Capítulo 38: Bregman.

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Esta semana está caracterizada por la agenda completa, tan llena de actividades, que incluso mi cumpleaños pasó a segundo plano. Quizás no tanto, porque me cantaron el feliz cumpleaños y me dieron los regalos, incluso nos juntamos a cenar esta noche. Pero lo que más destaco es un sobre que me dio Tincho.

Decir papá, es fácil. Pero actuar realmente como uno, es complicado.

Papá no es el que se garcha a mamá y fecunda un óvulo. –Es tan sutil, pobrecito.

Papá no es el que paga colegio y la maestra particular.

Papá ama, aunque la sangre no una, aunque el tiempo compartido sean escasos meses.

La palabra papá, a vos te queda justita como la camisa negra que te querías poner para el bautismo. Casi que te queda chica ante todo lo que sos, y todo lo que me das.

Cada día que me levanto y abro los ojos, más me doy cuenta que vos sos mi papá. En cada travesura, en cada complicidad, me doy cuenta que sos vos.

Y si bien creo que no hay necesidad de que un papel que diga que sos mi papá, a veces está bien tener un comprobante. No para que me devuelvas, gordito. Eso no.

¿Querés ser mi papá?

Había otras hojas, las tengo que llenar para poder adoptarlo.

Lo que me hizo llorar este pendejo. Los dos llorábamos, y Vicky no entendía nada.

Firmé, por supuesto que firmé.

Virginia Villarruel 

La angustia e incertidumbre que manejo, me sobrepasan. Necesito que se esclarezca todo, para bien o para mal.

No sé por qué, pero me largué a llorar en el inodoro. Por el miedo que me genera todo. Por suerte lo tengo a Santi. No sé qué haría sin él. Me abrazó y me dio besos en la frente hasta que las lágrimas cesaron.

La clínica por alguna razón estaba fría. Todas las clínicas son medias frías. Apenas nos sentamos en la sala de espera, Santiago me agarró la mano, y no me la soltó hasta que nos llamaron.

El ecógrafo tenía bastante cara de pelotudo. Después me di cuenta que no era solo la cara.

- Por ley, me veo en la obligación de antes de empezar, preguntarles si en caso de embarazo lo quieren interrumpir. Se apaga la cámara, me entero solamente yo, y listo.

- No. –Dije rotunda, y hasta con un dejo de asco. –No lo vamos a interrumpir.

- Bueno, empecemos entonces.

Parecía que el tiempo no pasaba más. Santi me agarraba fuerte de la mano, esperando los dos el veredicto.

- Bueno, a ver si puedo hacer que se vea bien. Ahí está. Es un feto. Los cálculos me dan nueve semanas. –Sentí un alivio, pero a la vez no fue tan así. Miré a mi marido. Me apretó fuerte la mano, y con una sonrisita, me dio un beso en la frente. –Vamos a ver si se pueden escuchar los latidos. –Después de cuatro hijos, y dos sobrinos, sé cómo se escuchan los latidos de un bebé. Esto se escuchaba raro. –Pregunto, ¿hay antecedentes de embarazos múltiples en alguna de las dos familias? –Una sensación fría me empezó a bajar por la espalda.

- Mi hermana tuvo mellizos, pero por tratamiento. ¿Por qué?

- Siento tres corazones, pero puede ser un tema del aparato.

- Revisá bien. –Me salió gritarle. Santiago se tentó. –Ay, perdón, pasa que me tomó por sorpresa, y bueno.

- No pasa nada, señora. –Pendejo hijo de puta. –A ver, no, no. Falsas alarmas, escuchen, hay un solo corazoncito, respiren tranquilos.

La fórmula para presidir tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora