Más que un monstruo [1]

Capitulo 33

"Legado"

Jonathan.

Lo último que sentí fue el golpe del agua impactando contra mi cuerpo, la corriente del río arrastrándome y sumergiéndome ferozmente.

He caído desde un puto puente... bueno, en realidad me he lanzado yo, porque prefiero morir ahogado antes que ser atrapado por esos idiotas.

Estuve a nada de morir. De no ser por un trozo de madera, que supongo era parte del puente, la corriente me habría arrastrado aún más.

Por suerte, he sobrevivido, aunque no sé por cuánto tiempo. En casa me espera alguien que no estará nada contento con esto.

Me aferré a la tabla de madera como pude y logré llegar a la orilla. Tuve suerte; cuando me lancé, creí que no lo lograría.

Ni siquiera sabía que había un jodido puente, mucho menos un río. Y más importante aún, no sabía que había gente traicionándome.

Joder, sí que ha sido un puto desastre. En cuestión de horas he perdido casi todo en lo que llevaba trabajando este año.

No sé dónde demonios estoy. No se ve ni una puta mierda, solo pastizal y más pastizal.

No sé cuánto he sido arrastrado, espero que haya sido una buena distancia. De no ser así, me encontrarán fácilmente.

Es súper tarde, joder. Temo encontrarme con algún animal o bicho raro. No tengo nada para defenderme, más que un simple palo que he encontrado en el suelo.

No sé por cuánto camino, solo sé que en un momento el pastizal deja de ser tan alto, y a lo lejos veo una pequeña casa casi en ruinas. ¿Habrá alguien?

Pienso en seguir mi camino, intentar llegar a alguna ruta o algo, pero ya estoy cansado. Tal vez dentro haya alguien... alguien que me pueda dar un jodido celular.

Justo cuando ya estoy cerca de la pequeña casa, decido golpear la puerta, esperando a que alguien me ayude. Nadie aparece, así que vuelvo a golpear, esta vez un poco más fuerte. De nuevo, nadie responde, entonces me acerco a la ventana.

Hay un pequeño orificio, y por allí observo el interior del lugar. Parece abandonada. Me estoy congelando de frío, así que decido entrar. Le doy un empujón a la puerta y finalmente se abre, dejándome entrar en busca de algo de calor.

Dentro hay mucho polvo y unos muebles muy viejos. Da la impresión de que la casa lleva vacía mucho tiempo. Reviso las alacenas con la esperanza de encontrar al menos una lata de algo, pero todo está vacío y cubierto de polvo. La casa es tan pequeña que ni siquiera tiene más de una habitación.

Miro a una esquina y veo una pequeña colchoneta, que imagino fue usada como cama. Se ve todo tan asqueroso y viejo que por un momento me replanteo salir y seguir buscando otro lugar, pero ya es tarde. Dejando de lado las comodidades, me acuesto en la delgada colchoneta y me tapo con una desgastada manta que hay sobre ella.

Los dientes me rechinan a causa del frío que hace. Mi ropa sigue un poco mojada, y froto mis manos intentando buscar algo de calor. Así y todo, en estas condiciones, logro dormir un poco.

No sé cuánto tiempo he dormido, solo sé que el sol comienza a salir y decido que es hora de partir de esta casa.

Sigo caminando por un rato. La tripa me cruje cada vez más. Todo aquí es vegetación, parece que no termina nunca. Para mi suerte, logro llegar a una carretera. He notado que casi no hay autos que circulen por aquí, lo cual me reconforta un poco. De haber mucho movimiento, significaría que estoy cerca de los uniformados que seguro están haciendo una búsqueda para encontrarme.