Sueño #.8: La Nueva Alfheim.

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Tras el descenso del Reino de Alfheim y el letargo en el que se sumió la diosa Eilífðir tras la desaparición de su hijo, el príncipe Animus, los únicos habitantes que se habían quedado en aquellas tierras era el sabio Brotnátt y su pequeña hija Ljósablóm. Tras descubrir que la diosa se había convertido en una hermosa flor, ambos decidieron buscarle un nuevo hogar donde florecer y quizás en algun futuro volver a resurgir.
Y así viajaron a través de montañas nevadas y valles dorados, bajo la sombra de antiguos árboles y a la orilla de ríos cristalinos, pero ningún lugar parecía suficiente. Por mucho tiempo siguieron su camino sin perder la esperanza y fue que un día, al llegar a un claro bañado por la luz de las estrellas, se encontraron con un grupo de elfos que hacía mucho tiempo vagaba en busca de un hogar. Entre ellos estaba su lider, Cevril, un héroe elfo de gran corazón y sabiduría que soñaba con construir una hermosa ciudad elfica a la sombra de algún hermoso bosque. Desde ese entonces padre e hija se unieron al creciente grupo y con su música solían animar a todos, en especial a Cevril, de quien Brotnátt se volvió un amigo muy cercano y este eventualmente en símbolo de su amistad incluso le apodo Hilyan, que significaba rostro de flor de Brezo y se refería a la piel sonrosada y particularmente hermosa que Brotnátt poseía a diferencia de otros elfos. Así, Cevril con su espada forjada con el brillo de la aurora y su escudo reflejando el azul profundo del firmamento eventualmente consiguió fundar la gran ciudad que todos habían soñado, a la cuál, en honor de su antiguo hogar llamaron La Ciudad de Alfheim, una joya arquitectónica que se alzaba entre las copas de los árboles más altos y antiguos.
Al ver la belleza de la ciudad, la pureza de aquel bosque y el prometedor futuro que brindaba Cevril como lider, Brotnátt supo que habían encontrado el lugar perfecto, ese lugar al que llamar hogar y en donde plantar la flor de la diosa, allí sin dudas ella descansaría tranquilamente.
Con la decisión tomada, Brotnátt y Ljósablóm decidieron quedarse, y su música se convirtió en el corazón de la ciudad, un canto eterno a la vida y la esperanza, cómo también se volvieron los principales guardianes de Alfheim.

.Fin.

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