Capítulo 30: Historia completa.

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Victoria miente descaradamente, como si realmente no la conociéramos lo suficiente para darnos cuenta. Lo extraña con locura al idiota, y cuando la encontramos llorando, la boluda dice que son las contracciones. No tiene contracciones. Y es que, a mi parecer, recién ahora tiene un justificativo serio para enojarse, lo otro fue una boludez. Pero los dos son unos tercos y temperamentales terribles. De ego ni hablar, también soy la menos indicada para hablar de eso.

Escuchaba el murmullo de que hablaban. No volvían más, y no fue hasta que escuché que Victoria elevó un poco la voz, diciendo algo así como, pero decime igual. Que se me dio por ir a ver.

No sabía exactamente dónde estaban, pero a juzgar por los ruidos, intuí que podría ser en el pasillo, al encontrarlas escuché las últimas palabras de mamá. Criatura y está viva. Acto seguido, Vicky se tambalea y cae desmayada. La agarré justo, casi se parte la cabeza.

Mamá gritó. Yo también estaba asustada.

- Vicky, Vicky escúchame. Victoria, apretame la mano si me escuchas.

- Voy a buscar alcohol al baño.

- Vicky, dale, apretame la mano si me escuchás. –Mamá me pasó la botella. Se la hice oler, y fue reaccionando. -¿Qué le dijiste para que se ponga así, mamá?

- Un secreto. A ver, se lo iba a decir, pero no ahora.

- ¿Qué cosa?

- Manuel nos mintió a todos, el bebé de Victoria no murió, lo regaló él. –Casi me desmayo yo también.

- Ma. –Habló, recobrando la conciencia.

- Vicky, quédate tranquila. Trae agua mamá, y tráele el celular así llamamos al médico presidencial.

- No, a la obstetra. Vamos con ella.

- Primero te tenés que revisar vos. Y si no lo querés llamar por el boludo aquel, acordate que de una u otra forma se va a enterar.

- Lo que yo necesito ahora, es que mamá me explique todo.

- Vicky. –Reprendió mamá, pasándole el agua.

- No, por favor. Quiero saber, es mi derecho. –En el mientras llamé al médico.

- A ver, no sé por dónde empezar. –Hizo silencio por unos segundos. –Hace un tiempo encontré un chico igual, idéntico a Eduardo pero medio rubio. Iba con Mariano, el amigo de Manuel. Y me cayó la ficha. Él solo me terminó de confirmar todo cuando se puso nervioso al identificarme. Lo llamé, le caí a la casa y me comentaron todo.

- ¿Todo qué?

- Manuel no lo quería, esa parte la sabíamos. Pero puso guita para que en el hospital, dieran por muerta a la criatura e hizo los papeles para que dijera que Mariano y la mujer eran los padres. Les pedí tener contacto con mi nieto, y bueno, lo trato como a cualquiera de los otros. La única condición que me pusieron era que sea un secreto nuestro, hasta que él pregunte por la madre.

- ¿Sabe que esos no son sus papás?

- Se piensa que Mariano es el padre, pero que la madre no es la madre. Y bueno, ahora se le dio por querer saber de vos. Quiere conocer a su mamá. –A Vicky se le caían las lágrimas. La voz de mamá estaba colmada de arrepentimiento. Todo me parece tan surreal.

- ¿Hace cuánto de todo esto? ¿Hace cuánto tenés contacto con el chico?

- Seis años.

La fórmula para presidir tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora