Capítulo 23: Adrik Frey.

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2 semanas después...

Vera Yarovtov.

Termino de ajustar las agujetas de los zapatitos a los niños y les doy un beso a cada uno en la coronilla, corren a jugar al jardín.

—¿Quieres hacer algo conmigo, Sophia?— la miro fijamente esperando que diga algo.

Desde que los rescatamos ella es la única que solo se comunica mediante asentamientos y negaciones.

La entiendo, yo también pasé por eso y comprendo que para ella debe ser peor porque es menor. Apenas tiene 15 años y cuando los llevamos al médico para que fueran examinados y les dieran algunas vitaminas para mejorar su apetito, nos dijeron que efectivamente si habían abusado de ella, lo único reconfortante es que solo fue una vez, pero de igual manera, no quita que lo hicieron.

Son unos malditos enfermos, son solo niños. Yo podré ser parte de este mundo de porquería, pero jamás en mi vida sería capaz de tocar a un niño de manera indebida, si es por mi los protejo y defiendo a todos.

Lastimosamente vivimos en un mundo enfermo, cruel y asqueroso donde la tasa de trata de blancas y prostitución infantil se expande cada vez más a una velocidad alarmante, niños y adolescentes son raptados ya sea para venderlos o cosas muchísimo peores que ni siquiera me atrevo a imaginar; anualmente al rededor de 490,000 niños son secuestrados y es algo que el mundo no le toma la importancia merecida. Por eso me propuse que en mi mandato nadie va a hacer esa mierda y al que descubra que tiene un solo jodido indicio de pedofilia le arranco el asqueroso miembro reproductor y se lo hago comer por pedazos. Conmigo no van a pasar esas mierdas y si no les gusta simplemente estarán en mi contra y eso significa que les voy a dar caza hasta matarlos. 

Es algo que me prometí y es algo que mantendré no me importa que tanto "dinero" se pueda sacar de eso. No hago esas mierdas.

Observo disimuladamente a Sophia, a pesar de estar comiendo bien aún se le alcanza a notar la mala de alimentación. He intentado acercarme, pero no me la pone fácil.

—Mis prometidos no están, así que tú y yo podríamos hacer algo de chicas— intento animarla—. ¿Te gustaría?— se encoge de hombros.

Inhalo llenándome de paciencia.

—Bueno, vamos— agarro su mano y salimos de casa. Ordeno a los escoltas que nos lleven al  centro comercial más cercano. Después de unos 25 minutos rodando estacionamos en un gigantesco centro comercial.

Tomo la mano de Sophia y caminamos hacia dentro. La veo de reojo para ver si algo le emociona o siquiera capta su atención, pero no, esta totalmente inexpresiva como siempre.

En realidad parece que le fastidiara haber venido.

¿Qué podría hacer?

Diviso una tienda de vestidos y nos encaminamos hasta allá, cuando entramos se va por un lado y me deja en la puerta.

Es un avance.

Intento ir detrás de ella, pero mi teléfono suena y uno de los escoltas me lo entrega.

—Es de la casa, señora— informa y lo agarro.

—¿Si?— el llanto de un niño se escucha al fondo—. ¿Qué pasó, por qué lloran?— me preocupo.

—Señora, discúlpeme la intromisión, es que uno de los niños se cayó y...

—¡Partida de imbeciles! Les pedí específicamente que los cuidarán. ¿Cómo se cayó?

Tríada Oscura ©, +21 (Los secretos que nos unen) Tomo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora