Dulces, dulces secretos,...
Los secretos siempre forman parte de nuestras vidas, de hecho; existen detalles que por muy pequeños o tontos que sean preferimos conservarlos para nosotros y evitar sentirnos «expuestos»
Las mentiras están tan adheridas a nuestras personalidades, de manera tan espontánea que a veces, nos sentimos mal y preferimos decir que estamos bien.
Vivimos constantemente traicionados, incluso bajo un yugo auto impuesto. Los secretos nos hacen verdugos, pero las mentiras nos vuelven esclavos a ellas porque una vez que mientes, no puedes parar de hacerlo.
Los secretos y las mentiras actúan como un veneno, lento, pero preciso. Causando más daño que la verdad que nos empeñamos en ocultar. Las mentiras crean una red de engaño que poco a poco te va consumiendo y perdiendo a ti mismo hasta llegar a desconocerte, los secretos de personas cercanas indudablemente te hacen sentir herido y traicionado de la peor manera. Pero ambos juntos terminan siendo un acabose, una daga envenenada que se entierra en tu pecho pudriendo todo; incapacitando la forma de extraerlo y salir de el.
He aprendido que hasta tu familia puede joderte y que no necesariamente por ser "familia" significa que te deban respetar, amar o siquiera querer.
Reparo el rostro de mis padres y por primera vez mi madre ha dejado caer su máscara. La hipocresía por fin la abandona y puedo ver cara a cara quien es realmente.
Mi mente trae al presente el recuerdo de las palabras de Nikola: Tu no tienes ni la remota idea de quien es Énya Yarovtov.
Cuanto razón tenía...
—No me voy a disculpar si piensas que lo haré, mi vida corría peligro y tenía que buscar la manera de sobrevivir. Ni siquiera sabía que Nikola estaba siéndome infiel— se excusa de manera tan petulante que me da rabia haber sido tan estúpida, me hace cuestionar si debo seguir llamándola madre.
—Énya...
—No Drako, por fin me he quitado un peso de encima con esto. Estoy realmente aliviada de no tener que fingir que amo a esta niñata, porque la verdad es que ni siquiera la tolero.
El pecho se me comprime por sus palabras y los ojos pican por el llanto que se avecina y me niego a derramar.
—No le hables así a Vera, el que hayas decidido por fin tener los ovarios de ser sincera no te da derecho de tratar a mi hija así— reprende mi papá y ella ríe de manera hipócrita.
—No, déjala papá. Deja que suelte todo su veneno y se desahogue de una vez— le hago frente.
—Bien— se levanta y llegaste hasta mi—. Nunca te he querido, ni te he amado. Por tu culpa perdí al único hombre que he amado y me tocó conformarme— enfatiza mirando a mi padre y este le devuelve una mirada cargada de desprecio y odio—. Solo volví a buscar a Drako porque el maldito de Nikola se fue con la zorra de Tania y quedé preñada. Me casé con el porque sabía que no dejaría que me pusieran un dedo encima y menos contigo creciendo de mis entrañas como una maldita sanguijuela, tenía que asegurarme de que iba a estar protegida porque lo más probable era que esa perra remilgada me diera cacería, de lo contrario, lo más probable es que te hubiera abortado o vendido a un putero, cualquiera que se me ocurriera al momento.
Confiesa sin tapujos como si no estuviera quebranto mi alma. Sus palabras son como dagas calientes que me atraviesan y destruyen todo a su paso.
—Lárgate de aquí Énya— mi padre la toma fuerte del brazo mientras yo estoy cayéndome en pedazos por dentro a causa de lo que dijo—. Solo había permitido que estuvieras aquí por mantener esto, pero ya que Vera sabe la verdad, te pido que largues y no vuelvas a aparecer en nuestras vidas.
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Tríada Oscura ©, +21 (Los secretos que nos unen) Tomo I
RandomVera Yarovtov. Hija del matrimonio entre Drako y Énya Yarovtov. Ella tenía clara su meta, derrocar el poderío de sus padres en la organización más peligrosa y poderosa del mundo y posicionarse como la suprema en la mafia. Haría cualquier cosa, ser...