Capítulo 28: Define "juntos"

109 15 18
                                    

Drako Yarovtov.

Amanecí con la morena sobre mi brazo acurrucada en mi pecho y las piernas enrolladas con las mías, no he podido dejar de pensar en lo que le dije.

Ni siquiera he podido dormir. Porque mis palabras siguen y siguen haciendo eco en mi mente, aturdiéndome.

Lo menos que quiero en estos momentos es volver a cometer los mismos errores que cometí con Énya, que por apresurarme a convertirla en mi mujer todo se fue directo a la mierda.

Éramos unos niñatos inexpertos, yo apenas tenía 17 años y no sabía que era tener una novia, solo sabía cazar y matar personas, dar órdenes e ingeniar estrategias de ataque; Énya por otro lado con 15 años e hija única de un hombre sumamente poderoso no tenía experiencia en nada, menos en ser una perfecta caprichosa, ahí si era una maestra. Comenzamos demasiado rápido, no nos dió tiempo de disfrutar, de salir, de una mierda. Rápido me di cuenta que no era enamoramiento lo que sentía por ella, al menos no después, lo que en realidad quería era alejarla lo más posible de Nikola, lo que no me sirvió de nada porque de igual manera, terminamos los tres viviendo juntos en una maldita relación poliamorosa.

Creí que estaba embrujado por ella desde el instante en que la vi, pero ahora me doy cuenta que solo lo hice porque ella era una niñata remilgada que se creía inalcanzable.

Les demostré a todos en más de una ocasión que para Drako Yarovtov no hay imposibles.

Pero luego vuelvo a Melissa, una auténtica delicia en peligro de extinción, todo lo contrario a Énya, es dulce a veces hasta rozando lo empalagoso, es una mujer arraigada capaz amar y querer con todo su corazón.

Mi temor se declina a la rapidez con la que todo ha surgido, a la manera en la que no soporto que este con otro que no sea yo, a imaginarme que sea capaz de ver a otro de la misma manera en la que me ve a mí.

Mi temor es que yo le ponga un mundo a su pies el cual ella no sea capaz de manejar, que le entregue todo de mí y se termine acojonando por todo lo que conlleva estar con Drako Yarovtov.

Mi temor es que cuando vea que no tengo límites, que no tengo escrúpulos a la hora de conseguir y hacer lo que sea para lograr lo que me propongo, de que puedo hacer más de lo que cualquiera se podría imaginar y destruir cualquier cosa a mi paso con tan solo poner un dedo se ponga a inventar disparatadas como la puta de Énya solo para largarse de mi lado.

«Ella no es Énya y nunca lo será» grita mi mente.

—Buenos días— la voz adormitada de la morena me saca de mis pensamientos.

—Buenos días.

—¿Cómo dormiste?— se estira y apoya el mentón en mi pectoral para mirarme.

—Bien.

—Yo dormí bien Drako, ¿qué tienes?— se incorpora sentándose en la cama. 

Pongo el brazo sobre mis ojos.

Ella no se merece que la trate como una mierda «ella no es Énya» Melissa merece que la traten como una reina.

—No me ignores— pide y la pongo encima de mi.

—Arréglate, necesito que me acompañes a la casa de Vera— abre los ojos de par en par.

—Puedo ir en otra camioneta, no quiero...

—Vas a acompañarme porque le voy a decir que te hice mi mujer y así ya no tengas excusas para hacer un puto berrinche de nuevo— zanjo.

—Drako, yo...— vacila en hablar, pongo mis manos en sus caderas y las aprieto.

Tríada Oscura ©, +21 (Los secretos que nos unen) Tomo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora