Capítulo 14: Nací para morir (maratón 2/3) ⚠️

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Maratón 2/3.

Día 2 del secuestro.

Me siento terriblemente fatal, no hemos comido nada, ni siquiera nos han dado agua. Ya no me quedan fuerzas ni siquiera para respirar. El vientre me duele, el cuerpo lo tengo molido por los golpes y siento mi cara hinchada por los constantes puñetazos que me han dado.

Ni hablar de Melissa, han abusado de ella de todas las maneras posibles. A veces la violan entre tres y me tapo los oídos con todas mis fuerzas para no escuchar los pocos sollozos.

Quiero salir de aquí, viva o muerta, pero quiero salir de aquí.

No volví a escuchar a James, temo que le hayan hecho algo o que lo hayan...

«No pienses en eso» me aferro como puedo a mis rodillas. Ya que me soltaron de la silla, pero me amarraron como un perro.

—¿Mel? ¿Me escuchas?— susurro despacio intentando no despertar a los gorilas que están a su al rededor— nos voy a sacar de aquí M, lo prometo.

Los suaves quejidos me dan al menos una señal de vida, así que puedo tranquilizarme un poco.

Día 3 del secuestro.

—¡Suéltenme por favor! ¡Ya no puedo más!

Cuatros hombres embisten a Mel por donde pueden, tiene dos en su vagina, uno en el trasero y otro por la boca.

Jamás había visto a alguien ser tan despiadado, tan bestia, tan inhumano.

—¡Ya no más! ¡Mátenme de una vez, mátenme!— pide con las pocas fuerzas que le quedan mientras es embestida por los hombres.

—Mel...— intento hablarle, pero estoy demasiado débil.

Siento que no puedo ni siquiera mantenerme despierta, mis párpados pesan y caigo en un oscuro abismo.

Día 4 del secuestro.

—¡Despierta zorra!— un balde de agua fría me cae encima, pero el olor de esta "agua" es rancia y desagradable.

Todos comienzan a reír.

—¿Qué es eso?— me tapo la nariz, el olor es asqueroso.

—Uno de nosotros cago en esa agua y los demás la orinamos.

Al terminar de escuchar lo que dice me voy en vómito de inmediato.

—¡Maldito!

—¡Cállate, maldita perra!— me patea la cara justo en la nariz y puedo sentir como el tabique se me destroza por el golpe. Llevo mis manos rápidamente a la zona cuando siento que la sangre comienza a salir.

—Dale el pan a aquella, a esta déjala sin comer.

Me escupe en la cabeza y las pocas gotas de saliva que salpican mi cara me producen asco descomunal.

«Quiero salir de aquí» debo salir de aquí, tengo que sacarnos de este lugar.

Día 6 del secuestro.

—¡Maldita seas Yarovtov!— todos me patean y golpean mi cuerpo.

Estoy demasiado débil, ya no tengo siquiera un atisbo de fuerza.

Tríada Oscura ©, +21 (Los secretos que nos unen) Tomo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora