Venimos hace varios días experimentando técnicas y nuevas poses, viene metiéndose principalmente por atrás. El problema es que anoche no había lubricante y hoy no me puedo mover mucho. Decidí trabajar desde casa para no pasar vergüenza en el senado, y lo que más bronca me da es que me dice, yo te dije que iba a doler Victoria. Me molesta tener que darle la razón.
Se fue a comprar medialunas hace un rato, y Virgi me avisó que viene a tomar mates, así que le dije que traiga más.
Esta mañana le pedí a Martín si no me podía alcanzar unos papeles que tiene él y que necesito. Me dijo que me los traía, pero son las cinco de la tarde y todavía no sé nada de los papeles.
Virgi me tocó timbre, la puerta estaba abierta, pero no me veía el mensaje. Así que me tuve que levantar a las rengueadas para ir a abrirle, la puteé desde que me paré hasta que me volví a sentar en el sillón. Me preguntó qué me había pasado como dos veces, le dije que me había golpeado la rodilla jugando con los mastines ayer y dudo que me haya creído.
Virginia estaba en la cocina poniéndole agua al termo y cambiándole el agua al mate. Me gritaba que lo llamara a Javier para que se apure.
Martín: Vicky, discúlpame. ¿Estás en tu casa?
Martín: Estuve a mil toda la mañana, recién salgo del gimnasio y no estoy muy lejos.
Victoria: Martín, dale. Pasa que estoy en casa.
-¿Se va a apurar? –Virgi dejaba las cosas en la mesita ratona. –Ceba vos.
-Ya viene. Pero también viene Menem a traerme unos papeles, abrile vos la puerta, porque viste, no da que le vaya a abrir en este estado.
-¿Y sabe? Porque sino le toca decirle a Javier que se quede dando vueltas.
-Sí, sabe. –Tocaron timbre. –Qué puntual.
Martín entró atrás de Virgi, me saludó con un beso en el cachete y me dio los papeles, empezándome a explicar un par de cuestiones. Estaba transpiradito, y con un jogging gris y una remera pegadita al cuerpo. Le ofrecí un mate, y se sentó en el sillón, enfrentado a Virgi.
Yo estaba acostada en el sillón grande, lo usaba para mí sola. Hasta que llegó Javi con las medialunas, saludó y me bajó las piernas del sillón para sentarse él al lado mío.
-Bueno che, me voy que tengo cosas que hacer. Nos vemos después chicos. –Martín se fue. Virginia esperó que cerrara la puerta para levantarse a violentarlo a Javier.
-¡Para, no me despeines!
-Vivís despeinado, La Serenísima. No sé qué te hacés. ¿Qué le hiciste vos a mi hermana?
-Nada, no le hice nada. ¿Qué culpa voy a tener yo de que se golpeara jugando con los perros?
-Ponele. Yo tendré cara de boluda, pero no soy. ¿Qué le hiciste a mi hermanita? Eso de la rodilla no les creo, porque cuando le bajaste las piernas del sillón no se quejó. Y si fuera la rodilla no caminaría como camina.
-Bueno, no había lubricante, nos quedamos sin. –Dije. Virginia abrió los ojos.
-Mierda. Peor que los pendejos.
-Digamos, y eso que todavía no vivimos juntos. Imagínate cuando me la lleve a Olivos, no me vas a poder seguir criticando tanto por Twitter.
-¿Qué decís Serenísima?
-Nada, un tweet que encontré la semana pasada, me puse a ver el perfil y dije, esta tiene que ser Virginia, digamos, además de que te sigue Victoria.
ESTÁS LEYENDO
La fórmula para presidir tu corazón
FanficLa chica tradicional, su mejor amigo rockero. La fórmula presidencial más polémica de la historia, desleales a sus corazones pero no a sus compromisos. ¿Qué se ocultan?