Capítulo 22: Complacedor.

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Entramos al despacho y estaban todos sentados, Sandra había comprado un imperial ruso para todos. Estando yo, Toto y Manuel, me parece que nos vamos a quedar cortos. Apenas entraron se pusieron a aplaudir, Karina desesperada le hacía señas a Vicky para que se corriera el pelo a medida que íbamos saludando. Cuando sentí el pellizco en las costillas me di cuenta que era para tapar un chupón.

Nos sentamos, técnicamente iba a ser una reunión de gabinete, pero claramente, en estas circunstancias, no fue una reunión de gabinete. Me pidieron que dijera unas palabras, y como el ambiente era de tanta confianza, dije boludeces nomás. Y seguimos hablando boludeces, sacándonos fotos y empezando a cortar la torta.

Vicky estaba entre Karina y yo. Con Toto y Francos hablábamos pelotudeces, escucho arcadas y dos sillas arrastrándose. Me doy vuelta y Victoria corría para el baño del despacho, Kari la acompañaba. Miro a Sandra, Diana y Pato porque con ellas estaban hablando. Y le alcanzo a leer justo los labios a la cordobesa. Esta está hasta las manos. Sandra sonreía y le asentía, casi al mismo tiempo que lo miraba a Martín con cara de: y bueno, ¿qué se le va a hacer?

- ¿Qué pasó? –Todos me miraron con cara de no sé, menos Caputo viejo que se cagaba de risa.

- De la nada vomitó. –Saltó Manuel. Y al ratito vuelven.

- ¿Estás bien, mi amor? –Le pregunté haciéndome el boludo, sé perfectamente por qué vomitó. En el mientras la abracé y le di un beso en la frente.

- Sí, ahora estoy mejor.

- Con el bombo bien puesto está. –Dijo Toto riéndose, pero bajo.

- ¿Qué dijiste? –No lo suficientemente bajo para que Victoria no lo escuchara. –Si vos querés ser tío, este no es precisamente el camino. –Con Luis nos ahogamos con la torta.

- ¿Eh?

- Nosotros hoy en día más que un gabinete, somos una especie de familia. En el hipotético caso, ustedes serían como tíos postizos. –Se dio cuenta de la cagada que se mandó, y se quería morir.

- ¿Estás seguro que hipotético? Victoria, van dos veces que te vemos descompuesta en menos de dos meses. –Dijo Diana, irónica.

- Mira si voy a estar embarazada yo, por favor. –Sandra nos miró a los dos.

- También hay que decir que estás un poco más gorda, Victoria. –Saltó Pato.

- Ustedes dos están actuando bastante raro. No sé si tendríamos que creerles. –Agregó Manuel.

- ¿Les gustaría, aunque sea? –Volvió a insistir Diana.

- Obvio. Pero, o sea, estamos grandes ya. Digamos, estamos conscientes de que a esta edad es prácticamente imposible.

Cambiamos de tema, porque posiblemente íbamos a terminar debelando información que no pensábamos debelar.

Cada uno se fue yendo al terminar la reunión. Kari le quería dar algo a Vicky que tenía en su despacho, así que salieron juntas. Me había quedado solo con Sandra, ordenando para irnos.

Entonces me agarra fuerte del brazo, y cierra la puerta.

- Javier, decime la verdad. Yo te conozco perfectamente, y me doy cuenta cuándo te hacés el boludo. Victoria, está embarazada, ¿cierto? Embarazadísima.

- Embarazadísima. –Sonreímos. –Son dos.

- ¿Gemelos? Qué lindo.

- Mellizos.

La fórmula para presidir tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora