Epílogo

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"Siete meses después."

Luke.

Siete. Siete meses desde que me traicionaron. Siete meses desde que la mujer que amaba atravesó mi corazón sin piedad. Siete meses desde que fui el idiota en su juego.

Al principio fue insoportable. Pero no, ¿a quién engaño? Sigue siéndolo. Y creo que siempre lo será. Estoy maldito por ella, por su mirada helada, por el recuerdo de su cabello ondulado y sus malditas pecas. No importa cuánto lo intente, sigue ahí, como una sombra que no desaparece.

Cada vez que cierro los ojos, la veo. Y cuando despierto, deseo tenerla a mi lado, aunque sé que nunca sucederá. Hubo un tiempo en que prefería dormir siempre, porque era la única manera de verla. En mis sueños. Luego pasé de querer dormir, a no querer cerrar los ojos, porque verla era lo último que deseaba.

Ahora no sé qué quiero. Bueno, sí sé. Quiero que alguien borre cada maldito recuerdo de ella. Su nombre, su rostro, sus caricias. Todo.

Siete meses. Siete meses en los que la Agencia no ha dejado de buscarla a ella y a la Mafia Francesa. Y hemos fallado. Cada vez.

He intentado odiarla, pero es inútil. Quiza le guardo rencor, pero odio, es una palabra demasiado fuerte. Lo que más me enfurece no es solo la traición, sino lo que ha sucedido desde entonces. La mafia francesa, que ya era peligrosa, ahora es una fuerza imparable. Han ganado un poder que ni siquiera nuestros mejores agentes han podido frenar.

Estoy consumido por la rabia. Cada mes que pasa, el odio me devora más. Pero este es el séptimo mes, y odio ese número. Ese número que antes significaba algo importante para nosotros, ahora me persigue como una maldición. Claro, solo era importante para mí. Para ella, todo fue un maldito juego.

He visto fotos filtradas de ella. Mientras yo me ahogaba en mi miseria, ella seguía su vida, convertida en una de las figuras más prominentes de la Mafia Francesa.

Hace unos meses, ella y Smith orquestaron un golpe en uno de los bancos más grandes de Alemania. Su influencia no se limita a Francia. Se han expandido como un virus, conquistando Europa sin control. La "Emperatriz de la Muerte", la llaman ahora. "La Dama de Acero".

Han sido meses de atracos, asesinatos y alianzas con criminales de todo el mundo. Y en cada maldita foto, ahí está ella, la misma mujer que solía luchar a mi lado, ahora liderando el inframundo.

Adira ya no es la agente que conocí. Ahora es una de las caras más temidas del crimen internacional.

En el cuarto mes, se anunció su supuesto matrimonio con Jonathan Jones. Ese día casi muero. Como si no fuera suficiente haber sido engañado, saber que ella se casaría con él fue la estocada final.

Pero el matrimonio nunca se concretó. En su lugar, Francia ya tenía su heredera. Y no, no era un hijo de Jonathan. Era ella. Adira ha sido proclamada la heredera de la Sombra Negra.

Smith la presume como su más feroz luchadora, y eso solo aviva mi odio. Todo lo que creí saber sobre ella era falso. Se ha convertido en la primera mujer en ser reconocida como heredera de esa maldita organización.

Mientras ella ascendía en la jerarquía criminal, yo me convertí en algo más. En esos primeros meses después de su traición, no dormía. No pensaba en nada más que en atraparla. Pero con el tiempo, algo cambió en mí. Me volví frío, despiadado. Ya no soy el hombre que solía ser. Ahora soy un cazador de criminales, un depredador que no se detendrá hasta derribar a cada uno de ellos.

Más que un monstruo [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora