Tríada Oscura ©, +21 (Los secretos que nos unen) Tomo I

Capítulo 24: Chocolate.

⚠️Dejé algo al final⚠️

Drako Yarovtov

—Si... así— suspiro—. Que buena manera de despertarme.

Llevo las manos detrás de su cabeza hundiéndome en sus suaves hebras para llevar el ritmo.

Admiro a la hermosa criatura que tengo chupándome la verga.

—¿Te gusta?— lametea como si fuera su paleta favorita, mientras me ve a los ojos.

Le sonrío con picardía.

Mete la polla de nuevo en su húmeda y caliente boca succionando de una manera tan deliciosa y experta que logra robarme un jadeo.

—Tomaré eso como un "sí"— ríe.

—Ven, déjame hundirme en tu delicioso coño—se trepa encima ansiosa y entierro mi verga completa sin esperar que se adapte.

—¡Ah! Joder...

Cierra los ojos y la dejo que se acostumbre al tamaño de mi miembro, reparo su cuerpo y sus cicatrices me comprimen el pecho.

Con Énya habíamos sido protagonistas de aparatosas peleas, castigos sados a los que la sometía y la hacía sufrir, pero ella es distinta.

Tan diferente, tan única.

A pesar de haber pasado por las peores mierdas, sigue siendo tan gentil, tan amable y eso me encanta y me acojona a la vez, porque nunca he recibido un amor tan venerado e inmaculado como el que ella es capaz de brindarme.

Me agrada que siga siendo una buena persona y no se deje envenenar por su entorno a pesar de estar metida en este mundo.

Las marcas en su cuerpo son cicatrices de guerra, del temple que se gasta. Porque es una mujer valiente y capaz de resistir por quienes ama, eso la hace una mujer valiosa.

Agarro su mentón y la atraigo hasta mi, el café de sus ojos fundiéndose con el mío. Es un verdadero chocolate, exquisitez en su totalidad.

La beso y ella me corresponde con delicadeza como siempre, chupo su labio logrando que suelte un jadeo bajo.

Llevo las manos hasta su culo y apretujándolo para comenzar a darle embestidas suaves mientras se adapta a mi. El coño lo tiene tan pequeño, tan estrecho que siempre hace que me quiera fundir en el.

Intento no follarla como un animal, pero no puedo resistirme, hacerlo suave no está en mi naturaleza y el que su coño me apriete la verga me lleva al límite. Así que arremeto contra su vagina con fuerza hundiéndome hasta donde me permite su estrecho canal.

—Drako...— susurra sin aliento.

—Sabes que no me puedo contenerme cuando de ti se trata, chocolate— sonríe dulce cuando la llamo por el apodo que le he puesto.

Mete las manos en mi cabello y me besa el cuello para luego lamer, chupar y morder excitándome más.

Embisto su coño con estocadas certeras y ella jadea en mi oído prendiéndome más, sigo entrando y saliendo de su canal mientras gime y tiembla sobre mi avisando que ya llego a su orgasmo, no dejo de moverme, por el contrario ataco su vagina con violencia hasta me corro en su interior.

—Joder...— musita, ambos tenemos la respiración hecha un desastre.

Intenta moverse, pero la sujeto de las caderas dejándola donde esta.

—Tengo sueño— me dice con la voz cansada.

—Pues duerme así— se acurruca en mi pecho y termina quedándose dormida, aprovecho para apartar los mechones de cabello que le cubren la cara, permitiéndome apreciar su rostro delicado y acaricio su mejilla con gentileza.