CAPÍTULO 23

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ABBIE


Hay cosas que hacen mucha ilusión en la vida, cosas que realmente me llenan de emoción; como ver un atardecer, sentir la lluvia caer sobre mi cuerpo, pero ambas cosas combinadas con el sabor de unos suaves labios deslizándose por mi piel, eso nunca lo vi como algo hermoso que quisiera, el sexo nunca me había hecho ilusión.

No hasta ahora que todos estos eventos se alinearon en el momento correcto y la mujer que me ha traído de cabeza durante el último año, está formando parte de una ecuación tan bien formulada que aún con el frío que siento en mi piel, la calidez de sus labios logran dejar un rastro de fuego a su paso.

Hay un silencio en toda la casa, no hay luz más que la de la cocina, el silencio y yo nunca hemos sido muy amigos, pero el sonido suave de su respiración es lo que me estremece de placer, podrá haber silencio a nuestro alrededor, pero su respiración es lo que me da la seguridad suficiente para disfrutar de su caricias.

Veo atenta como se deshace de su abrigo y comienza a despojarse de sus prendas mojadas, intento sacar mi jersey y me detiene; ella quiere hacerlo. Desliza sus manos por mi cintura y comienza a subirlo hasta sacarlo por mi cabeza. La abrazo por los hombros uniendo así nuestros cuerpos. Una de sus manos se desliza por mi pierna y comienza a subir el vestido mojado que se me ha pegado contra la piel.

Vuelvo a besarla con más intensidad al sentir que toma mi pierna descubierta enrollándola en su cintura, su mano continúa explorando hasta sujetar mi trasero para luego meter su mano bajo mis bragas y sentir mi piel al descubierto.

—Esra... —susurro contra sus labios.

No deja de besarme en ningún momento, estoy sintiendo que me derrito entre sus brazos y eso que aun no ha tocado mi punto más sensible.

Como si escuchara mis pensamientos, desliza su mano hacia adelante ejerciendo presión en mi abdomen y comienza a bajar lento a ejercer presión en mi clítoris.

—Ah... —ella ataca mis labios mientras sus dedos se mantienen en el mismo punto, no los mueve, solo ejerce un poco de presión.

—Abbie... —susurra —no sabes cuantas veces imagine tenerte así, entre mis brazos, suplicante y a mi merced.

No puedo contradecirla porque tiene razón, me tiene a su merced, ella me tiene a mi.

Finalmente sus dedos se deslizan aumentando mis ganas, pero se detiene y se separa un poco de mi. Me hace dar la vuelta y baja el cierre de mi vestido para luego deslizarlo por mis hombros haciendo que caiga a mis pies. Besa mis hombros y desliza sus manos por mis caderas ejerciendo un poco de presión mientras besa mi cuello.

Se separa nuevamente y toma mi mano para guiarme por las escaleras hasta llegar a su habitación, apenas me acomodo sobre la cama y sus manos ya se deshicieron de mi ropa interior. Ella también lo hace con ella suya y muerdo mi labio al ver su cuerpo desnudo. Se acomoda sobre mi y esta vez no lo piensa dos veces antes de introducir sus dedos en mi sin perderse de vista mis gestos y sonríe.

Sus dedos comienzan a embestirme, me sostengo de su espalda para sentir aún más su cuerpo contra el mío y ella parece disfrutarlo también. Suelta mis labios y comienza a descender por mi cuerpo dejando besos hasta llegar a mis pechos que comienza a lamer, chupar y morder haciéndome enloquecer.

—Espera, Abbie —dice bajando el ritmo.

—Esra...

—Quiero probarte ahora.

Termina de descender y puedo asegurar que apenas su lengua toca mi piel, las palpitaciones aumentan y en mi garganta queda ahogado el gemido cuando finalmente logra llevarme al clímax. Su lengua deja pequeñas lamidas calmando la sensación y sus dedos salen con cuidado

El mejor de mis erroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora