Nosotros queríamos festejar San Valentín, los dos juntos en la casaquinta, porque nos dormimos para las reservas. El tema era dejar a los chicos, Karina y Sandra tenían planes, a Vir no se los iba a encajar, por lo que cagó mamá.
Llegamos como a mitad de mañana, al rato nos fuimos a la pileta. Picamos algo, y nos acostamos un ratito.
Entrada la tarde, volvimos a la pileta, y una vez empezó a bajar el sol, salimos a andar a caballo.
En el día del amor, además de pasar un rato juntos y solos, de las caricias y chistes, teníamos que transformar ese deseo y pasión, en amor. Se me pasó por la cabeza la posibilidad de que la cama se rompiese. Pero paramos antes de que pasara, pero porque se escuchaban voces y golpes.
Javier sale de adentro mío y se mete al baño. Yo me pongo una bata, y salgo al pasillo. Mamá, los bebus y mis sobrinos más chicos.
-¿Qué hacen acá? –Pregunté.
-Virginia me pidió que me quedara con los chicos porque festeja íntimamente con Santiago. Con todo lo que le está pasando a tu hermana, se merecen un rato para ellos solos.
-Sí mami, obviamente. ¿Pero por qué acá? Hace una semana te dije que venía para acá, ¿por qué vinieron?
-Bueno Victoria, estás haciendo un escándalo innecesario. Tu hermana me pidió que cuidase a los chicos hace un rato. Y yo a todos juntos en casa, no los puedo tener. Me olvidé que estaban acá. Haceme el favor, y andá a cambiarte, no seas tan desubicada, por favor.
-¿Tincho?
-Con las chicas.
-Las chicas tenían una cita hoy.
-Tu hijo también, Victoria. Anda a vestirte, no seas tan impresentable, por favor.
Javier se lo tomó con un poco más de gracia que yo, pero en definitiva, el resultado fue el mismo. Nos tuvimos que ir y cambiar planes. Justina y Bautista al vernos, no se quisieron quedar, esperemos que se porten bien.
Llegamos a Olivos a cambiarnos, de ahí nos íbamos a Puerto Madero a comer.
Subimos, Javier se iba a bañar mientras yo le preparaba la ropa a los bebés y me preparaba yo. O eso pretendíamos, íbamos por el pasillo, cuando empezamos a notar irregularidades. Un golpeteo constante, la puerta de mi habitación medio entrecerrada. Y a medida que nos acercábamos, eran más fuertes. Se supone que no había nadie en la casa, pero alguien estaba garchando en mí cama.
Con Javier nos largamos un par de miradas antes de abrir la puerta de un golpe. Casi se me baja la presión, pero a la vez sentía algo parecido a la ira brotarme por el cuerpo.
Tincho se da vuelta rápido, pálido y pegando manotazos para taparse con las sábanas. Javier estaba medio tentado.
-Menos mal te quedabas con la abuela.
-Mami, pero...
-Mami nada. Mira Martín –Suspiré.-, no, no vamos a hablar ahora. Cinco minutos les doy para que se hagan humo. Y para vos, hacerse humo significa encerrarte en tu pieza.
Salí para el pasillo, con los bebés en brazos, todavía. Javier caminó atrás mío.
-No me digas nada. Tené a los chicos en lo que preparo el agua.
Los bañé, Javi los cambió y antes de ponerme a peinar a Justi, que ahora tiene el pelito un poquito más largo y se le pueden hacer algunos peinaditos, se me dio por ver la cama. Una aureola gigante donde nadaban mis nietos. Nunca tuve tantas ganas de cometer un asesinato.
Pero bueno, las saqué y las llevé al lavadero. Para calmarme me puse a peinar a mi hijita, también descubrí que esa melena casi indomable que Bautista heredó de Javier, en realidad son rulos. Hay que armárselos, y ponerle una crema en el pelo, pero le quedan hermosos.
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La fórmula para presidir tu corazón
FanfictionLa chica tradicional, su mejor amigo rockero. La fórmula presidencial más polémica de la historia, desleales a sus corazones pero no a sus compromisos. ¿Qué se ocultan?