baja mis maletas y me las entrega, pero sigue sin decir nada. No sé que hacer en este caso, no estaba preparada para esto.
—Gracias —es lo primero que sale de mi boca y ella sonríe.
—¿Me envías un mensaje al llegar?
—¿Solo al llegar? —pregunto para molestarla.
—Cuando quieras —dice tomando mi mano —. Cuídate mucho, Abbie.
—¿Me dará otro beso al volver?
—Solo si te portas bien —dice acariciando mi mejilla.
—¿Puedo cancelar mi pasantía? —ella niega con una sonrisa.
—Ya es tarde para eso. —finalmente me suelta y tomo mis maletas.
—Hasta pronto, señorita Campbell —digo alejándome.
—Esra —dice ella —solo Esra.
Le sonrió una última vez y me alejo para entrar al aeropuerto. El aire frío de la noche queda atrás y la calidez del lugar me abraza. Siento que este viaje se me hará más eterno de lo que esperaba.
Me arrepiento de haber abierto mi bocota y decir que quería irme a la pasantía, si antes hacía esto por alejarla, ahora quiero quedarme junto a ella. ¿Se habrá ido ya?
—¡Abbie! —Amalia viene corriendo a mi dirección junto a Nathalie.
—¿En serio pensabas irte sin despedir? —pregunta Nat. —eso no es de amigas —. Me abraza muy fuerte.
—¿Estaban juntas? —pregunto.
—Ya sabes cómo es el padre de Nat —dice Amalia —una vez entras en su casa y ya no te quiere dejar ir.
—El nos trajo, según él, somos unas niñas que no podemos salir por la noche.
—Si supiera —susurro y se ríen.
Ambas me abrazan y recuerdo el abrazo que ella me dio en su casa. No me gustan las despedidas, pero esta se siente diferente, sé que ellas estarán cuando regrese, se que volveré a verlas.
—¿Me cuidan esto? —digo entregándoles mi equipaje —olvide algo.
—El taxi debe haberse ido ya —dice Amalia, pero mis pies ya están avanzando hacia la salida.
Me apresuro a salir del aeropuerto y corro hacia el lugar en donde ella estacionó. Mi corazón late muy rápido, aunque no sé si es por haber corrido o porque me muero de nervios. Quizás sea una mezcla de ambas sensaciones.
Esra sale del auto y me mira sorprendida. Llegó hasta ella y me sujeto de sus brazos mientras recupero el aire.
—¿Que pasó, Abbie? —pregunta buscando mis ojos.
—Es... espere que me recupere —tomo largas respiraciones hasta que mis pulmones logran establecer mi respiración. —volveré.
—Eso ya lo sé —dice y niego.
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El mejor de mis errores
Romance¿Que podría pasar en las vacaciones? Algo tan loco como seguir a la profesora de literatura hasta su casa de vacaciones. Abbie se olvida de presentar su proyecto final en el día estipulado, ahora tendrá que pasar sus vacaciones tratando de convenc...